jueves, 15 de agosto de 2013

Temas de Interés
Por Arturo Fernández Ramírez
La Reforma Energética
Es prácticamente la última de las grandes reformas que desde hace aproximadamente tres décadas se planearon como parte de la consolidación del neoliberalismo.
Como habremos de recordar, aunque dicho neoliberalismo se inició en el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado, fue en el periodo de Carlos Salinas de Gortari cuando tuvo su mayor impulso al iniciarse toda una serie de reformas y transformaciones en nuestro país.
A partir de ese sexenio salinista se inició la privatización de las grandes paraestatales como Telmex, entre muchas otras.
También, a partir de ese sexenio se iniciaron una infinidad de reformas legales y constitucionales de gran trascendencia, como la del 27 Constitucional.
Eran tantas las reformas que se pretendían, que no fue posible concluirlas en el sexenio de Salinas de Gortari, por lo que en los siguientes periodos presidenciales se dieron a la tarea de darle continuidad a estas políticas neoliberales.
Ciertamente la férrea oposición de amplios sectores sociales ha logrado únicamente retardar la consumación de todo lo que hace tres décadas se planeó, pero ha sido materialmente imposible frenar todas estas reformas.
Y tan ha sido imposible, que aunque nos duela reconocer, en un análisis a fondo, todos estos cambios y reformas que hasta el momento se han consumado, han trastocado lo que para nosotros eran los logros significativos y emblemáticos de la Revolución Mexicana: los principios de los artículos 3, 27 y 123 de la Constitución.
Si bien en el artículo 3 Constitucional se sigue diciendo que la educación pública es gratuita, en los hechos y en la práctica sabemos que no es así, además de que miles o quizá millones son los que literalmente no tienen acceso a la educación pública, si no, basta preguntarle a quienes cada seis meses son rechazados en las Universidades Públicas como la U. de G., la UNAM y todas las demás.
Si bien con la llamada Reforma Laboral no se reformó el artículo 123 Constitucional, no menos deja de ser cierto que no por ello se violentó la esencia de justicia social que impulsó la creación de ese numeral 123 en 1917 cuando se promulgó la Constitución y que fue ejemplo para muchos otros países precisamente en materia de justicia social.
Por eso, ahora que está "de moda" la llamada Reforma Energética, se dice que para realizarla no es necesario reformar el artículo 27 de la Constitución. Y sí creo que así sea porque, insisto, el ejemplo más reciente lo tenemos en la Reforma Laboral, pero además porque con antelación sí ha tenido diversas reformas que ahora mañosamente las pretenden utilizar a modo para sacar adelante esta Reforma Energética.
Ojala que todos como mexicanos tuviéramos el interés necesario para  adentrarnos en este Tema de Interés para no dejarnos influenciar ni engañar de lo que nos digan en las televisoras.
Entre menos estemos informados, mayores posibilidades de éxito tendrán quienes hace tres décadas (léase priístas y Salinas de Gortari) planearon esta Reforma dentro lo que ellos llamaron "reformas estructurales".
La única forma de frenar esto que afecta a nuestro país, primero, es que todos estemos informados de lo que realmente está en juego con esta Reforma Energética y segundo, expresar en forma activa nuestra inconformidad.
Si estamos informados y decidimos apoyarla, al menos que sea con conocimiento de causa, lo peor ha sido y seguirá siendo como siempre ha pasado, que los grandes políticos hacen y deshacen de nuestro país viendo solo por sus intereses, mientras que todos nos quedamos pasivos sin hacer nada o cuando mucho solo alzamos la voz inconformándonos, pero sin hacer valer la máxima de la democracia: que el poder está en el pueblo.
Vamos a ver cómo se sigue desenvolviendo esta Reforma Energética. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com


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