miércoles, 19 de octubre de 2022

                  Fin al horario de verano

Por Arturo Fernández RAMÍREZ

En 26 años de vigencia, nunca supimos la verdadera razón por la que se impuso y tampoco los beneficios que supuestamente generaba. Durante este tiempo prevalecieron dos versiones, una, argumentaba un aspecto de ecología con un ahorro de energía que nunca se vio reflejado en los recibos de la luz de las y los ciudadanos. La otra, decía que el motivo era ajustarse a la Bolsa de Valores de Estados Unidos. Lo cierto es que fue generalizado el desacuerdo por esta medida y los daños a la salud, de manera principal a las y los niños. Los únicos que estaban de acuerdo eran los empresarios, quienes por la influencia que ejercen en las altas esferas políticas, lograban que las cosas se mantuvieran como ellos querían. Pero ahora, con la aprobación de la Cámara de Diputados y la inminente confirmación de las y los Senadores, todo indica ya se pondrá fin a más de dos décadas del horario de verano. Esperemos que las y los gobernantes futuros descarten su retorno.

     La Secretaría de Economía afirmó categóricamente que nunca fue significativo el ahorro de la energía con el horario de verano, al haber sido menos del 1% anual. Y aunque esta cifra contrasta con la dada por el Fideicomiso para el Ahorro de Energía, que lo estimó en 2% para finales de la década de los 90. La realidad es que estamos frente a cantidades marginales e insuficientes para justificar este cambio de horario.

     Incluso, se afirma que en realidad los mayores ahorros de energía producidos en los últimos años no tienen que ver con el horario de verano. Sino por los avances tecnológicos con los que se logra una mayor eficiencia energética en enseres domésticos y dispositivos, así como en la actualización de luminarias.

     Por su parte, la Secretaría de Salud confirmó que sí se ocasionan daños a la salud por el "desequilibrio del reloj biológico" y "problemas físicos y mentales". Tales como somnolencia, trastornos digestivos, trastornos hormonales, irritabilidad, falta de atención y hasta depresión. Todos generados por los cambios de horario.

   De ahí que las y los diputados hayan justificado su aprobación en que "la implementación periódica de horarios estacionales afecta a la salud pública a corto, mediano y largo plazos". Y que "el esfuerzo que realiza el cuerpo humano para adaptarse al cambio de horario estacional puede afectar la salud cardiovascular".

    Los únicos que estaban de acuerdo con el horario de verano eran los sectores empresariales. Para la CONCANACO era esencial permanecer alineado con los cambios en Estados Unidos, al considerar que el 80% de transacciones comerciales se hacen con dicho país. Mientras que la COPARMEX manifestaba que se aprovechaban las horas de sol para que la energía fuera más barata e incentivaran las energías renovables.

     Era obvio que la gran influencia de estos gremios logró mantener el horario de verano durante 26 años. Pero ahora, con la aprobación de la Cámara de Diputados y la inminente confirmación de las y los Senadores, todo indica ya se pondrá fin a esta medida que nunca fue entendida por el pueblo en general. Esperemos que las y los gobernantes futuros descarten su retorno.


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