lunes, 23 de enero de 2017

                   LA POLITICA DESDE GAYOLA

Por Rodrigo Sànchez Sosa

 La resistencia civil en Sayula
Las actuales circunstancias en el contexto de la resistencia civil de la ciudadanía que se opone al gasolinazo y protesta contra la cínica corrupción política del régimen; exigen la conciencia histórica del movimiento. Esta es una toma de conciencia impulsiva, que se da en la inmediatez de las circunstancias. Hasta hace muy poco, la colectividad, permanecía al margen de las movilizaciones sociales en el país, incluso las rechazaba, como fue en el caso de la resistencia del CNTE, con represión, muertos y presos políticos, que fuera del centro de México y Oaxaca, causo poco impacto. Pero, tampoco se puede decir que particularmente en Sayula, la gente, los ciudadanos, han permanecido apáticos ante la violación de sus derechos. En aquel temprano 1980, los ciudadanos en Sayula, luego de volcarse a las urnas para sacudirse el yugo del PRI municipal y los caciques locales que se turnaban la presidencia municipal, acto autoritario cuya última opinión la tenía una poderosa familia de la política nacional que controlaba el PRI del estado; se revelaron. Ante el fraude del que fueron víctimas los sayulenses, tomaron la presidencia municipal en una organización eficiente y tan sorprendente como la que vemos ahora. Si bien un partido político, estaba al frente, no fue éste realmente el que con sólo sus recursos logró la convocatoria y la resistencia en Sayula. El PDM o el "Gallito Colorado", como se le conocía, partido ligado a la derecha católica sinarquista, con arraigo y arrastre en Sayula, luego de la cristiana; si bien fue importante, más importante fue el hartazgo de los sayulenses y su "Ya basta" al cinismo de los poderosos, a sus intereses, a su impunidad, exhibicionismo e injusticia. Finalmente, los ciudadanos de Sayula fueron desalojados violentamente por las fuerzas policiacas del gobierno del Estado y se impuso el candidato del PRI como presidente municipal; pero el ejemplo de organización y solidaridad de Sayula, quedó como antecedente.
En México los movimientos ciudadanos de solidaridad y organización ciudadana frente a los intereses de poderosos y grupos de estos que han intentado esclavizar al pueblo mexicano, son numerosos en la historia, lamentablemente no se empatan con el éxito de estas resistencias, pero sí, los éxitos nos han permitido construir esta patria que tenemos, de agenciarnos nuestros derechos como mexicanos. Es decir, siempre han existido intereses particulares dispuestos a regatearnos y usurpar derechos básicos de las mayorías para sí mismos, y los hemos enfrentado valientemente, porque siempre han sido poderosos, y esas son las páginas de gloria de nuestra historia que nos hacen sentir orgullosos de ser mexicanos. Hoy en esta coyuntura histórica, la resistencia al gasolinazo y la protesta ciudadana contra la corrupción, deben aprender de esta lucha, y no ser ingenuas, las luchas de resistencias son a largo plazo, y reconocerse en otras resistencias, en la historia de estas, puede ser la diferencia entre el triunfo de la causa y la derrota, así como la disminución de impacto de la violencia de la represión autoritaria que es inevitable, y por supuesto, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte cuando de seguridad se trata en estos movimientos civiles pacíficos frente al autoritarismo armado. Un movimiento imposible de ignorar en el México contemporáneo, es el movimiento indígena, cuya representación armada es el mundialmente famoso EZLN, y aunque se les ha calumniado, lo genuino de su movimiento sólo lo ponen en duda sus enemigos y los prejuicios raciales del régimen ¿Cómo veían el futuro a inicios del decenio del 2000, los zapatistas? trascribimos esa visión y la advertencia que incluye sobre lo que le esperaba a México, es decir lo que hoy nos pasa y contra lo que el movimiento civil en Sayula lucha, leamos:
"Nosotros, quienes somos el color de la tierra (los indígenas), pensamos que la mejor forma de asomarse al mañana es mirando hacia abajo. Nuestros más antiguos (antepasados) nos enseñaron que la verdad suele buscar su nido pegado al suelo, y que la mentira busca las alturas para así saberse impune y poderosa. En la tierra que se crece hacia arriba, arriba está el poder del dinero y abajo está quien sobre su espalda sostiene las torres y, sin embargo, debe conformarse con recoger las sobras y basuras que de lo alto vienen.
