EDITORIAL: Una mezcla arrasadora y peligrosa
"The Knowledge Illusion: Why We Never Think Alone" es un libro que trata de la ignorancia donde las personas creen que saben más de lo que realmente entienden y se hacen pasar por gente ilustrada, son como las carretas vacías que hacen mucho ruido, pero nada llevan dentro.
Y resulta que en cada vuelta de esquina nos encontramos ante hechos que demuestran esa realidad.
En Jalisco se evidencía, tanto el gobierno del estado como el de algunos municipios. Se recuerda que, siendo presidente municipal de Guadalajara, Alfaro mandó quitar unos puestos de una feria de calzado de la calle 74 en el Sector Libertad, a esto siguieron otra serie de atropellos, luego cuando alcanzó la gobernatura creció de forma alarmante los multifamiliares de departamentos "pichoneros" de hasta 15 pisos (imagine usted cuántas personas vivirán indignamente en esos espacios pequeños pero muy caros).
Eso nos da un idea de cómo se las gastan nuestros "servidores públicos" que ponen pavimento donde no había, abren calles y escarban para adecuar drenajes, tomas de agua, banquetas, para eso cierran calles o mínimo toman la mitad según sus necesidades de construcción (¿quién paga por esas adecuaciones? Obvio: usted y yo, porque no las paga el constructor).
Así es en muchos municipios la actuación de los gobernantes en turno.
Pocos son los que se salen de este costal, hubo uno en Tlaquepaque llamado Marcos Montero que compró terrenos y al club Atlas para crecer el patrimonio y áreas verdes del municipio; luego vinieron otros y los remataron a precios ridículos (claro a sus familiares y amigos).
Pero hay algo más y que tiene relación con la ignorancia. Sucedió hace poco que el Parián en San Pedro Tlaquepaque se derrumbó. Acusan que cayó por longevo, pero las causas reales son la ambición y la corrupción. Esa finca que es todo un símbolo y que atrae a nacionales y extranjeros. En una administración pasada, el muy listo presidente municipal puso sus sesos a trabajar para hacerse de un leve patrimonio y en contubernio con los cantineros igualmente ambiciosos, llevaron al cabildo la propuesta de la venta del inmueble a los inquilinos y, si, fue vendido.
El municipio reparó, adecuó y lo dejó listo para su venta (¿por qué no lo hizo con dinero de los compradores?); los que adquirieron ignoraban los compromisos y obligaciones que contraían por ser un edificio con plusvalía histórica.
Primero: el gobierno se desentendió; segundo: los nuevos propietarios no pueden ni deben meterle mano a menos que INAH mande peritos y determine técnicas y materiales para reparar, por lo tanto, también dejaron a su suerte el cuidado. Ya vimos el resultado.
En la foto vemos el momento del derrumbe del histórico parián. Provocado por el descuido y desatención de los actuales propietarios y olvido de la administración de María Elena Limón y Citlalli Amaya.
Igual sucede en muchos pueblos y ciudades, llegan los hampones metidos a políticos y las cosas se vuelven un caos, si no rematan los bienes del pueblo, los descuidan y se olvidan de mantenerlos en buen estado, pero lo peor es que quieren hacer dinero de alguna manera. Hay lugares como Sayula Jalisco que han destruido edificios sólo para beneficiar a un prestanombre o un familiar.
La huella de la ignorancia y la cultura del manipuleo que en muchas personas causó y dejó surcos profundos como a los cachorros de la corrupción egresados de las filas de organizaciones estudiantiles, que no se graduarían con honores en el saber, pero qué tal en las licenciaturas del manipuleo, acarreo, mentira discursiva, reptar para llegar, someter para vencer, comprar para ganar, cooptar como fui cooptado, al de abajo pisar para poder llegar; a falta de ingenio usan el discurso venenoso; en lugar del diálogo la represión; por poner el oído atento mejor se hacen sordos.
Esos son los que destruyen la cultura de los pueblos, sus monumentos. Porque ignoran que las fincas y edificios son parte de la vida de la gente y las personas son la vida de un pueblo.
Moises Zepeda Gomez / Para Horizontes
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