lunes, 30 de noviembre de 2020

        ALIANZAS ELECTORALES, PROS Y CONTRAS

Por Arturo Fernández Ramírez

Mientras las alianzas se sigan forjando en las cúpulas partidistas, estatal o nacional, sin dar oportunidad a los municipios o distritos de decidir con libertad, según sus fines, la conveniencia o no de unirse, los resultados seguirán siendo contrarios a los que se podrían esperar. Unión para un lograr un fin, es lo que podemos entender en términos lisos de la palabra alianza. Algo que de entrada se ve positivo, solo que, en materia electoral, no siempre es así, muchas veces generan división. La causa es el férreo centralismo que ejercen los partidos políticos y que es respaldado por la legislación electoral que crean sus mismos diputados y senadores. Es necesario que haya cambios de fondo para fortalecer una verdadera democracia.

    La razón es que el legislador, deliberadamente, se olvida del principal elemento: el fin que se persigue en una alianza. No siempre los fines de un municipio son similares a los del ámbito estatal y nacional. La decisión de unir a dos o más partidos, se toma en la cúpula, en la mayoría de los casos sin tomar en cuenta a los municipios. Muchos aspirantes quedan fuera de la contienda sin darles oportunidad de participar en un proceso interno. La reacción no se hace esperar, buscan otra organización donde puedan continuar con sus pretensiones políticas, provocándose así una división.

    Cuando hay elecciones presidenciales o de gobernador, las alianzas se forjan en función de lo que más convenga al candidato presidencial o del gobierno del estado. Esto da como resultado que los fines de los aspirantes municipales no sean tomados en cuenta o pasen a un segundo o tercer lugar. Lo que también trae como consecuencia ineludible, la fractura de las organizaciones políticas. En pocas palabras, aunque se dice hasta el cansancio que los municipios son la base, la realidad es que siguen siendo los últimos en el eslabón del poder.

    Si bien la legislación electoral regula diferentes tipos de alianzas y coaliciones, flexibles, parciales, totales, la realidad es que en todas exige un mínimo de municipios y distritos. Lo que da como resultado que cuando se quiere alcanzar la unión de dos o más partidos, se incluyan demarcaciones territoriales en donde no solo no se desea esa unión, sino que se da el caso de que a quienes se les quiere sumar son antagónicos. Ejemplos los hemos visto cada tres año.

    Por eso es importante seguir trabajando en reformas políticas en las que se logren más libertades a los municipios, que cada uno de acuerdo a sus propios fines, decida si en una contienda compite solo o a través de alianzas. Es claro que para alcanzar esto, se necesita romper con el centralismo que ejercen todos los partidos políticos. ¿Estarán dispuestos a este sacrificio en bien de la democracia que dicen defender? Que cada responda lo que considere. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com


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