miércoles, 28 de diciembre de 2022

 EDITORIAL: Para que la dignidad y humanidad sea una realidad

En las apologías escritas por Platón, describe los diálogos de Sócrates y entre ellos están algunas reflexiones que alcanzan el reflejo de nuestras actuaciones, sin pensar que esas acciones en muchos casos tienen graves efectos en las vidas de otras personas; la que más lo identifica es "sólo sé que nada sé", pero la que tiene relevancia para nosotros por nuestra común e inconsciente soberbia es: "la peor de las ignorancias es creer saber lo que no se sabe".

Esto viene a comentario por lo que ocurre en el trato y convivencia con personas que tienen condiciones humanas diferentes, llámese Síndrome de Down, Asperger, Autismo o TDA (Trastorno de Atención).

En una nota del periódico "El Occidental" del 7 de abril de 2019 se lee: por cada 300 niños hay uno con autismo. Para el síndrome de Down las notas más recientes datan del 2010 y dicen que en Jalisco son 29 mil en esa condición; en cambio para el Asperger, dice el gobierno que son 120 mil en México, según el sector salud. Si en el estado son 247 238 niñas y niños de acuerdo con estadística del INEGI, las cuentas no cuadran, porque según el sector salud y considerando los infantes, serían sólo 847 con autismo, 179 del Síndrome de Down y 741 con Asperger.

Para demostrar que no son tan ciertas o que tengo otros datos (diría ya saben quién), tomaré como modelo para este escrito el autismo, pero es sólo un reflejo estadístico y esto tiene la intención de hacer notar y poner en alerta a familias de los daños por un manejo inadecuado de las personas en esas condiciones.

La incidencia es mayor a lo declarado, tan sólo los sábados en un auditorio del DIF ubicado en la avenida López Mateos Norte y calle Eulogio Parra en Guadalajara, se reúnen los padres que tienen hijos con autismo y son cerca de 100 los asistentes, sólo de la zona metropolitana, y declaran ahí mismo que hay un niño o niña con esa condición por cada 50 nacidos. Siendo así, la realidad es que son cerca de 5 mil los afectados (cálculos míos en base a regla de tres).

Les relato algunos comentarios de una luchadora incansable, la doctora Sofía Buitrago, quién ha lidiado a brazo partido por la justicia social y dignidad de los neurodivergentes.

" Élla ha vivido cómo en los nosocomios han tenido chicos envueltos en colchonetas para someterlos y cuando los entregan salen sangrantes de boca, oídos y hasta con orejas rotas, también escuchó cómo los insultan les dicen bobos, estúpidos, inútiles en ese trato inhumano aplican castigos severos si acaso se les ocurre mover una mano sin autorización. Al considerarlos neurodivergentes, se les deshumaniza y se les quita toda capacidad de pensar, razonar y decidir; total, el derecho a ser un ente humano.

La doctora pregunta "¿por qué quieren hacer a una persona lo que no es?"

Describe un trato inhumano y degradante; pero lo peor, es que se ha naturalizado la violencia contra estos seres inocentes aun cuando está prohibida por la ONU.

 


Sofía Buitrago de origen colombiano es filosofa con doctorado en Neurociencias.

Siempre en combate por la justicia social y la dignidad de los divergentes.


Es importante primero, dejar bien discernido lo que es no tener esta condición.  Veamos: discapacidades, enfermedades, deficiencias, daño cerebral, locura o demencia ni cosas parecidas. Lo que se conoce: es una condición humana que se nace o se tiene. Es como nacer con seis dedos en una mano o sin una mano. No hay respuesta científica para el origen de esta condición. y no hay medicamento ni tratamiento que resuelva esta situación, así como no existe terapia o elixir que haga nacer una mano a quien no nació con ella.

La ignorancia e incompetencia de los responsables en los ámbitos de esa área, es donde empieza el viacrucis de estos seres. Son discriminados, mal tratados, mal interpretados e incomprendidos. se les exige llevar conductas que les dañan y se les obliga a convivir con otros seres que los molestan y hasta los agreden. ¿Por qué sucede esto? Especialmente los infantes en esta condición tienen una hipersensibilidad a ruidos y luces. Por pláticas con adultos con esa situación, mencionan que los sonidos fuertes o estridentes les provocan desconcierto y no les permite pensar, algunos tienen oídos con la capacidad de escuchar hasta las bajas frecuencias armónicas del wifi del internet; las luces con colores tienen un efecto que provoca fuerte dolor de cabeza y las perciben hasta con los ojos cerrados. Esos fenómenos les impiden ser sociales o acudir a fiestas. Su manera de pensar es sin ningún tipo de prejuicio, son diáfanos y transversales, no existen clases de gentes para éllos.

Dentro de ese oscurantismo, en muchos casos los familiares, maestros, médicos, personal de salud y sociedad en general dan un trato y manejo inadecuado. Se les obliga a convivir con niños gritones, ruidosos, agresivos y en algunos casos despiadados. Los maestros no saben cómo atender estos casos y ni idea tienen. Los condicionados diferentes llegan a su casa con mordidas, moretones y fastidiados, les demandan un comportamiento semejante a los infantes típicos cuando su transversalidad mental se los impide, los presionan a hablar cuando pueden no estar articulados neurológicamente o su silencio es un refugio a la agresividad del medio. Basta googlear para enterarnos del maltrato a golpes sufridos por estas personas.

En los casos médicos, suceden cosas parecidas. Un niño autista no soporta estar quieto en un lugar porque su cuerpo le pide moverse y en las clínicas de salud tardan horas en atender. Esto causa que el infante haga sonidos, se tire al piso, genere ruidos o gritos; ha sucedido que salen dos o tres adultos actuando como gorilas y sin mediar diálogo le caen encima para someter a un niño de 4 años, llegando incluso a narcotizarlo para "calmarlo"; si un padre interfiere le dicen: usted no sabe cómo se trata a estos enfermos, por eso los tienen así. En los hospitales los atan de pies y manos, les aplican sedantes continuos porque quienes los tratan desconocen las causas del comportamiento y tratan de medicarlos y obligarlos a someterse a la disciplina de las personas típicas.

Pero lo importante es hacer notar el desinterés de las autoridades por estos seres y la impreparación e ignorancia de los trabajadores que deben atender a los mismos, tanto en la salud como en la educación y la convivencia.

Los progenitores, son los primeros que deben informarse y formarse para actuar y tomar decisiones en cada momento de la vida de estos niños.

Debemos ser conscientes que esos angelitos debemos entenderlos, en su vida, libertad y dignidad.

Esperando que llegue la corazón y entendimiento de los que gusten leer estas líneas para un mejor vivir de todos y de todas.

Moises Zepeda Gomez.


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