Abajo está el que somos color de la tierra, el indígena, el obrero, el campesino, el empleado, el maestro, el estudiante, el ama de casa, el colono, el intelectual, el artista, el religioso, el homosexual, la lesbiana, el desempleado, el joven, el hombre, la mujer, el anciano, el niño. Abajo está el niño, sí. Sabiéndolo mirar podremos asomarnos al mañana y entonces podremos optar, escoger, elegir nuestro lugar. Muchas veces hemos oído que todos, sobre todo los jóvenes, deben mirar al futuro para hacerse responsables, maduros, adultos. Miremos pues:
Ahí está: no hay más que números.
Nos marcan con un número. En la adolescencia somos el número de cuenta en la escuela, en la juventud sumamos, a los 18 años, el número de la credencial de elector y el número del registro federal de causantes. A partir de ahí, la madurez se alcanza sumando más números: el número de la tarjeta de crédito, el número de la cuenta bancaria, el número de la credencial de manejo, el número de la tarjeta de circulación, el número del teléfono, el número del domicilio, el número de la tarjeta de jubilado y pensionado, el número del INSEN, el número de preso dentro o fuera de la cárcel, el número del predial, de la cuenta de luz, del gas, del agua. Luego seremos número en la encuesta, en la votación, en el índice de pobreza, en el índice de analfabetismo, en el porcentaje de accidentes, de enfermedades curables, de preferencias comerciales, de radioescuchas, de televidentes, de satisfechos consumidores del detergente marca "la migaja" que todo limpia menos la conciencia.
Sí, si nos asomamos al futuro que allá arriba nos prometen, no somos lo que (realmente) somos. Un número somos. No una historia.
Allá arriba nos dicen que lo más importante es el individuo. Que hay que preocuparse de uno mismo, no de los demás. Que el cinismo y el egoísmo son virtudes. Que la bondad y la solidaridad son defectos a corregir. Que todo lo que sea pensamiento en común, en colectivo, es indicio de totalitarismo. Que no hay más libertad que la individual y personal. Allá arriba nos dicen que sólo importa uno en particular, el uno que es cada uno, es decir, el uno que es… Un número.
Y, sin embargo, en ese futuro no somos uno, no llegamos a ser individuos con una historia propia, con virtudes y defectos, con anhelos y frustraciones, con victorias y derrotas, con sueños y pesadillas. No, sólo somos un número. Valemos como personas no porque luchemos. No porque nos hayamos construido una historia personal donde la dignidad sea la columna vertebral y única herencia valorada. No porque deseemos ser mejores y tratemos de serlo todos y cada uno de los minutos de todas las horas, de todos los días, de todas las semanas, de todos los meses, de todos los años. Valemos como personas si acumulamos más números que el resto. Seremos reconocidos si escalamos sobre los demás, no junto con los demás. Por cada hombre o mujer exitosos hay millones sobre cuyo fracaso se construyó el éxito de uno solo. Y los argumentos para el éxito son, otra vez, los números: tantos millones acumulados, tantos millones robados, tantas propiedades sumadas, tantas propiedades usurpadas.
¿Qué no hay colectivos (comunidades) exitosos? Sí hay, pero como no acumulan números pues no cuentan. Porque allá arriba se cuentan números, no vidas ni historias. Ése es el futuro que nos prometen allá arriba y nos dicen que somos libres para escoger, no nuestro futuro, sino el número que tendremos en ese futuro al que hemos sido condenados."
(Discurso del Sup Comandante Galeano, EZLN. UNAM, México DF, miércoles 21 de marzo de 2001).
Hoy es ese futuro que pronosticaron hace casi 16 años los zapatistas. Ese es el antecedente de la resistencia civil. Cuando el "finado" Sup comandante Marcos, visitó Sayula (2006), nos invitó a organizarnos, para como decía él, cuando este gobierno implementará todos sus planes (reformas) no se volviera Sayula, Jalisco,  México un "Salvase quien pueda", entregando el país a los intereses poderoso extranjeros. Es en un primer momento reconfortante ver a la ciudadanía que se organiza en Sayula, pero conociendo de esto, uno sabe que la resistencia es larga, y el gobierno le apuesta al desgaste. Recordemos que el EZLN tiene en lucha 23 años. Esto apenas comienza, no necesariamente para durar veinte años, porque allí están otros movimientos civiles como el indígena que se suman a este, pero los poderosos no se darán por vencidos de la noche a la mañana y los malos aprovecharan el río revuelto, si nos dejamos.

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