martes, 5 de mayo de 2020

Política, tristeza, melancolía y  nostalgia.
**2018, año del terror para los "fifís"
Por Rodrigo Sànchez Sosa
La actuales condiciones impuestas por la pandemia global a nuestro país, se suman, para ciertos sectores, a las ya de por sí duras condiciones experimentadas por estos desde el cambio de gobierno reciente; es decir, la austeridad, la lucha contra la corrupción, la reforma fiscal, la depuración de los otros poderes de la unión, etc.  Todo lo cual, habían ya cimbrado el orden social cimentado en la impunidad, la injusticia y la exclusión de sectores poderoso sobre la gran mayoría de los ciudadanos de esta país. Con la cuarta trasformación como se le llamó al proyecto del nuevo gobierno, los negocios que financiaban este orden corrupto y la comodidad de una pequeña élite privilegiada, así como, los negocios emergentes que aspiraban sin posibilidades a competir en el mercado nacional por nichos ya cautivos, propiedad de los grandes intereses, cuyos ingenuos creadores se sentían parte de la burguesía progresista del orden político-económico de México; quedaron impactados con el cambio de las reglas del juego.
 No hizo falta mucho tiempo para que ya recuperados del shock de 2018 comprendieran que, sus candidatos del PRI y El PAN ni juntos lograron una votación cercana a la de Andrés Manuel López Obrador, este político progresista de izquierda que logró a base de una larga trayectoria inclaudicable, comprender y encarnar los anhelos de un pueblo sometido, humillado, robado y secuestrado por estas camarillas fraudulentas, criminales y cínicas que impusieron una política de terror en todos los rubros del gobierno, el sector productivo y la sociedad en general. Pero el terror se revertió cuando en 2018 perdieron el poder. Entonces esa clase social y política, por un momento aturdida, no supo cómo reaccionar. Ante la falta de liderazgo y respuestas a su debacle, salieron a las calles sólo para incrementar su miedo y darse cuenta que eran un puñado, un grupúsculo al que se puso el mote popular de Fifis. A pesar de su prepotencia, temblaban, no de frustración sino de miedo, miedo a perder su estatus y lo que consideraban de su propiedad, el país. Del miedo pasaron a la nostalgia por ese mundo perdido y luego del virus y la imposibilidad cada vez mayor de no regresar jamás a la normalidad, transitaron a al radicalismo. Y en ese estado se evadieron y siguen haciéndolo hasta el día de hoy que no aceptan su inviabilidad. 
Miedo, nostalgia y melancolía; Se trata de tres etiquetas que describen estados de malestar que pueden variar mucho de unas personas a otras, manifestándose de forma diferente. Por eso es importante, más allá del término que usemos, saber explicar en qué consisten esas situaciones en cada caso y por qué se dan. En términos generales y descriptivos, entendemos por tristeza una reacción emocional que se experimenta ante una situación dolorosa o difícil. Se trata de un sentimiento de dolor o un bajo estado de ánimo producido por un suceso desfavorable que suele manifestarse con una visión negativa, un estado de insatisfacción, falta de ganas para hacer cosas o pérdida de interés por las mismas y cierta tendencia al llanto.
