jueves, 3 de mayo de 2012


Amacueca: Tierra de café y pitayas
Lizeth Sevilla

Llegar a esta tierra de café y murmullos de historia no es cosa complicada; uno toma la carretera libre Ciudad Guzmán- Guadalajara  y en el trayecto aparece el letrero que da la bienvenida; un pueblo cercano a Zacoalco y Atoyac, que está ubicado a unos 1800mts sobre el nivel del mar, desde el cual podemos ver la laguna seca de Sayula y los vastos e interminables Nogales, limones y huertos de café y cactus.
Para entrar al pueblo, hay que transitar por una vereda pintoresca de aproximadamente 2 o 3 kilómetros, naturalmente hacerlo a pie resulta cansado para algunos, pero para los que vamos con mochila al hombro a estos lugares, resulta sumamente interesante echar a andar, tomar fotografías de los cafetales, oler la tierra de este lugar cercano al cerro, saludar a la gente que va por el camino con su mandado o con otras encomiendas, aunque sea bajo la lluvia, entre la neblina que ataca al pueblo durante la mañana y en el anochecer, caminar Amacueca es una delicia
Cuenta la gente que esta localidad guarda muchos secretos que lo hacen interesante; a simple vista uno puede pensar que no ocurre nada, que uno camina por la calle sin la sospecha de asentamientos antiguos, de leyendas, ruinas o personajes que suenan entre los pobladores. Sin embargo, después de dos o tres días deambulando, hablando con su gente, comiendo en su mercado… uno se percata de que ocurre todo lo contrario, que las fincas tienen secretos y los cafetales guardan un sinfín de mitos y leyendas.
Aproximadamente en 1547, el franciscano Fray Simón de Bruselas mandó construir un convento y una iglesia, para continuar con la evangelización de los naturales, que inició en 1535 por Fray de Padilla; el Cristo de la iglesia, fue tallado por Luis de la Cerda en Pátzcuaro, Michoacán. Posteriormente en el siglo XVI fue llevado para Amacueca por Fray Francisco, de la ciudad de Guadalajara . Actualmente el ex convento se conserva en perfectas condiciones; es común ver a los restauradores trabajando durante el día en este edificio resguardado por el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) y admirado por todas las personas que entran, observan y se llevan paradójicamente consigo un trozo de esta construcción.
El pueblo comenta algunas leyendas que han pasado de generación en generación, fantasmas que deambulan por las calles, seres que cuidan el pueblo y sus tradiciones. Se habla de la historia de una piedra monumental que orquesta y observa al pueblo, con un aproximado de 30 a 100mts de tamaño, dice la gente que esta piedra tiene labrada la huella del diablo. Lo que es evidentemente interesante es que rumbo a un lugar llamado Chichiquila, se encuentran tumbas de tiro; cuentan que este lugar fue la morada del colonizador Alonso de Avalos y está cuidado por las autoridades de este lugar.
Las fiestas se celebran en el mes de Enero, entre peregrinaciones, cuetes, festejos en la plaza principal, música y la visita de la gente de pueblitos aledaños, transcurre la celebración al Dulce nombre de Jesús. Ya por el mes de Mayo, organizan la celebración a la llegada de la Pitaya y al santo que eligieron para las personas que cultivan este manjar de antaño, el Santo Niño de Atocha, o el niño de Amacueca; las personas organizan concursos, entre los que destacan, la Pitaya más grande, el que coma más pitayas o el que haga a modo de escultura una mujer cultivadora de este fruto.
Lo que sigue será cuestión de capacidad de asombro; comer una rica tortilla a mano, visitar el mercado municipal y encontrarse con gente hospitalaria y amable que le ofrecen alimentos caseros, una rica taza de café cosechado en el pueblo y una amena charla que propicia que uno regrese a cobijarse en este arsenal de colores y caminos por recorrer.

Amanecer en Amacueca con ese olor a café es un asunto indescriptible que sólo lo sabe el paladar… el retorno, como siempre, es callado, lleno de visiones y relatos por contar a los nuestros.

1 comentario:

  1. Así es el pintoresco pueblo paraíso escondido de Amacueca Jalisco, esperamos que nos vuelvan a visitar en otra ocasión saludos; para este año 2020 no habrá Festival Anual de la Pitaya por la pandemia

    ResponderEliminar