lunes, 20 de marzo de 2023

EDITORIAL: La maravilla llamada ser humano.

No deja de pensar, no deja de aprender, ni con la vejez, ni con los cambios hormonales, ni sociales, ni estatus sociales, ni con pobreza ni con riqueza.

Por tanto, tiene muchos derechos que le otorga la vida, tales como: la vida misma, la NO violencia, el aprendizaje, la convivencia, la familia, la sociedad, la justicia. 

Todo enmarcado en la dignidad como persona sin importar edad, sexo, preferencia, condición social, grado escolar, profesión, trabajo o ideología.

En el avance de la igualdad de seres, nos hemos encontrado (según los historiadores) con las tendencias de hombres que en afán de poder o riqueza han sometido a los semejantes, han creado las clases sociales: plebeyos, aristócratas y esclavos.

Cuando ya los sistemas invasores colonialistas van apoderándose de las geografías de otras tierras, no se conforman con la explotación de los bienes naturales; van por el sometimiento, avasallamiento y esclavitud de las gentes originarias, no se conforman, en ocasiones, van por la vida de éstos y sus descendientes. 

Desde ese tiempo, la superposición del hombre al hombre ha sido una constante lucha, llegó la industrialización, luego vino el resurgimiento obrero y con esto nació la reglamentación y la batalla por los derechos laborales.

Una de las más antiguas retribuciones que tiene un asalariado, al margen del pago diario fue la jubilación.

Un dato interesante es el origen de esta prestación, fue entre el año 29 a 19 A.C. y determinada por el emperador Augusto, para compensar los 25 años de servicios como legionarios del imperio. Les entregaba parcelas para su sostén y el equivalente a 12 años de salario como indemnización por servicios (aproximadamente 300 dracmas, considere que 30 monedas equivalían al precio de una vaca).

Inclusive mandó fundar ciudades para el hábitat de los soldados, como Emérita Augusta (ahora Mérida) para licenciar las tropas de las legiones V y X, después de las guerras Cantábricas.

Pasado el tiempo, eso se perdió y a los trabajadores se les obligaba a seguir produciendo hasta que ya eran inútiles o fallecían.

Se volvió a retomar hasta después de la guerra. De la primera autoridad que se tiene conocimiento de emprender el derecho a la seguridad social fue el canciller alemán Otto Von Bismarck; en ese tiempo, como el país más industrializado y para no detener el avance económico que se veía amenazado por las tendencias socialistas, trató de proteger a los obreros creando un programa de indemnización de trabajadores en 1884.

Ya después de la primera guerra mundial se creó la OIT (Organización Mundial del Trabajo) y la Conferencia Internacional de Uniones Nacionales de Mutualidades y Cajas de Seguro de Enfermedad convirtiéndose en Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS) después de 1927.

Hubo muchas variantes en diferentes países como Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos durante los años de la post guerra, en los años 1947, 1952.

Hasta que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo 22 reconoce que "Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social". En 1952, la OIT adoptó el Convenio sobre la Seguridad Social (normas mínimas) (núm. 102), y en 2001 puso en marcha una Campaña Mundial en materia de Seguridad Social y Cobertura para Todos.

Nuestro país aceptó la responsabilidad y creó el IMSS e ISSSTE, los contratos colectivos fueron creados y algunos modificados a base huelgas y paros laborales para obtener la justa retribución de la jubilación. Se tuvo que luchar contra muchas fuerzas, unas patronales y otras gubernamentales.

Hasta la fecha la lucha sigue, los patrones escamotean ese derecho después de enriquecerse a costo y costa de los trabajadores.

En estos tiempos tratan de invisibilizar al empleado con argumentos siempre sabidos del costo y la imposibilidad de supervivencia de la empresa, cuando sacaron todo el capital hacia otros negocios. Ejemplo Mexicana de Aviación, Ferromex, Tequila Cuervo y actualmente Telmex.

Los mineros que han quedado sepultados en diferentes minas subterráneas independiente del daño ambiental y a la salud, los dueños nada compensan.

Los trabajadores ferrocarrileros, muchos que sostuvieron vigente y en servicio un sistema obsoleto por la dolosa actuación de los gobiernos neoliberales y luego los nuevos dueños como Larrea y Slim que acto seguido, los arrojaron a la indigencia con míseras pensiones, en su mayoría con salarios mínimos.

Pero como que nada los detiene en su enriquecimiento a expensas de la vida de otros, las astutas y cómplices actuaciones de la secretaria de trabajo Luisa María Alcalde Justiniani afianzando a los líderes charros sindicales y en ocasiones haciendo de abogado de oficio de los patrones, para ejemplo basta la propuesta que hizo a los telefonistas de prácticamente borrar la jubilación (que les costó huelgas y luchas por más de 50 años) asumiendo una personalidad totalmente sesgada en contra de la Ley Federal del Trabajo en su artículo 394; ¿qué fue, dolo, omisión o ignorancia? (en lo personal pienso que actuó con toda premeditación), si bien el presidente procura hacer la justicia al pueblo, hay funcionarios que se empeñan en empedrar el camino al infierno.

La mano de esta señora está detrás del afianzamiento de los representantes de los sindicatos petroleros, electricistas, de la UNAM y los afiliados a CROC y CTM, así como de los sectores de la salud como IMSS e ISSSTE.

¿Usted qué opina?  

 Moises Zepeda Gómez./ Para Horizontes


No hay comentarios:

Publicar un comentario