jueves, 14 de mayo de 2009

Pueblos Fumigados
Por: Ángel Arturo Cisneros Paniagua

Con la salud del pueblo no se juega, y no estoy hablando de la polémica y tan cuestionada "pandemia", que la verdad deja mucho de qué hablar y personalmente se me hace un tema por demás muy misterioso.
A lo largo de Latinoamérica se vienen fortaleciendo cada vez más las luchas de los pueblos humildes en contra del uso indiscriminado de agrotóxicos en la agricultura. Y es que el peso de las actuales evidencias científicas permite aseverar que la incidencia y severidad de diversos tipos de cáncer, malformaciones congénitas y trastornos neurológicos sería mucho menor si la población no estuviera expuesta a este tipo de contaminantes persistentes a través de los alimentos, el agua y el aire que respiramos.
En cualquier país cuyo sistema de salud y sanitario le da la importancia que el tema de los agrotóxicos requiere, se precia realmente de cuidar la salud de los habitantes, y los límites máximos de residuos de pesticidas en los alimentos son vigilados estrictamente. El objetivo de este control es asegurar que los niveles de residuos se mantengan tan bajos como sea posible, reconociendo que ciertos sectores de la población, tales como los niños y los ancianos, pueden poseer una susceptibilidad aún mayor y notando que cualquier agrotóxico puede utilizarse simultáneamente en más de un cultivo y repetición de aplicaciones.
Este tema es muy polémico, y más en una población o país como el nuestro que la actividad principal sigue siendo por mucho la agricultura, pero ya es hora que lo vayamos poniendo en la mesa del debate puesto que hay muchas evidencias científicas que señalan notablemente el riesgo mayúsculo que genera la aplicación de estos venenos en alimentos.
La exposición alimenticia ocurre a través del consumo de alimentos domésticos que pueden ser locales o muchas veces importados por las grandes cadenas abarroteras y de autoservicios.
Por ejemplo, el uso de herbicidas a base de Glifosato muy conocidos por muchos como "Faena". Los vestigios de Glifosato y sus metabolitos en productos como la soja o soya, están presentes también en alimentos elaborados en base a esta leguminosa, por ejemplo: milanesa, hamburguesa, albóndiga, fideo, leche, yogur, y queso "de soya". Así que si en el cultivo se utilizó este tipo de herbicida estudios de expertos aseguran que estaremos recibiendo nuestras dosis de glifosato. … La implacable estrategia comercial de la industria nos permite anticipar cómo ésta visualiza su camino hacia un futuro próspero… a costa de la salud de millones de personas ni siquiera todavía informadas de la existencia de este tipo de productos.
La Constitución Mexicana manifiesta claramente que todos los mexicanos gozamos del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; tienen el deber de preservarlo. Lamentablemente, nuestra herramienta jurídica de mayor jerarquía nacional no se cumple. La expansión de monocultivos en los campos mexicanos ha aumentado el uso de plaguicidas tales como el glifosato, el paraquat, el 2,4 D, el endosulfán, el malatión, bromuro de metilo, etc., considerados por expertos como extremadamente tóxicos para la salud humana, animal y para el medio ambiente. Si bien existen prohibiciones sobre determinados productos peligrosos como el DDT o los drines, estos se siguen utilizando y ello quedó demostrado en estudios realizados en humanos como en algunos alimentos.
Otros riesgos para la salud humana y el medio ambiente son la falta de control en el lavado de los equipos de fumigación y la falta de equipo de las personas que hacen este peligroso trabajo, los efluentes del lavado terminan en las aguas subterráneas que luego se extraerán por los pozos profundos, o terminan directamente en los arroyos donde algunos niños todavía se bañan o animales beben agua de ahí. Los envases vacíos de agrotóxicos acumulados en parcelas, caminos y canales, la instalación de depósitos de plaguicidas y de silos que contaminan con gases tóxicos.
"Resulta evidente la falta de eficacia de las autoridades competentes en la regulación de la utilización de agrotóxicos. Es innegable que la imposición de las reglas del "voraz libre mercado" que dominan las políticas públicas superan la preocupación o provocan superar en la mayoría de las veces a la preocupación por la vida y la seguridad de los ciudadanos. Pero no podemos continuar permitiendo que el negocio de grupos tan poderosos domine nuestras vidas y que resulte en un costo inmensurable en cuanto a salud alimentaria y social se refiere."
"Se debe poner un límite a un modelo que pone en gravísimo riesgo a cientos de miles de personas entre las que, las alergias, el asma, el cáncer y otras enfermedades terminales han devenido en una situación de epidemia. La expansión y concentración de nuestra economía en los monocultivos de algunas hortalizas y frutas, dependientes de intenso uso de agrotóxicos nos enfrenta a una enorme catástrofe sanitaria y aún podríamos evitarla si actuamos con prontitud y decisión." Mediante políticas de Estado que fijen pautas racionales para el uso de agrotóxicos, podríamos evitar la gran amenaza. Esas políticas deberían establecer zonas de producción de alimentos para las poblaciones locales en desmedro de la agricultura industrial, zonas que hagan a la vez de contención y preservación de las poblaciones, políticas sanitarias que eviten que continúe la contaminación de las cuencas hídricas y que preserven las fuentes de agua potable de los pueblos, políticas que fijen extremas medidas de control tanto para productores como para los comerciantes de estos productos, y que por sobre todo prioricen la vida de la gente por encima de todo lucro empresarial.
Por último quiero agregar que en mi humilde opinión esta problemática debería de ser igual o mayormente difundida por los medios de comunicación y gobiernos, junto con la Organización Mundial de la Salud. Y no ocultar tan valiosa información a la población.
Para mayor información recomiendo leer el informe completo "Pueblos Fumigados" disponible en el internet y realizada por Maria Inés Aituto, y reeditada por el Grupo de Reflexión Rural. Abril 2006.

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