martes, 26 de marzo de 2019

           Todo es político, también en Sayula
Por Rodrigo Sànchez Sosa

Todo es político. Esta semana que termina en Sayula, la nota fue la manifestación del comercio ambulante en palacio municipal. En todo su derecho de hacerlo estas personas exigieron lo que consideran un atentado a su forma de vida. Y la ciudadanía en general no cuestiona la necesidad de algunas personas de echar mano de esta actividad paralegal para salir adelante en este mundo permanentemente en crisis económica, aunque no se circunscribe este grupo de interés a las necesidades inmediatas que resuelven carencias apremiantes individuales como sociales en una sociedad marginada por un modelo económico excluyente, pues hay otros agente que infiltras intereses insospechados en estos caso; generalmente se percibe como  moralmente válido. Si el gobierno no ha sido capaz de emplear formalmente a la gente, esta tiene derecho de buscar sobrevivir, a veces en contra de la normatividad legal e incluso cruzando el limite con el derecho de terceros; no tiene opción. En todo caso el gobierno es el culpable, según esto. Es verdad que hay culpa del gobierno, pero no sólo del gobierno, sino de todos los que avalamos y reproducimos una forma canníbal de convivencia económica y que consideramos esta realidad, como la única posible en el mundo para generar y distribuir riqueza, el capitalismo. Toda lucha de sobrevivencia es entendible, pero para que sea válida debe ser política, si la razón, los intereses, las causas, son ajenas a lo social, al bien común y carentes de ideología, sustituidas por intereses económicos de grupo, revanchismos, ambición de poder o simplemente ignorancia; esto se vuelve reprobable y vergonzoso. Conozcamos la naturaleza y estado actual del sistema que permite estas aberraciones:
 "Vivimos uno de los tiempos más oscuros de la humanidad, estamos al filo del colapso de una era, la del capitalismo. El capitalismo occidental como sistema económico-político emergió en occidente en el siglo XV. Aunado al renacimiento, y con este, puso fin a una era de mil años de feudalismo en Europa. El primer capitalismo fue mercantil, Europa se extendió por todo el mundo conocido gracias a sus mercaderes, llegó a India, China, más allá que Alejandro Magno. Luego de sacudirse a los moros de las costas de mediterráneo, el último reducto del feudalismo la España monolítica y católica, inesperadamente descubrirá América, y nuestro continente financiará la siguiente etapa del capitalismo europeo que para el siglo XVIII y luego de la derrota política de las monarquías gracias al liberalismo, se volverá industrial; en el siglo XIX será financiero y finalmente entrará en su última etapa, la globalización, luego de dos guerras mundiales y la derrota del comunismo, en el siglo XX. Vivimos, en el siglo XXI, el capitalismo tardío.
¿Qué significa esto? pues que el sistema enfrenta sus mayores contradicciones y se resquebraja por todos lados. Sin embargo, esto no quiere decir que esté muerto. Tal como el feudalismo en el siglo XVI, las grandes instituciones de este sistema moribundo siguen ordenando el mundo y el pensamiento de las masas. Parecería que el sistema es inmortal, eterno, que no hay opción, que sólo es una etapa más de reformas al sistema que sostiene el mundo entero,  pero no la muerte de este; más en los países donde surgió y se beneficiaron de esta forma económica (Europa, y los EUA). En el siglo XVI el liberalismo estaba muy lejos de ser tomado como la ideología dominante en el mundo occidental. El país que controlaba el imperio más grande del mundo, con el descubrimiento de América, España, era el último reducto del pensamiento Feudal y sus instituciones políticas, una monarquía tradicional enemiga del pensamiento liberal y el protestantismo. Sin embargo, las nuevas formas de producción, distribución y financiamiento, así como el pensamiento liberal implicado terminaron por usar esa antigua maquinaria obsoleta del imperio español, para fortalecerse. España como el viejo cacique Rulfiano frente a los nuevos tiempos pasó a ser un extraño en su propia casa: Alemania, Francia e Inglaterra, capitalizaron sus ganancias en el Nuevo Mundo dada su obsoleta forma de producción, distribución y financiamiento feudales. El oro, plata y trabajo de los nativos de América financiaron la industrialización de los países liberales de Europa y hasta el día de hoy, los bancos europeos (los Rodchild, prestamistas del imperio español durante la colonia), tienen en sus arcas el producto del saqueo de los pueblos americanos. En cambio, Europa exportó a América Latina e indígena su pasado feudal: el catolicismo ortodoxo, las formas de autoritarismo, la ignorancia y el despotismo corrupto de elites aristócratas de terratenientes, militares y alta jerarquía clerical.
