lunes, 18 de marzo de 2024

 Digno reconocimiento a las y los peregrinos a Talpa.

Por Arturo Fernández Ramírez

Fe y devoción es lo que mueve a millones de personas que cada año visitan a la Virgen del Rosario de Talpa de Allende, Jalisco. Felicidades por vencer los obstáculos que seguramente se les presentan. Desde el dinero, planeación, organización, preparación, coordinación, cansancio, inclemencias del tiempo, entre otros. A la postre, la fuerza interna que tiene el ser humano y la ejercita cuando en verdad quiere algo, hace que se sobreponga a dichas dificultades, logrando llegar a su destino final. Para postrarse en el templo ante la imagen de quien motivó su travesía, con la satisfacción de "misión cumplida". Es digno de reconocer a todas y todos ellos, que, si bien recorren la ruta por una causa individual. Sin darse cuenta, su costumbre se ha convertido en una tradición religiosa, turística y cultural de alto impacto económico y social.


      La llamada Ruta del Peregrino tiene una extensión que oscila entre los 120 y 150 kilómetros. Y desde hace más de 2 siglos la recorren millones de peregrinos, según los últimos datos, más de tres millones la transitan cada año. El grueso de las y los visitantes planean el viaje durante marzo y Semana Santa. Que es cuando vemos por las carreteras, caminos y cerros a sin número de personas rumbo a Talpa de Allende, Jalisco.

    Si bien el motivo principal es la fe y devoción a la Virgen de Talpa, por considerarla milagrosa en las necesidades, peticiones y súplicas que se le hacen. Esto, de ninguna manera impide que logren disfrutar el trayecto. Recreándose con las montañas, ríos, miradores, ermitas, construcciones, leyendas y más cosas que forman parte de la principal ruta religiosa, cultural y turística de Jalisco.

        Algunas construcciones de interés, pueden ser los cuatro muros del Monumento a la Gratitud, en Lagunillas, cerca del Cerro del Obispo. En el descenso está la Ermita de Piedra y al llegar a la Estanzuela, en Guachinango, se encuentra el primer albergue que presta todos los servicios que los peregrinos requieren. Más adelante, la cuesta de Las Comadres, las Majadas, la montaña más alta del camino, El Espinazo del Diablo, con 1,950 metros de altura.

       Y así podemos mencionar más atractivos de la Ruta del Peregrino, hasta llegar a Talpa y, desde luego, al templo en el que se encuentra la imagen de la Virgen del Rosario. Donde, con un "misión cumplida", por haber vencido todas las dificultades que se presentaron, se renuevan las energías para pensar en el siguiente año. Lo que es aplaudible, no solo por el gran esfuerzo que les implica llegar a este lugar. Si no, porque, a lo mejor sin darse cuenta, su fe y devoción se ha convertido en una costumbre y tradición religiosa, turística y cultural de alto impacto económico. Reitero mis felicitaciones a todas y todos.


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