sábado, 12 de septiembre de 2015

LA MANO DEL METATE
Por Hugo Rodríguez Vázquez
Que no nos engañen, esta es nuestra realidad
Esto es lo que sucede ahora en México: sectores profundamente corrompidos se han apoderado del gobierno y de las riquezas nacionales, al grado de que nos imponen sus decisiones y nos quitan cualquier posibilidad de realización personal y familiar, de alcanzar un nivel de bienestar acorde con los potenciales de nuestro país. Estamos en la situación crítica de un máximo de desconfianza entre nosotros, recelamos hasta del vecino, mantenemos cerradas nuestras puertas y hemos casi perdido nuestra característica solidaridad. 
Por fortuna, lo que no está en duda es el amor que todos tenemos por nuestra tierra, por este hermoso país que hombres y mujeres valientes nos heredaron, incluso dando su vida, con la guerra de Independencia y la Revolución. Nunca fuimos tan indignos de nuestra historia, pero conservamos el ingrediente del amor patrio, que es el mejor caldo para preparar el cambio a que todos aspiramos.
A estas alturas del actual régimen, ya resulta más que obvio que no trabaja ni lo hará por los intereses de la población en los poco más de tres años que le restan. También es muy obvio que existe una profunda vinculación entre todas las fuerzas políticas, con la excepción tal vez de MORENA, por mantener un estatus que se corresponde fielmente con la doctrina sociológica gringa del "Funcionalismo estructural", la cual prescribe recetas para mantener una estabilidad social "funcional", que no es más que una estrategia de manipulación orquestada para evitar o apagar cualquier conflicto social que ponga en peligro los intereses y privilegios de las cúpulas económicas.
Esto no es nuevo, tiene viejos antecedentes que se remontan al inútil sexenio de Miguel de la Madrid, mismo que inició la apertura comercial, pero se acentuó en los siguientes sexenios, particularmente con el traidor Vicente Fox, quien apenas se puso la banda presidencial afirmó sin tapujos que su gobierno era "de empresarios y para empresarios". Al pueblo que lo eligió, puro chile.
Por ineptitud, comodidad, carencia absoluta de vocación de servicio, el actual gobierno como otros, en lugar de emprender políticas de desarrollo de largo plazo, se va por la fácil de promover la inversión extranjera, a pesar de que es archisabido que tales inversiones sólo buscan la rentabilidad en el corto plazo sin preocuparse en absoluto por los problemas nacionales, por crear desarrollo.
Una de las estrategias preferidas por estos regímenes sometidos al capital extranjero para evitar que la sociedad se articule y construya formas de resistencia, es mantener o incluso incrementar el actual estado de inseguridad, mismo que aísla a las personas, al crear un ambiente de temor, de incertidumbre, con ello se individualiza el problema colectivo de precariedades de todo tipo, la sociedad pierde su capacidad de respuesta. Por ello es que se encarcela a quienes organizan grupos para defender sus intereses y seguridad, mientras que se deja en libertad a los criminales, cuando mucho se les dispersa cuando se les pasa la mano, pero se les deja en condiciones de reagruparse. Por ello es que están presos el Dr. Mireles, Nestora Salgado y Cemeí Verdía, entre otros.
Estamos hoy peor en muchos aspectos que en el umbral de la Revolución Mexicana, porque hay violencia criminal y despiadada que no se ve ni en los países en guerra, ejercida por mafias amparadas e incluso auspiciadas por autoridades; hay criminales sanguinarios que decapitan a sus víctimas y las tiran en la calle, hay degradación y perversión que trafica con niños y mujeres como mercancía sexual o como artículo de regalo; corrupción generalizada e incontenible en el gobierno que nos coloca ante el mundo como sociedad vergonzante y anacrónica. En fin, para que le sigo si usted ya sabe lo demás.
Una de las muestras más claras que evidencian para quién trabaja este gobierno es la aprobación de una ley laboral, apenas al iniciar su mandato, que anula los derechos conseguidos por los trabajadores a lo largo de muchos decenios. Hoy cualquier empleado está a merced de patrones implacables que gozan de protección oficial, incluso para esclavizar, como es el caso de muchos empresarios agrícolas, muchos de ellos extranjeros, que mantienen a grandes grupos de trabajadores en condiciones de tipo porfiriano. Eso ocurre a todo lo largo y ancho del país. Como dije antes, sólo interesa la rentabilidad, no la gente. Cada empresa, cada corporativo, tiene ahora licencia para convertirse en una isla de tiranía, no exagero.
El modelo actual es simplemente inviable, no tiene sustento para el largo plazo, el poder público que lo representa no hace sino apretar sus amarras y aumentar la tensión social con cada paso que da. El congreso federal que ahora tenemos no hace sino ahondar las contradicciones al ser incapaz de trazar un rumbo cierto porque está amarrado también a los intereses que defiende el poder ejecutivo. Tanto en el Congreso como en los demás ámbitos del gobierno, se representa a intereses ajenos y hasta ominosos respecto del interés común de la sociedad, esto ya lo sabemos todos, pero vale la pena repetirlo.
En el paisaje de apatía y desencanto en que ahora está convertido el país, se alimenta el germen del cambio inexorable que vendrá; de hecho, las mismas fuerzas que ahora dominan los ejes del país, alimentan este germen al ser incapaces de comprender que en la aridez que dejan a su paso es imposible que sigan floreciendo los frutos con que han estado llenando sus arcas y que no comparten con nadie. Hoy es más alto que nunca el déficit de credibilidad, de justicia y de transparencia en México.
Ahora mismo, cientos de facciones, de cotos de poder, grandes y pequeños, se pertrechan, cierran filas y se fortalecen para continuar usufructuando el botín que significa expoliar a una sociedad inerme y desintegrada. Un solo magnate mexicano, el más rico del mundo, tiene más de mil millones de dólares por cada millón de pobres de este país. Son extremos imposibles de reconciliar.
Sin embargo, preso de sus propias contradicciones, de su corrupción desmedida, de sus hechos criminales flagrantes y escandalosos, como Ayotzinapa, Tanhuato, etc., el actual gobierno ha perdido toda credibilidad y confianza; incapaz de rectificar y recomponer el camino, se ha debilitado extremadamente, lo cual conlleva el peligro de un aumento de la impunidad, del libertinaje y del caos. Cada día se confirma más: este es un estado fallido y en sus fallas nos arrastra a todos a situaciones cada vez peores. Es ya un gobierno totalmente ensimismado, asfixiado en su ya antigua y crónica atrofia, y su imagen de impotencia y deserción ya se refleja y se replica fielmente en estados como Jalisco, Chihuahua, Michoacán, Guerrero, entre otros.
Esta es una crisis verdadera; las raíces más profundas de las crisis verdaderas, como la nuestra, son más de índole moral que económica. Sin la ropa de la buena economía, la crisis moral se ha quedado desnuda ante una sociedad cada vez más enfurecida que, por desgracia, carece de líderes, a menos que MORENA asuma el reto de impulsar la construcción de una sociedad democrática, consciente, bien informada, que sepa elegir y sostener en el camino correcto a sus gobernantes. Ese cambio es la única fe que nos queda.

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