Semanario Horizontes

Las cosas que enfurecen
De Real Akhenatón No. 20
Por: José Filiberto Figueroa Cacho
Desde pequeño una de las cosas que me causaron coraje fue enterarme de las "mentiras piadosas" que mamá me decía en torno a mi nacimiento. Estando entre cuatro y cinco años entramos a esa etapa de recurrentes preguntas a nuestros padres: ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué esa persona está tan gordita? ¿por qué ese señor camina tan lento? ¿Por qué ese niño limpia vidrios? ¿Por qué esa niña no va a la escuela? ¿Qué es la felicidad? ¿Por qué nacimos? ¿Qué tenemos que hacer en esta vida? ¿Qué es la muerte? ¿A dónde vamos después de muertos?... Yo fui uno de tantos niños que ante interrogantes tan difíciles de repente nos contestan con alguna mentira para subsanar el momento… Soy de esos ingenuos que le dijeron que había sido arrojado por una ola del mar y mis padres en la orilla cazándome para llevarme con ellos a casa…
La hipocresía es otra de las situaciones que vivimos a lo largo de la vida. Gente que nos rodea con doble cara… Nos dicen una cosa con cierta intencionalidad y a nuestra espalda abre su verdadera intención adversa a lo mostrado, ¿acaso eso no será una especie de prostitución? De devaluación como personas al mostrar cobardía en evidenciar nuestros verdaderos propósitos con la vida y con los demás… Ser transparente no es debilidad es fortaleza de saber quién eres y a lo que le vas tirando en la vida… Lo que das a los demás y lo que esperas de tu alrededor…
Otro trágico momento de disgusto es ver a una persona sacudiendo y golpeando a su hijito porque no puede caminar con la zancada de un adulto… Los niños no pueden competir al caminar con un adulto, ni reaccionar con la rapidez de tu pensamiento. En ocasiones los niños injustamente se les castiga "hasta físicamente" por derramar un vaso con leche a la hora del desayuno, ¿pero ¿qué tal si lo hace un adulto, por ejemplo, papá? No pasará de un "no te preocupes, son accidentes y suelen pasar", pero que tal si lo hizo un niño… Se arma la camorra…
Te da coraje ver que estás en una reunión con el único afán de convivir y comunicarte con los demás y observar que todos con sus dispositivos electrónicos atendiendo asuntos ajenos que limitan la verdadera comunicación. ¿Para qué te invitan a convivir si cada "loco con su tema"? Nadie atiende de manera general. Una de las cosas que dan resultado es recoger los celulares; cortar el wifi y ponerse a platicar plenamente. Pero hay tanta dependencia de los dispositivos como algunos con los refrescos de cola…
Otra de las situaciones que suceden comúnmente es hacer fila para realizar algún trámite y esperar y esperar y esperar… Ver que solo hay dos o tres ventanillas de atención. Qué algunos tienen tratos preferenciales y hacen una fila de privilegio y los atienden pronto. O que te dan una ficha que no sale pronto y te gastas unas horas en ese proceso. Les contaré que en una ocasión seleccioné una fila en donde sólo había dos personas delante de mí; tenía que pagar el predial y la persona anterior a mí, un anciano con ropa desgastada y sucia, pensé que sólo haría un pago y ya, después seguiría yo. Y… qué duramos como una hora y cuarto… Pagó no menos que 100 casas de su propiedad y se tardó en seleccionar en cuál le hicieran descuento al mostrar su credencial INAPAM…
Una de las promesas más fuertes en mi vida fue el de ser justo con las calificaciones, pues es otra de las cosas que sufre uno como alumno. Para ciertos docentes no se borra la cuestión criterial a la hora de dar resultados. Recuerda quien le "cargo el maletín de los trucos didácticos", quien le sonrió y le regaló una paleta de corazón el día del amor y la amistad; no olvida que esa alumna es hija de otro docente que se sentirá mal si su hija no obtiene buenas calificaciones… Aún no olvido que estando en la prepa, nos hicieron un examen oral de todos los contenidos desarrollados durante el semestre. La asignatura fue Fisiología de la locomoción; y total que mi compañera no contestó ninguna pregunta… Yo obtuve 95 al criterio del maestro, a ella le reiteró la pregunta: ¿Así que no estudió compañera? Ella volteó y guiñó un ojo. Al ver las listas días después, ella obtuvo un 100. ¿Fue justo?
La falta de convicciones políticas y el cambio de direcciones por conveniencias personales es una de las cosas que me enfurecen… Recuerdo que un flamante maestro de historia de México de la prepa, en un acto de homenaje a los que nos impartieron clases, se obsesionó que pasará al frente a improvisar un discurso; pasé y después de felicitarme me invitó a ir a sus oficinas de un famoso partido (Por Avenida Campesinos) en Guadalajara. Me hizo la invitación de integrarme a una carrera política, que hasta la fecha tendría empleo si le hubiera hecho caso, lo cual rechacé pues le aclaré que el alto porcentaje de funcionarios emanados de esa institución olvidaban rápidamente los principios políticos de ayuda social y los convertían en mina de enriquecimiento… Pues el susodicho maestro, duró como 30 años viviendo de ese partido, ocupando cargos valiosos en el congreso, cuando no en el ayuntamiento de Guadalajara. Cuando no cuajó sus aspiraciones a la candidatura para la gubernatura, se "cambió cuál vil chapulín" (que me perdonen los chapulines) a otro partido, de donde fue diputado plurinominal y de ahí se volvió a cambiar y ocupó otros importantes cargos y ahora es nuestro Secretario General de Gobierno… O eres o no eres. No se vale que defiendas un color de camiseta sólo por obtener un puesto político y a los tres años radicalmente cambiar por esos aviesos propósitos…
En el interior de cada empresa o institución se suscita "los tratos preferenciales y "las explotaciones sustanciales"; elementos que trabajan por otros que nomás ven trabajar; aunque la lógica nos diría que los que más trabajan son los que ganan más; suele ser al revés, los que se desgastan más son los que "están haciendo méritos" que otros ya hicieron e indudablemente se perfilan empleados de primera y de segunda… Aunque los de segunda sudan más la camiseta…
La lista seguiría con un larguísimo etcétera que ocuparía mayor espacio en esta participación, el cual ya se ha terminado.