martes, 7 de febrero de 2023

EDITORIAL:  Procurando asomarnos al sol

En los escritos dejados por Platón como la República, en su libro VII llamado "La caverna" plantea situaciones de personas atadas de manera tal, que sólo pueden ver el fondo de la cueva, teniendo antes de eso un muro tipo biombo y anterior al muro un fuego que genera luz. Las personas que pasan entre el fuego y el muro generan unas sombras al final. Y es lo único que miran estos seres. Algunos memorizan las figuras, otros juegan a predecir el orden y otros a adivinar qué las genera, como el socavón tiene eco, los prisioneros creen que las sombras hablan. Los adivinos, predictores y memoristas ganan cierta autoridad ante los demás porque aciertan algunas veces.


 Todo se empieza a diluir cuando alguna de las personas logra zafarse de las cadenas y avanza cuesta arriba, encontrándose con que el fuego lanza la luz y las figuras son artículos que transportan otros humanos, logra llegar hasta la salida, es cegado un tiempo por el sol, espera poder ver y conoce un río, árboles, colinas, pájaros y más cosas.

Regresa al interior de la caverna y cuenta a sus compañeros lo que vio y las causas de las cosas, pero es tildado de loco, de mentiroso y hasta lo asesinan los adivinos, predictores y memoristas, por considerar que podrían perder sus privilegios.

¿Les suena conocido este pasaje?

Esos agoreros, adivinos, mensajeros, interpretadores, memoristas, intelectuales, periodistas, columnistas y presentadores de televisión, radio, periódicos de difusión nacional y revistas tienen su propia y muy interesada interpretación de lo que ven. Promueven lo que a su beneficio corresponde o lo que les ordenan hacer quiénes les pagan.

Así sucede en la lucha que se libra actualmente entre el presidente Andrés Manuel y los mercenarios de la información como Ciro Gómez Leyva, Carlos Alazraki, Joaquín López Dóriga, Dennise Maerker, Javier Alatorre, Carlos Loret de Mola y muchos más entre estos un payaso.

Estas personas que se decían interpretadores de la verdad, opinadores de lo mejor e intelectuales que podrían guiar nuestros saberes y entendimientos; ahora nos damos clara cuenta que sólo estuvieron distorsionando nuestra realidad, ocultaron los delitos y robos a la nación, nos hicieron creer que México debería estar de rodillas ante las potencias económicas, silenciaron lo más álgido de la violencia, aplaudieron a rabiar los endeudamientos porque las necesidades eran mayores que los ingresos.

Justificaron con peroratas intensas la entrega de playas, minas, territorios, árboles, ríos y aguas, el campo, las empresas y las áreas energéticas, abogaron por la venta de empresas y premiaron a los que más explotaron a los trabajadores por la usurpación del salario y prestaciones mediante el outsourcing.

Ahora para justificar su villanía hasta arman montajes escandalosos como los disparos a Ciro Gómez Leyva, son capaces de acusar al presidente de una renuncia como Alazraki.

Nada o muy poco han informado del juicio al superpolicía y cómplice de Calderón; presentan escenas donde más parece telenovela y el ladrón es más víctima que villano. Si ese que se alió con los Zetas para secuestrar, el mismo que fue el ideólogo de la guerra contra el narco.

De verdad que no tienen consciencia, ética ni moral esos supuestos periodistas; sólo tienen intereses estos manipuladores de los medios. Lo importante es que ahora somos más críticos y no permitimos dejarnos llevar por sus malas mañas.

Moises Zepeda Gomez./Para Horizontes


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