jueves, 25 de agosto de 2011

A G U A Z A R C A

Por Remigio Godoy

DE CORRUPCIÓN Y CORRUPTORES.


Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá. Quinto Horacio Flaco (65 AC-8 AC) Poeta latino.

Reciba un respetuoso saludo estimado lector, en esta que es la semana número 34 del año y que nos ha traído lluvias refrescantes para nuestro campo, en un año en el que en muchas partes del Estado los campesinos han visto como sus cosechas se perderán por la falta de la lluvia.

LA CORRUPCIÓN
El tema que hoy le quiero compartir es uno que tal vez ya haya escuchado hasta el cansancio y del que tal vez ya se ha dicho mucho, pero que desgraciadamente se ha hecho muy poco.
La corrupción, es desgraciadamente en nuestra sociedad una situación, que de una manera u otra forma parte de nuestra cultura, y es vista por tanto con naturalidad y desgraciadamente como algo normal.
Y la corrupción tiene mil formas diferentes, no es solamente el dar una "mordida" al agente tránsito que nos detiene por pasarnos el alto, no, también lo es el querer no hacer fila para hacer un trámite o hablarle al compadre, al amigo o al ahijado para que nos ayude a cambiar a nuestro hijo de la "Mixta" a la "ETA" cuando los lugares ya fueron asignados y no se puede hacer nada.
Pero también existen otros tipos de corrupción, como aquella del alumno que no hace el trabajo académico encomendado por su maestro y prefiere bajarlo de internet, o como los diputados locales que basan sus dictámenes en páginas de internet conocidas por contener trabajos no solo plagiados, sino en muchas ocasiones plagados de errores y omisiones.
Pero no crea que la corrupción es un problema que nos es impuesto por el medio de forma absoluta, es decir, no es que no tengamos alternativa alguna frente a la corrupción, en modo alguno, los ciudadanos siempre tenemos alternativas ante las tentaciones. Una alternativa es denunciar al corrupto, otra es simplemente respetar la ley.
No obstante, considero que uno de los principales alicientes que tiene la corrupción en un país como el nuestro lo constituye sin duda la impunidad y con ello la falta de denuncia de actos delictivos, pues de acuerdo a cifras oficiales, solo se denuncia uno de cada cuatro delitos.
"CIFRAS ALEGRES"
Según un estudio del Doctor en Derecho, Guillermo Zepeda Leucona, catedrático del ITESO, existen en nuestro país niveles de impunidad realmente alarmantes.
Si tomamos en cuenta de que sólo uno de cada cuatro delitos se denuncia ya vamos muy mal, pero sí de esas cifras pasamos a las de cuantas averiguaciones previas de aquellas que se iniciaron llegan a buen fin, la cifra ya es de ponernos a llorar.
Las procuradurías de justicia son el eslabón más frágil del subsistema, constituyendo el punto crítico o "cuello de botella". Sólo una de cada cinco (18.2%) investigaciones (averiguaciones previas) se concluye efectivamente y sólo se logra cumplir una de cada tres (32%) órdenes de aprehensión.
Apenas una de cada cinco investigaciones (18.25%) llega a concluirse efectivamente, en tanto que en el 81.75% restante la investigación queda pendiente o no brinda resultados suficientes, quedando defraudada la expectativa de justicia de los denunciantes. Una proporción muy significativa de las averiguaciones previas no se atiende (pendientes: 38.55%); se archivan porque no se pudieron obtener evidencias suficientes para esclarecer el caso ("archivadas con las reservas de ley": 25.4%); no se captura al presunto responsable (consignados sin detenido: 5%); o terminaron archivados definitivamente por prescripción (murieron jurídicamente porque el término legal para que se esclareciera el caso concluyó: 12.8%).
Las averiguaciones que se consideran como concluidas satisfactoriamente son aquellos asuntos en los que: a) se determina que hay un delito que perseguir (se consignó la averiguación), logrando, además, capturar al presunto responsable (con detenido: 3.3% o presentado: 3.1%, esto es, que puede seguir en libertad su proceso, por ejemplo mediante una fianza); b) no hubo competencia (casos que correspondían a la PGR o al consejo tutelar para menores: 4.4%); y c) se archivaron definitivamente porque se determinó que no hubo delito que perseguir o que, a pesar de que probablemente existía un delito, la ley permitió que (por perdón de la víctima, por ejemplo) pudiera cerrarse el caso: 7.4%.
