martes, 27 de octubre de 2020

 Y el proyecto ¿dónde está?

Por Moisés Zepeda Gómez

Vivimos tiempos de grave violencia, física, sangrienta y moral ejercida por poderosos, mal intencionados y caciques que obligan a los indefensos a vivir miserablemente, donde le son invisibilizadas: su dignidad, el derecho humano y el trabajo decoroso y remunerado justamente.

Ya lo escribí anteriormente: el Covid-19 desnudó pero no detuvo el avasallamiento que hace el fuerte sobre el débil, las naciones grandes se vieron inmovilizadas hasta cerraron sus ciudades, dejó de circular el dinero, los puertos se paralizaron, los aeropuertos permanecían desiertos, no había comensales en restaurantes, no abrieron abarrotes, la tecnología fue incapaz de enfrentar el monstruo silencioso; en Europa los hospitales resultaban insuficientes, un caos total se adicionaba a los problemas humanos porque nadie conocía las reglas.

Son momentos que la pandemia nos obliga a aislarnos y recapacitar en la necesidad de la convivencia de unos y otros, de esa socialización y fraternidad, pero no falta quién insista en empedrar el camino al infierno, estos soberbios y avaros que astutamente aprovechan las condiciones y nos hacen ir a etapas que creíamos superadas u olvidadas. Vuelven los rencores, la tranza, el agandalle, el engaño y el chantaje, el ingenio para salir adelante en el beneficio, aunque a sabiendas que se perjudica no sólo a uno, si no a varios o muchos terceros.

Pocos empresarios aceptaron transitar el camino de la restricción al compás de sus empleados, otros optaron por despedirlos, algunos los enviaron a sus casas sin salario; sin considerar que la fortuna que hoy tienen no fue construida sólo con sus manos e inteligencia, hubo el concurso y aportación de los trabajadores. Que vacío y estéril está el cerebro de la mayoría de los patrones al no recordar cómo empezaron, crecieron y se fortalecieron sus empresas con el sudor de los obreros. Tal vez, los mismos emprendedores en cuanto empezó la crisis, quisieron que apareciese el formato de que papá gobierno los apoyara durante el tiempo que no hubiera condiciones de producción, que se endeudara más la administración como en antaño para rescatarlos, recordemos: el FOBAPROA, Rescate Carretero, liberación de Vivienda y lo aplicado en FONDEN (que no tenía control: despensas, utensilios, herramientas y hasta maquinaria se pagaban, pero terminaban en ferreterías y negocios privados). Todavía no salen de su cultura de oprimir al empleado y exprimir al régimen.

Actualmente estas personas apuestan a la desesperanza, la desconfianza, el encono, la duda, provocan la exasperación y la polarización; inducen el todos contra todos; se valen de Fake News, pagan a boots, periodistas e intelectuales para fabricar y propalar mentiras, que a fuerza de decirlas quieren volverlas verdades; hacen marchas y mítines sin sustento ideológico y argumentan de forma falaz recriminaciones que en muchos casos no tienen relación ni soporte consistente, vigente o coherente con su expresión.

Piden un libre comercio, pero en el fondo solicitan se implante una cultura egoísta donde puedan avanzar en absorber o diluir los mercados locales haciéndolos más débiles, actúan y son un instrumento de las poderosas economías mundiales, dejando al ciudadano sólo como un simple consumidor. Los tentáculos de las potencias utilizan medios que logran enajenar el sentido de la vida de los pueblos mediante el cambio de costumbres y enfocando hacia una deshumanización consumista, abandonan sus ideologías (posiblemente  esos sean sus ideales), valores e identidades; la gente cambia su enfoque y dirección de la justicia, porque las leyes ya fueron reeditadas e interpretadas a satisfacción de los poderosos caballeros dueños del dinero.

Las potencias económicas a través de los que están protestando han logrado cambiar en nuestro país las normas de formación, no se trata de comprender y entender la realidad de la vida, en este tiempo es necesario sólo saber hacer, quieren robots humanos, mano de obra calificada y certificada que funcione sin errores. En la actual enseñanza básica ya habían desparecido Educación Cívica, Ecología y en otros niveles las materias de filosofía y ética (ahora se entiende porque muchos políticos actúan sin ética), el enfoque estaba en matemáticas y operación de las computadoras para que los seres contratados pudiesen ser más productivos.

Estas personas no dicen qué proyecto persiguen, llevan únicamente a la dialéctica de la división, la praxis del ostracismo es su medio porque no hay diálogo constructivo o resolutivo, no aceptan el pensamiento y fines de otros, pero su encono es visible en el lenguaje corporal.

Los de FRENAA están muy lejos de un proyecto de valores sublimes y humanos, bueno sería que algunos de ellos recapacitaran y volvieran los ojos hacia la hermandad, la tolerancia, la comprensión y la empatía con el débil y el pobre.


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