lunes, 19 de noviembre de 2018

CONSUMISMO, ESTRATEGIA EMPRESARIAL EN EL BUEN FIN PARA RECUPERAR LOS AGUINALDOS OTORGADOS  A LOS TRABAJADORES
Por Arturo Fernàndez Ramìrez
De nueva cuenta gobierno y empresarios han organizado el llamado Buen Fin, según el cual, se convierte en el fin de semana más barato de todo el año, por lo que nos conviene realizar compras.
Incluso, en muchas dependencias de gobierno y en algunas empresas privadas, se adelanta parte del aguinaldo para que la clase trabajadora tenga dinero y pueda gastarlo en el Buen Fin.
Sin embargo, sigue siendo objeto de muchas críticas el Buen Fin, primero, porque como se ha dicho reiterativamente, son en realidad pocas las empresas o negocios los que ofrecen auténticas ofertas, ya que la mayoría optan por simular que dan bajos precios, por lo que a la postre resulta ser un engaño que es el fin de semana más barato del año.
En segundo lugar, si en realidad ofrecen artículos baratos, estos son de mala calidad, por lo que, desde esta perspectiva, también es un engaño el Buen Fin, porque lo correcto es que se vendieran productos de calidad a un precio muy por debajo de su costo normal.
Y otro aspecto que también se ha cuestionado, es el hecho de que artículos de primera necesidad, simplemente no forman parte o al menos no de una manera formal, del Buen Fin, toda vez que la publicidad se encamina a otro tipo de productos, pero no a los de la canasta básica, con los cuales sí se ayudaría bastante a las clases sociales más marginadas.
Ciertamente, pudiera objetarse, que ningún producto está excluido del Buen Fin y que, por lo mismo, los artículos de primera necesidad también pueden formar parte de las ofertas, pero la realidad es que la publicidad que se le da a este programa de la iniciativa privada, induce no solo a los consumidores sino a los comerciantes mismos, a que las ofertas giren en torno a otro tipo de objetos.
Pero, por otro lado, debemos reconocer que el hecho de que la mayoría de la población padezcamos del consumismo comprando cosas sin una previa planeación o administración, impulsados solo por el simple hecho de que "están en oferta" pero que no las ocupamos o que ni siquiera son prioritarias para nosotros, es lo que finalmente favorece al Buen Fin y a cualquier otro programa similar, porque esa flaqueza nuestra, es hábilmente aprovechada por los empresarios y comerciantes.
En resumen, es necesario que el Buen Fin no solo sea un programa que se sostenga por la mercadotecnia que se utiliza para convencer a los consumidores, sino que cumpla lo que en teoría motivó su creación: ser el fin de semana más barato de todo el año, tal y como lo es en Estados Unidos, de donde se copió o intentó copiar.
Y desde luego que también sería bueno incluir los productos de la canasta básica para que así todos los sectores sociales puedan beneficiarse del Buen Fin, de lo contrario, nada nuevo encontraremos cada año en este programa de la iniciativa privada apoyado por el gobierno federal.
Pero lo más importante y que está exclusivamente en nuestras manos: no caigamos o rompamos el vicio del consumismo, procurando comprar únicamente lo que en realidad necesitamos, hagamos una adecuada planeación y administración de nuestro dinero y de nuestras necesidades, priorizando lo que sí ocupamos y la urgencia con que lo necesitamos. Si logramos esto, no será necesario endeudarnos más de lo que ya estamos y no seremos víctimas del Buen Fin de ningún otro programa que nos quiera enganchar con productos en apariencia baratos. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com   https://semanariohorizontes.com

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