Lo que ganan los intermediarios
Lo que observamos en esta gráfica es tan sólo una pequeña muestra de lo que ganan los productores de alimentos y lo que ganan los intermediarios de casi todos los productos del campo. Es decir, los que se matan el lomo en las cosechas, los que arriesgan su dinero y muchas veces hasta su patrimonio, los campesinos o productores, al final de las cosechas se quedan con mínimas ganancias y los que se quedan con las grandes tajadas son los intermediarios o mejor dicho los coyotes que así encarecen todos los productos que llegan carísimos a las familias. ¿Sabe usted a cómo le dan un coco en una huerta de Tecomán, por citar un ejemplo?. Los dan desde uno a tres pesos, y aquí se lo venden a 20 pesos o más. Las cadenas de autoservicio son expertas en vender al público las frutas y verduras a precios verdaderamente altos. Bueno sería que en apoyo a los campesinos y productores se regularan los precios y que fueran a éstos los que les quedaran las justas ganancias que merecen y no a tanto coyote que acapara y encarece los productos a placer. Estos si que ya ni la....chiflan.
Estos sí ahuyentan las lluvias
Los que verdaderamente alejan las lluvias, son los talamontes y traficantes de madera, que todos vemos a diario y que ni caso les hacemos. Por ahí, por todos los caminos y carreteras, encontramos camiones y vehículos cargados de troncos, muchos de ellos sin certificación de las autoridades, lo que constituye un crimen con la repercusión gigantesca al medio ambiente que esto provoca. La tala clandestina acaba con los bosques, provoca la erosión y aleja consecuentemente la lluvia, muy seguramente con la colusión de autoridades forestales corruptas. Los que se hacen llamar “anticañones” deberían enfocar su lucha y sus baterías a evitar esta criminal acción de los traficantes de madera, porque el talar los árboles y acabar con los bosques, eso si aleja las lluvias sin lugar a dudas. Los camiones cargados con troncos de árboles cortados muy seguramente de manera ilegal, transitan diariamente por todas las carreteras y todos hacemos la parte más cómoda: NADA.
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