jueves, 1 de diciembre de 2011

El país de la impunidad y la corte penal internacional


Por Federico González Alfaro

En un país como México, donde no se persigue el delito, donde se castiga la pobreza, donde todo es posible. La única vía que nos queda, es hablarle en otro idioma a la justicia en México.
Los que hemos participado activamente en la defensa de nuestros Derechos Fundamentales, sabemos lo difícil que es combatir al aparato gubernamental. Su servidor, participo en la mal lograda mesa estatal de los Derechos Humanos Jalisco, dentro del programa de la Gran Alianza. La estrategia es simple y repetitiva. Primero, el gobierno convoca a la sociedad civil a participar, cuando se ve rebasada, cuando ve que los convocados, en verdad, aspiran y se atreven a pedir lo imposible, "Justicia". Inmediatamente, pone freno, se arrepiente de habernos convocado.
El pasado viernes, fue presentada una demanda ante la Corte Penal Internacional.
En el país de la impunidad, esta acción es un sacrilegio. ¿Cómo es posible que se atrevan a pedir lo imposible: "Justicia"?. ¿Desapariciones, ejecuciones extrajudiciales, narco-políticos, narco-policías en México, en el país de nunca jamás? Por supuesto.
En una pequeña ciudad del territorio nacional como Sayula, Jalisco, en donde la autoridad municipal han permitido que se roben hasta nuestra memoria colectiva (archivo histórico), en donde la autoridad municipal han violado los derechos de los menores de edad con el pretexto de "preservar" una fiesta "popular", donde tenemos vecinos desaparecidos, ejecutados y no hay responsables. Estamos ante un estado cómplice, corrupto.
Cuando nos atrevemos a denunciar semejantes bajezas, el estado las desecha, las autoridades municipales, se burlan de la ley y de los demandantes.
Con gusto se los demuestro con documentos.
La descomposición profunda de este país, parte de ciudades como la mía, estas heridas no se les infringen a los demandantes, se las hacen a la democracia, a la justicia, a la razón.
A este tipo de estado, se le denomina autoritario. La primera baja colateral es la verdad, la segunda el futuro.
Desde esta pequeña parte del mundo, un abrazo a mis amigos demandantes. A varios de ellos, tengo la dicha de conocer.







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