viernes, 13 de mayo de 2011

La razón de la fuerza
Enrique Ibarra Pedroza
Además del tema de la ilegalidad con que arribó Felipe Calderón a la presidencia de la República, el otro aspecto controversial que lo ha acompañado en su gobierno es el de la estrategia que desde el inicio del mismo ha venido aplicando en el combate a la delincuencia organizada. Las más de 40 mil víctimas que dicha “guerra”, los 10 mil desaparecidos, y el ambiente creciente de miedo y de inseguridad en los mexicanos, han propiciado que día a día aumenten las voces que reprueban las políticas de seguridad del gobierno federal. La marcha que miles de mujeres y hombres iniciaron en Cuernavaca y que desembocara en el Zócalo capitalino mañana domingo, y que tendrá replicas en todo el país es una muestra de preocupación y del hartazgo con que se vive en el país. Ante esa situación Calderón no solo ha refrendado su empecinamiento a entender sus acciones en materia de seguridad, sino que, aprovechando el ilimitado aparato difusivo de que dispone, dolosamente acusa de que quienes no comparten su estrategia le piden que no combata a la delincuencia y que se rinda ante ella, lo que es totalmente falso ya que nadie en su sano juicio a invocado esa descabellada salida al conflicto. En su discurso del pasado 5 de mayo Calderón cuestiono a quienes “de buena o mala fe buscan detener la acción del gobierno” y para refrendar su confianza en vencer a la delincuencia y su autoritarismo invoco la expresión de Hobbes de la capacidad del Estado para practicar el monopolio de la fuerza y de la violencia para garantizar la seguridad de la población. La confianza de Calderón en ganarle a la delincuencia “porque tenemos la razón, porque tenemos la ley, y porque tenemos la fuerza”, contrasta totalmente con la realidad marcada por la pérdida de la paz y la seguridad pública

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