Una vez puestos a disposición del juez, y contrario a la percepción generalizada, tres de cada cuatro consignados serán condenados tras el proceso judicial. De las personas que son consignadas por el ministerio público ante los tribunales penales, sólo un 10% no queda sujeto a proceso, 8% por que, para el juez, no existían elementos suficientes para demostrar la existencia del delito o la probable responsabilidad del consignado, y el 2% en virtud de que la acción penal se había extinguido (prescripción y perdón de la víctima, principalmente). De las personas sujetas a proceso (90% de los consignados), aproximadamente 15% no llega a sentencia y es puesto en libertad, principalmente por perdón de la víctima (6%); desistimiento del ministerio público (4%); extinción de la acción penal (1.5%) o minoría de edad (1%). De los que llegan a sentencia, 85% son condenados; en tanto que 15% son absueltos.
La ejecución de sentencias a cargo de los sistemas carcelarios o de readaptación social enfrenta también gran rezago de infraestructura (asociadas con hacinamiento y saturación), capacidad para brindar oportunidades educativas y laborales como vías hacia la readaptación, violación sistemática a la dignidad y esfera de derechos fundamentales de los internos; y falta de transparencia en la aplicación de beneficios como las prelibertades. La evidencia más palpable del fracaso de la readaptación social en México es el hecho de que 60% de los internos de las prisiones son reincidentes.
El pobre desempeño del subsistema penal mexicano queda evidenciado ante los indicadores y criterios utilizados para evaluar la efectividad de las organizaciones de seguridad y justicia penal. Si tomamos el más agregado de los indicadores: condenas respecto de delitos denunciados, tenemos que quedan impunes 93% de los ilícitos reportados.
Si consideramos que no todos los reportes deben terminar con una sentencia condenatoria (puede haber casos en que no haya delito que perseguir o bien, proceda, por ley, que la víctima otorgue su perdón en casos de delitos que se sigan por querella), la impunidad respecto de los ilícitos reportados sería de aproximadamente 84%. Si en cambio, incluimos en nuestra consideración al todo el fenómeno delictivo (es decir, incluyendo los delitos no reportados) la impunidad se incrementa a 98.94% (sólo considerando las sentencias condenatorias) o 96% (considerando también otras formas legítimas o efectivas de concluir investigaciones criminales). Bajo cualquiera de los criterios expuestos los indicadores son muy desalentadores y la inefectividad, ineficiencia e ineficacia de nuestras instituciones de seguridad y justicia penal, resultan evidentes.
Ante estas alentadoras cifras del Doctor Zepeda Leucona, no nos habrá de extrañar en lo más mínimo el alarmante aumento de delitos como Narcotráfico, al que al aliciente de la impunidad le podemos agregar el de que en México, veamos con mejores ojos al que viola la ley, que a aquel que trata de hacerla cumplir.
COLOFÓN
No deseo, al darle a conocer estas cifras desalentarle a denunciar un delito cuando llegue a sufrirlo, pues a fin de cuentas no vayan a ser castigados, no, nada más alejado de mi intención, lo que intento darle a entender, es que la corrupción no empieza en las oficinas de gobierno, no, empieza entre nosotros mismos, cuando toleramos que nuestros hijos hagan trampa en la tarea, cuando nosotros le ofrecemos la "mordida" al agente de tránsito, cuando nos saltamos la fila o le ofrecemos una ayudita al funcionario por agilizarnos un trámite, de allí nace la corrupción, que luego devenga en los desagradables e inaceptables niveles de impunidad es solo cuestión de descomposición.
Zurrapas
DIPUTADOS DE PRESUMIR: El Congreso del estado, demuestra que cuando uno piensa que no se puede caer más bajo, ellos dan el ejemplo, así vemos como en el reparto, que no asignación de Magistrados y Consejeros del Poder Judicial del Estado, algunos cayeron al patetismo, como el caso del Diputado no paisano, Enrique Aubry, el "amigo casi hermano" de un cuasi legislador Sayulense, que nombro como Magistrado a uno de sus asesores, ¿Cuándo les escrituramos el Estado?
Sigo recibiendo sus comentarios en el correo electrónico remigio.godoy.sayula@gmail.com un saludo y nos leemos la próxima semana.

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