martes, 2 de junio de 2020

E D I T O R I A L
Comida chatarra, la obesidad en sí, es otra pandemia


Un comentario del periodista Enrique Galván la verdad no tiene desperdicio. Señala que la mayoría de las personas víctimas del Covid-19 tenían condiciones previas de deteriores graves de salud, como hipertenciòn, diabetes, obesidad, entre otras, muchas de ellas por el consumo de comida chatarra. “En Italia, casi 96% de las muertes por coronavirus –32,955– tenían condiciones médicas previas, según datos del Instituto de Salud, que publicó una serie de estudios sobre el brote. La edad media de los italianos que han muerto es de alrededor de 80 años. Las últimas cifras muestran que los nuevos casos y los decesos tienen un perfil común: en su mayoría personas mayores con enfermedades previas, dijo el jefe de la ISS, Silvio Brusaferro, en conferencia de prensa el viernes.
    Este antecedente debería alertar al gobierno y la sociedad mexicanos sobre los riesgos de la obesidad, que en sí es otra pandemia. Las cifras que dio a conocer anoche la Secretaría de Salud son deprimentes: 8,134 muertes y 74,560contagios confirmados. ¿No son razón suficiente para tomar medidas de emergencia, a fin de detener el consumo de comida chatarra? Ya fue aprobada la etiqueta preventiva con información más clara y visible. El Congreso podría adelantar su entrada en vigor”.
En conclusión, bien podemos aprender de las desgracias. Al final de la pandemia que al menos nos deje la enseñanza de cambiar paradigmas respecto a nuestra alimentación. Reconocer a la obesidad como otra pandemia, que si se fijan bien, lleva a la muerte a un mayor número de personas a nivel mundial. Y uno de los principales responsables de estas muertes es el consuno de alimentos procesados, comidas rápidas, comidas chatarras que también a nivel mundial los gobiernos permiten a las empresas vender al público sin reparar en que el daño finalmente lo pagamos todos. Aquí en México, concretamente en Sayula para no ir muy lejos, la comida chatarra nos la arriman casi a la punta de la nariz a los consumidores. En todas las tiendas, grandes y chicas, desde la más ostentosa hasta el changarrito más pequeño, lo primero que se observa al entrar es el enorme jaulón de sabritas, churritos,papas de todos tipos y sabores, el pan Bimbo con su variedad de panecitos chatarra, la Gamesa igual con su surtido de galletas, los refrigeradores a reventar de toda clase de bebidas azucaradas, etc. etc., los agentes de estos productos obligan a los propietarios de las tiendas a condicionar el surtido si no invaden de tal manera las tiendas,  el resultado, pura comida y bebidas que inducen a la obesidad inmediata de todos los consumidores que no acababan de comprender que la base de todas las enfermedades está en el consumo de este tipo de “alimentos” que es todo menos alimentos. Y los gobiernos, sobre todo el federal que lo permite al través de la Profeco que debería inhibir dicho consumo de toda esta basura que luego se convierte en obesidad hasta de los niños que es lo peor.
TODOS LOS PRODUCTOS, INCLUYENDO LAS BEBIDAS GASEOSAS, deberían al menos ser etiquetados, tal y como se etiquetan los cigarros, por EJEMPLO, “Este producto produce obesidad y otras enfermedades”. Que esta pandemia al menos nos deje alguna enseñanza. Regular nuestra alimentación, a un cambio más favorable como sería más consumo de frutas, verduras, pescado y productos naturales.

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