lunes, 27 de octubre de 2025

 Octubre, conciencia y sensibilización del cáncer de mama.

Por Arturo Fernández Ramírez


El cáncer de mama es el más diagnosticado en el mundo; concentra cerca del 12% de todos los casos y es la principal causa de muerte oncológica entre las mujeres. El panorama es preocupante en América Latina y el Caribe, donde solo en 2022, se registraron más de 220,000 nuevos dictámenes y cerca de 60,000 defunciones. Todo esto de acuerdo a cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Dichos datos reflejan una realidad inocultable con la que, aparte de solidarizarnos, debemos coadyuvar en lo que esté a nuestro alcance para revertirla.

       Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a escala global, para 2030 podrían registrarse 2,74 millones de nuevos casos y 857 mil muertes anuales. Y, de acuerdo al Observatorio Global del Cáncer de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), en América Latina y el Caribe, fallecen el 56 % de las mujeres con este problema. Esta mortalidad afecta de manera desproporcionada a los países de ingresos bajos y medianos. Destacando como causas el diagnóstico tardío, el acceso limitado a los tratamientos y las deficiencias en infraestructura sanitaria.

      Esta enfermedad impacta directamente en la vida laboral, familiar y económica de las pacientes. Muchas de ellas son jefas de hogar y deben interrumpir o reducir su trabajo. Sufriendo la pérdida de sus ingresos, por los efectos de la propia enfermedad, por el costo del tratamiento o por la imposibilidad de reincorporarse nuevamente a sus tareas.

      Por todo lo anterior, aunque el 19 de octubre es el Día Mundial del Cáncer de Mama, todo el mes ha sido calificado como rosa. Y es dedicado a crear conciencia y sensibilización sobre dicha enfermedad. Todos los sectores, médico, científico y social, se unen para impulsar la educación, investigación y el acceso a tratamientos de calidad.

      La mejor manera de revertir un problema es actuando en la prevención en lugar de la reacción. Aquí de ninguna manera es la excepción y, por ello, juegan un papel determinante los programas de educación, la detección temprana y el acceso oportuno a tratamientos adecuados. Que marcarán la diferencia para salvar vidas y reducir los casos de cáncer y la mortalidad. Es recomendable llevar un estilo de vida saludable; tener un peso adecuado; una buena alimentación; actividad física; evitar el consumo de alcohol, tabaco y, el uso prolongado de hormonas.

       Tomemos conciencia de esta enfermedad, seamos sensibles y solidarios con las mujeres que lo padecen y coadyuvemos a que cada día disminuya el número. Sumemos esfuerzos para lograr que todas actúen de manera preventiva y que ninguna sufra de cáncer. Pero, también, que nuestras autoridades cumplan con su responsabilidad de garantizar el derecho humano de la protección a la salud. En los términos del artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


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