viernes, 30 de marzo de 2012


A Fondo
Por Hugo Rodríguez Vázquez
Sin seguridad social, 44% de los mexicanos; viven en la mayor pobreza: Cepal
 En este país que sólo lo ven muy bonito y que todo marcha de maravilla a partir de la òptica de Fecal, la realidad es que «El 44 por ciento de la población más pobre de México (aquella que se ubica en los quintiles uno y dos) carece de cualquier tipo de seguridad social, no percibe jubilación alguna ni tampoco ayuda pública asistencial. En esta condición también se encuentra más de la tercera parte de los sectores económicos medios y altos del país, indica un análisis de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Tal porcentaje llega a duplicar e incluso triplicar el que se registra en otros países de América Latina para el mismo tipo de población: en Uruguay 19 por ciento de sus habitantes más pobres están excluidos de la seguridad social, en Costa Rica 16 por ciento y en Chile sólo 13 por ciento. Es la cruda realidad que se vive en México, pero es lo que nada se dice de ello en México y la televisión calla con su silencio cómplice.
No logró impactar Benedicto 16
Apesar de todos los recursos que se pusieron en juego (apoyo abierto de los gobiernos federal y guanajuatense, cobertura sumisa de las principales televisoras, movilización de las estructuras sociales de la Iglesia católica mexicana), la visita del neomexicano Benedicto 16 no logró el impacto ni la trascendencia que sus organizadores e impulsores habían considerado. Una parte del tono desabrido de este asomo del Papa a tierras mexicanas se debió a circunstancias personales. A diferencia de su antecesor, Juan Pablo II, todavía venerado por un amplio sector del catolicismo, el actual ocupante de la jefatura del Estado del Vaticano carece de aquel carisma y genera apenas un entusiasmo convencional entre sus seguidores. Por si esa desventaja fuera poca, sus palabras en público lo mostraron como un funcionario religioso timorato, apegado a un guión básico que intencionalmente le permitió no abordar temas difíciles o candentes, deseoso más bien de cumplir con protocolos garantizados, sin asomo de producción conceptual interesante ni planteamientos especiales para atender los complicados problemas de la sociedad mexicana actual.

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