miércoles, 10 de enero de 2024

 EDITORIAL: Violencia y política

"Los indios desta isla, y de las otras que en aquella vuelta hay, por mí vista, son los más mansos, más humildes y más pacientes, más tímidos y pacíficos, a los soportables y en extremo sumisos a los amos que jamás se vieron. No hacen mal a nadie, y ellos mismos no tienen armas, y todos son desnudos, sin conocimiento de armas ni aparejos; sin que a la fecha se haya hallado, como digo, indio que en sus indias haya matado un español." (Bartolomé de las Casas en su libro "Brevísima relación de la destrucción de las Indias")

Desde la llegada de los invasores peninsulares a las nuevas tierras, no sólo trajeron ambición desmedida, trampas legales (recordemos a Cortés: llegó patrocinado por el Gobernador de Cuba Diego Velázquez y en cuánto tocó tierras de México, desconoció al que lo mandó y tomó por sí el mando de todo), venían con éllos la viruela, sífilis y otras enfermedades, pero la peor pandemia: la mentira, el odio, el desprecio, el racismo y la violencia. Y desde esos inmemoriales tiempos la tenemos incrustada en la vida nacional.

Las luchas independentistas fueron violentas, luego las divisiones políticas y las transiciones de colonias a estados independientes, los apoderamientos de tierras y mandos por cambios de gobiernos, riñas por los derechos de los recursos. Las intervenciones internacionales tanto directas como por interpósitos grupos y personas. Pagado todo con sangre originaria.

Pero un sistema de violencia quedó impregnado hasta nuestros días: la racial; aún la siguen utilizando hasta en entidades que deberían guardar la dignidad de las personas (caso concreto: la burda burla de Lorenzo Córdoba expresidente del INE, al representante Chichimeca de Guanajuato) donde el racismo campea en toda su expresión, es el sino de los derechistas apoltronados y de aspiracionistas a fifís. Ese encono hacia el ser con menos oportunidades por el sólo hecho de ser pobre. Esos que sostienen que el pobre es huevón por decisión propia y no por falta de justicia social.

Durante la guerra de reforma donde hubo enfrentamientos entre mexicanos unos favoreciendo al clero y sus negocios y otros, la nación y el sistema político, tuvo también graves consecuencias y pérdidas; atraso económico, inestabilidad política y derramamiento de sangre donde los que pusieron el líquido hemático fueron los de siempre: los de abajo. 

Ya en tiempos porfiristas, la represión política fue un auténtico martirio, nadie podía pensar y menos expresar una crítica hacia el gobierno; la lucha por jornadas más humanas, apertura de expresión y pensamiento, entrega de la tierra. Hasta llegar al estallamiento de la Revolución Mexicana que vino a ser un revolvente para obtener reformas sociales, políticas y económicas.

En estos tiempos vuelve el retroceso social y depreciación salarial con el outsourcing, acompañado del fortalecimiento a escala industrial e internacional del narcotráfico y otros delitos.

En los últimos tiempos, la feroz y voraz ambición de los políticos empezaron por utilizar los servicios del narcotráfico para control de territorios y voluntades, su efecto fue un tsunami que pasó por encima de las fuerzas del Estado, cuando quisieron volver al control, los controlados fueron éllos, los narcos ya le servían a otro patrón mayor. Ahora, hay lugares donde el permiso para ser candidato lo otorgan los jefes de plaza. Esto es del dominio público, que no lo sea de la SEDENA, Marina y FGR.

Y no es casual la virulencia de las masacres, las exhibiciones de fuerza y los desafíos que presentan las mafias de narcos, es a petición de algunos políticos y se piensa hasta de algunos funcionarios.  

 


Diputada Federal por distrito XVI de Jalisco. Laura Imelda Pérez Segura. Es quién solicitó juicio político a Enrique Alfaro y le comprobó que hubo aumento en presupuesto federal en los apoyos a Jalisco.


La masacre de Texcaltitlán Estado de México entre pobladores armados de machetes y palos contra sicarios con armamento propio de un ejército, expresó el fastidio y hastío; las ansias de libertad fueron superiores al miedo y prudencia, murieron como 12 sicarios y 4 ciudadanos.  Para entender mejor esta realidad sugiero leer el libro "El amo de Jalisco" de Ricardo Ravelo y "México Profundo" de Guillermo Bonfil Batalla. Se mira explícitamente la convivencia de políticos y agentes de la muerte, cómo son usados para quitar estorbos como a luchadores sociales, defensores de la tierra y cualquier molestia, así como a las madres buscadoras. Borrada la línea divisoria entre delincuentes y políticos; los berrinches de los burócratas oficiales de MC Pablo Lemus, Frangie y mismo Alfaro se han evidenciado. El Doctor Lomelí Bolaños estableció algunas demandas por malos manejos, Alejandro Puerto acusó por las patrullas a sobreprecio; la diputada federal Laura Imelda Pérez ha sido la única persona que demandó un juicio político al señor Alfaro y le calló la boca cuando argumentaba que le habían recortado las aportaciones federales; vino la diputada hizo rueda de prensa y con papeles le demostró que le habían dado más que el año anterior, Alfaro nunca volvió a mencionar el asunto. Ah, pero Chema Martínez como coordinador de fracción de los diputados MORENOS no sólo le aprobó, también cabildeó para que los otros diputados también accedieran y estas personas faltas de ética y principios también aprobaron. (Hubo una honrosa excepción). En resumen: la violencia es ejercida por intereses propios y transnacionales en los bienes nacionales, en las minas, el petróleo, las playas, la madera, los ríos, los caminos y los puestos de poder incluyendo el dinero del presupuesto. Nunca por el bien del pueblo.

Moises Zepeda Gómez/ Para Horizontes


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