jueves, 13 de diciembre de 2012

Temas de Interés
Por Arturo Fernández Ramírez
México, principal consumidor de refresco a nivel mundial
e acuerdo a estadísticas, nuestro país ocupa ni más ni menos que el nada honroso primer lugar a nivel mundial en el consumero de refresco con 163 litros per cápita anual, en promedio, lo que representa 40% más que el consumo promedio de Estados Unidos.
Indudablemente esta situación es grave, tanto por cuestiones de salud como económicas.
Por salud porque todos sabemos el grave daño que ocasionan estas bebidas, se asocian a la obesidad, al sobrepeso, a padecimientos graves y crónicos, como diabetes, hipertensión arterial, afecciones cardiacas e incluso cáncer, por cuya atención el sistema nacional de salud paga alrededor de 67 mil millones de pesos, calculándose que de no hacer nada y mantenerse esta tendencia del consumo, en los próximos cinco años esta inversión subirá a 150 mil millones de pesos, cifra cinco veces mayor al presupuesto de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Y en cuanto a lo económico, aparte de lo que al Estado de le representa en términos presupuestales, según se vio con antelación, también se considera que el 7% del gasto familiar en alimentos se destina a la compra de refrescos.
De hecho, en muchas familias les resulta más "fácil" comprar refrescos en lugar de hacer agua fresca o adquirir leche.
Las anteriores cifras e información se ventilan actualmente en el Congreso Federal ante la discusión de una iniciativa legislativa para aplicar a estas bebidas un impuesto del 20% que elevaría en 1.70 pesos el precio por litro. Para ello se propone una reforma a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
De acuerdo a los autores de la iniciativa, el objetivo principal es la reducción del consumo de estas bebidas, además de aumentar la recaudación de la hacienda pública.
En mi opinión si bien es aplaudible toda acción tendiente a disminuir el consumo del refresco, no menos deja de ser cierto que el aumentar el impuesto a estos productos no es la solución para lograr tales fines.
Creo que hace falta más que un aumento de impuestos, ya que esta medida puede resultar contraproducente, es decir, que lejos de inhibir el consumo del refresco se mantenga como actualmente con la tendencia de ir creciendo más, lo que afectará únicamente a las familias y a todos en general porque los problemas de salud aumentarán.
Efectivamente, quienes compran refresco no les importa mucho su costo o al menos no es un factor decisivo para adquirir refresco ni para optar por otra bebida menos dañina.
Estamos hablando mas bien de un problema de adicción, de educación y de cultura por parte de todos nosotros, particularmente de quienes somos padres de familia, pero también los maestros, autoridades y empresarios de ese ramo.
Dentro del hogar se inicia de manera principal el consumo de refresco, por lo que como padres de familia debemos actuar con responsabilidad en este aspecto.
En las escuelas a pesar de disposiciones oficiales, se siguen vendiendo productos chatarra, entre los que encontramos precisamente el refresco.
A las autoridades puede interesarles más la recaudación y no necesariamente la salud pública.
Mientras que a los empresarios por supuesto que también les interesa únicamente el aspecto económico, lo que les de un mayor rendimiento en dinero sin importarles el daño que pueden estar causando a la sociedad.
Definitivamente no es fácil resolver este, como tantos otros problemas que aquejan a nuestra nación, pero tampoco es imposible, se requiere como en todo problema, la voluntad y disposición de todos.
Y si actualmente está en proceso una iniciativa que tiene por objetivo disminuir el consumo del refresco, esperemos que los empresarios del ramo no logren echarla abajo, pero paralelo a esa iniciativa, también nosotros hagamos lo que nos corresponda para que México deje de ocupar ese deshonroso primer lugar que mencionamos en el título de la edición de hoy. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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