Semanario Horizontes

Lo que hay detrás de los operativos policiacos....
Se dice a través de los medios informativos que operativos como el que sucedió recientemente en el estado "libre y soberano" de Michoacán, podrían darse en al menos otras cinco entidades. Y entrecomillo lo de libre y soberano, porque está visto que esto es letra muerta; que no le sirvió de nada al gobernador michoacano Leonel Godoy el estar al frente como mandatario estatal, pues fue hecho a un lado tal y como si no contara para nada su autoridad de ser el ejecutor del mandato ciudadano de los michoacanos. O lo que es peor: que podría no habérsele avisado por considerarlo cómplice y al saber del operativo, éste avisaría a sus funcionarios para que emprendieran la graciosa huída. Obviamente es especulación nada más, pero en el pensamiento obtuso de los panistas todo lo retrógrado es posible.
Pero lo más preocupante de todo esto, es como señalan infinidad de analistas serios: que se violentó el Estado de Derecho, pues no hay ni hubo acusación formal en contra de los detenidos ni mucho menos órdenes de aprehensión giradas por un juez competente, que todo se basa a lo dicho por testigos protegidos y a una lista que contiene los nombres de los hoy detenidos y "arraigados". Sin embargo, en realidad no se violentó el Estado de Derecho, porque éste hace mucho que no existe en nuestro democrático país, al menos no para las dos últimas administraciones panistas que lo único que las ha caracterizado es violar constantemente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que, para dichas administraciones debe ser tal y como lo dijo uno de sus connotados militantes, Juan José Rodríguez Pratts: Que la constitución es un bodrio. Obvio que los panistas le están apostando a que se reinstaure el Estado Inquisitorial, pues ha estado actuando tal y como si la Inquisición fuera su fuerte. Eso de que nomás alguien señale a otro como culpable de algo y por eso sea detenido es ni más ni menos inquisición pura inquisición. Así de fácil.
Pero hay otro dato preocupante en lo que respecta al estado de Michoacán, y también en otros muchos estados y ciudades de la República Mexicana. Si el pasado 15 de septiembre del año pasado sufrió un atentado en pleno centro de su capital, Morelia, era para que la vigilancia no se hubiera relajado en ningún modo y las autoridades estuvieran alertas en todo tiempo. Sin embargo, al parecer nadie vigilaba nada, pues cómo es posible que no se detectaran los comandos armados que iban a detener a los ahora arraigados por ningún cuerpo policíaco, ya que en cuanto cualquier policía viera todo ese movimiento de gente armada inmediatamente se tendría que comunicar con su central a ver qué estaba pasando o equis. Pero tal vez fue mejor, porque si a ése policía se le dice que no hay ningún operativo ordenado por las autoridades michoacanas y las corporaciones encargadas de la seguridad de esa entidad hacen frente a los grupos armados que tal y como actuaron era en calidad de apócrifos o clandestinos, o que los creyeran como sicarios de algún cártel, tal vez hubiese habido un enfrentamiento de fatales consecuencias al no identificarse ni unos ni otros. De ahí lo malo que no se le haya avisado al gobernador Godoy para tenerlo al tanto; pero como no había una vigilancia eficaz, los grupos federales entraron al Palacio de Gobierno en Morelia como Pedro por su casa, allanando un poder estatal constitucionalmente establecido. Pero ya sabemos que el hubiera no existe.
Hay personas que al estar orinando en la vía pública, inmediatamente les cae la policía. Conductores de vehículos que al transitar por las carreteras del país que cuando menos se lo esperan son detenidos por la policía federal de caminos; y sin embargo, en los medios se ha señalado que hay asaltos y robos a plena luz del día en calles céntricas de las ciudades y no se detecta a los delincuentes; que han habido grupos o comandos de gente armada –con uniformes de policía o vestidos nada más de negro, etcétera- recorriendo cientos de kilómetros para ir a rescatar a su gente ya sea de una cárcel u hospital, y no son detectados por ninguna corporación policíaca, sino hasta cuando pasó ya lo que tenía que pasar o al menos cuando está ocurriendo el cometido que tenían esos grupos armados. Pero curiosamente nunca o casi nunca se detectan antes de que sucedan hechos lamentables.
Así que al parecer la Santa Inquisición vuelve por sus fueros apoyados por estas fanáticas administraciones panistas que no les interesa el trabajo de inteligencia, sino nomás a ver qué cae. (Sergio Mejía Cano)