La palabra nostalgia deriva del griego clásico nostos (regreso) y algos (dolor). Ya el médico suizo Johannes Hofer habló de ella en el siglo XVII al referirse al estado de ánimo de los soldados suizos que luchaban fuera de su país y que sentían una "tristeza originada por el deseo de volver a casa. Es, como dicen muchos "una felicidad triste" que consiste en recordar el gozo del pasado, pensando que no podrá volver. Podríamos poner muchos ejemplos: la nostalgia que siente quien se ha ido a estudiar o trabajar fuera de su tierra de origen; la que se anhela por una infancia que se recuerda maravillosa y libre de problemas; la del vigor y el optimismo de la juventud, cuando todo estaba por hacer; la nostalgia del primer novio o la primera novia, con quien se descubrió el amor y el sexo; la de una forma de vivir que ya no volverá; la nostalgia por los viejos amigos… La nostalgia también puede ser colectiva, como la que se siente por el pasado esplendoroso de un país.  La melancolía es un término que deriva del latín melanchol?a, la cual a su vez tiene origen en un vocablo griego que significa "bilis negra". Esta denominación tiene origen en la teoría de los cuatro humores concebida por los antiguos griegos para explicar el origen de las enfermedades y los cambios de temperamento en los individuos. Así, dependiendo de la mayor influencia de uno de los líquidos corporales en el organismo de una persona, los individuos podían clasificarse como sanguíneos, flemáticos, coléricos (bilis amarilla) y melancólicos (bilis negra). En este sentido, era la bilis negra la que provocaba sentimientos de desánimo, abatimiento y apatía. La melancolía, en este sentido, supone una tendencia hacia los pensamientos tristes y pesimistas, una permanente sensación de minusvalía y una fijación constante en las carencias propias, así como la pérdida del interés por los asuntos afectivos. Hoy en día, lo que antiguamente se conocía como melancolía se etiqueta más como "depresión". En este sentido, se caracteriza por un estado de aguda tristeza (más permanente que el sentimiento de nostalgia) y un profundo sentimiento de pesimismo…   
Podríamos decir que si se hipoteca, por la nostalgia,  nuestro presente o nuestro futuro, el resultando será negativo; pero si nos proporciona una válvula de escape momentánea, un oasis en el que reponer fuerzas o en el que aprender de experiencias pasadas para afrontar las inclemencias del presente, un momento para disfrutar y recordar, puede ser útil. El problema aparece cuando estas situaciones se alargan demasiado en el tiempo, se vuelven muy frecuentes o muy intensas. Hay que tener en cuenta que estos patrones se mantienen por las consecuencias que les siguen a este tipo de comportamientos (esto es: distraernos y sentirnos bien al recordar algo divertido, aliviar nuestro malestar al evadirnos de una difícil situación  actual; etc.). Sin embargo, a mediano o largo plazo pueden suponer un choque (más o menos brusco) con la realidad, lo que puede generar más tristeza y frustración. Esto, mantenido en el tiempo, puede llevar a síntomas físicos diversos como presión en el pecho, molestias en el estómago, dificultades para dormir, etc. Eso sin contar con que implica muchas veces una actitud pasiva ante el presente o el futuro pues, en lugar de pensar en los aspectos que podemos modificar para sentirnos mejor, nos "anclamos" en un pasado que no podemos recuperar. El problema es que esa influencia del pasado se manifiesta en el presente de esta forma (con pensamientos negativos recurrentes y emociones intensas), dificultando una buena adaptación o calidad de vida (cuesta dormir, concentrarnos, rendir bien en el trabajo, estar de buen humor, etc.). Como decimos muchas veces: "pasado no superado no es pasado, sino presente".  Asimismo, el problema puede aparecer cuando el pasado recordado se idealiza o parece mejor de lo que fue. Esto quiere decir que la persona siente nostalgia por algo que nunca es del todo real (visión sesgada o irracional) y por tanto cree que no se va a encontrar en el futuro nada similar a lo que se echa de menos. 
En fifilandia, se evade el futuro. La nostalgia de lo que llaman "normalidad", volver a, tiene su origen en el miedo y va hasta la melancolía. Porque no es sólo el virus, es el sistema económico, financiero, político, social, moral y educativo que sustentaba su mundo que se derrumba irremediablemente, y esto los aterroriza. La nostalgia de la "normalidad" en apenas lo que va de la cuarentena los impulsó a un discurso cada vez más radical, de odio contra lo que ellos creen que es el problema inmediato, el gobierno federal de la 4T y su líder AMLO. En su idealizar aquella "normalidad" dejan pasar por alto su enorme costo para la mayoría de los mexicanos: 60% en la pobreza, 150 mil muertos y 30 mil desaparecidos por la violencia, el FOBAPROA una deuda de 50 años del país que nos desangra; desmantelamiento del sistema educativo, de salud y energético del país; deforestación, saqueo y contaminación. Esta clase social no podrá, porque están aterrorizados, ayudar a crear el nuevo México. Su postura es el regreso a esa "normalidad" que no volverá porque  como todos vemos nos arrastró a esto. Desde el miedo, la nostalgia y la melancolía, para el individuo como para las sociedades, no se construyen nada y se pone en riego todo.

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