Así también el capitalismo no se ira del todo, aunque tampoco podrá parar su decadencia y paulatina desaparición. Su religión: la democracia liberal, el individualismo y su doctrina de la ganancia a cualquier costo tardarán en desaparecer aun ya implantando la nueva fase de organización económico-social e ideológica del nuevo sistema. Tal como las grandes catedrales católicas hoy, sitios oscuros y abandonados en los países capitalistas de primer mundo y aún con presencia y poder, cada vez menos, en los países pobres del imperio capitalista; las instituciones democráticas, financieras y mediáticas hoy tan poderosas y aparentemente invisibles, no serán más que restos oscuros de un pasado que sólo funcionará en lugares donde el atraso y la ignorancia no permite a las personas acceder al nuevo paradigma post capitalista. Veremos al capitalismo entonces como vemos a la edad media hoy, como una barbarie irracional. La contaminación del planeta como las cruzadas. Las guerras por la libertad y la democracia del imperio gringo hoy, nos parecerán en ese futuro, lo que actualmente nos parece el actuar de la santa inquisición y la quema de brujas en los países protestantes. Las drogas de hoy nos parecerán como las pestes del medioevo, producto de la ignorancia, la ambición y la falta de higiene de los analfabetos funcionales del capitalismo hoy. El mercado de consumo, las modas, el culto a la imagen, el dinero y los lujos; nos parecerán lo que hoy el cristianismo medieval. Las redes sociales, los video juegos, el culto al cuerpo (GYM), los estereotipos de belleza occidental (Blancos, altos, delgados y de ojos claros) y el deporte profesional; nos parecerán lo que hoy los mitos medievales de dragones, duendes, diablos, espadas mágicas, castillos encantados, cuentos de hadas y torneos de caballeros con armaduras y vidas de santos. La clase política de hoy nos parecerán como la jerarquía católica de papas, obispos, cardenales, monjes y misioneros del medioevo. Habrá quien aún quiera conocer para ese futuro, la Casa Blanca y al presidente de los Estados Unidos, que para entonces sea sólo un lugar pequeño con influencia en el sur de los Estados Unidos entre campesinos blancos, pobres e ignorantes, así como en otros lugares del planeta donde una minoría blanca e ignórate siga guardando culto a la Diosa democracia-liberal y a su sacrificado hijo el capitalismo fascista y racista, soñando con visitar el capitolio y rendir culto a sus símbolos, conspirando contra el sistema imperante de distintas formas añorando el pasado. Tal como hoy el Papa, el Vaticano, la Basílica de San Pedro, la iglesia católica y muchos católicos hacen contra la burguesía liberal y su liberalismo protestante. La utopía de un cambio radical que borre este sistema bárbaro de la tierra, que rinde culto al dinero y al individualismo, de una vez y por todas; la realidad del mundo hoy, la desmiente. Allí está Trump en EUA y la vuelta al racismo; el fascismo en Europa; la represión de las masas por el autoritarismo democrático liberal español en Cataluña, el paraíso del crimen organizado (o capitalismo extremo) en México y América Latina; el resurgimiento en Asía de una variante del capitalismo en una burbuja emergente tan fuerte como volátil; la nueva invasión de Europa por del islam fundamentalista. Pese a ello, el cambio de paradigma se dará y el capitalismo será condenado al lugar al que él condenó al régimen feudal y su mundo, el centro del mundo cambiará en base a un descubrimiento tan impactante y decisivo para la historia de la humanidad, como el descubrimiento de América (y no me refiero necesariamente al contacto con una civilización extraterrestre). Sólo los ignorantes, los marginados y los bárbaros del futuro seguirán añorando y viviendo marginalmente el mundo caníbal que vemos hoy agonizar como paradigma absoluto:
Un plato de comida, un libro o al prójimo; sin importar nada ni nadie, el ser humano devora todo a su paso. Este comportamiento se basa en la necesidad natural de retener todo lo que sea posible para su beneficio. Por ello, el canibalismo es la explicación perfecta y metafórica para entender por qué y cómo el hombre se come a sus semejantes para nutrirse de sus conocimientos y para arrebatarle sus pertenencias...la asimilación del otro para una mejor comprensión del mundo. Viéndolo desde este punto, el canibalismo no suena tan mal; es decir, la idea de obtener lo mejor de los demás para enriquecer la cultura de un país o la propia es un ideal digno de perseguir. Sin embargo, el egoísmo -aún más natural que cualquier otro sentimiento- conduce al ser humano a convertir esa ´retroalimentación´ en un obstáculo o una desventaja para los que lo rodean."
Ojalá no terminemos devorándonos unos a otros aquí en Sayula por no tener una ideología que nos explique la realidad de forma coherente, y no prejuicios clasistas, sexistas y racistas heredados de nuestra historia más negra y bruta.  https://semanariohorizontes.com

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