lunes, 30 de noviembre de 2020

 Nuestras relaciones con Norteamèrica

 (Primera parte)

Por Moisés Zepeda Gómez

Mientras los agoreros del abyectismo yanqui pregonan que es una bendición ser vecinos, estar al lado, participar de una frontera enorme y ser el principal socio comercial de los Estado Unidos; existe una verdad que, en la mayoría de los casos es ignorada y ocultada para obligarnos a pensar que nada mejor nos pudo pasar. La realidad es cruda, el expansionismo sin límite de los norteños ha estado presente en el viacrucis de la historia de nuestro País, intromisiones, compras de tierras a precio de ganga, invasiones, guerras, intervención política y administrativa, corrupción e imposición de ideologías. Acto seguido hago un relato que sólo muestra una muy pequeña idea de este calvario.


Observaba Pedro Henríquez Ureña en la tercera década del pasado siglo: 

"Apenas salimos de la espesa nube colonial al sol quemante de la independencia, sacudimos el espíritu de timidez y declaramos señorío sobre el futuro. Mundo virgen, libertad recién nacida, república en fermento, ardorosamente consagradas a la inmortal utopía: aquí habían de crearse nuevas artes, poesía nueva. Nuestras tierras, nuestra vida libre, pedían su expresión". (Octavio Herrera, 2011) Lo de México y su calvario en la historia, los siglos de invasión no tan sólo geográfica, también alienación mental y socavación  del espíritu, el racismo como instrumento para  superposición económica que nos llevó a la postración, borrada la cultura y el conocimiento de la gente como la escritura iconográfica llevándonos al mundo ignorante e ignorado del analfabetismo, ausentes nuestras artes y aislada la imaginación; el abuso excesivo del uso físico hasta llevar a la extinción al 95% de los indígenas de México; la devastación de pastos, maleza y medioambiente debido a la introducción de animales exóticos como vacas y borregos. Ese fue nuestro caminar en la época virreinal.

LAS PRIMERAS PÉRDIDAS DE TIERRAS

Durante la guerra Francia-Inglaterra, nuestro territorio estuvo en medio, la pelea fue por las tierras cercanas a los Montes Apalaches, después vino el desprendimiento de la Florida a causa de la insostenible atención de las posesiones del virreinato y su resquebrajamiento imperial. México todavía no alcanzaba su separación de España.  (Octavio Herrera, 2011).

La pérdida de Texas en 1835-1836 por la ambición expansiva norteamericana debido al tratado de 1819 Adams-Onís (que no dejó especificado los términos divisores con los Estados Unidos) y la necesidad de mayor cantidad de tierras algodoneras por los esclavistas del sur fue una panacea para los avecindados invasores.

LA DOCTRINA MONROE

Nuestros vecinos del norte, ya con el presidente Monroe y el embajador Poinsett no negaron sus necedades de obtener California, Luisiana, Nuevo México, parte de Sonora, Nuevo León y hasta una porción de Tamaulipas, lo que causó estupor en el gobierno mexicano. Desde ese tiempo se inició lo que se llama la "Doctrina Monroe" que reza: América para los americanos", empezando por el reconocimiento de las noveles nacientes naciones americanas con visión de futuro ya que siempre ha existido el cuidado de proteger el comercio por parte del norteño país y de eso se encargó su emisario plenipotenciario.  (Octavio Herrera, 2011).

A causa de la inestabilidad social y política de México en años noveles de nación, los comerciantes, empresarios y políticos gringos, hacían reclamos por daños y perjuicios debido a incumplimientos, retrasos y no entregas de mercancías o insumos adquiridos, cuando en muchos casos ni tan siquiera había existido la solicitud mucho menos el pago de productos, pero generaba que tuviésemos que ceder ante el chantaje y la presión. Esto lo usó Estado Unidos como método de coacción para inclinar la balanza en su favor.  (Octavio Herrera, 2011).

Si se observa, el motor de los Estados Unidos es en base al comercio, expansión y utilidades; ese gen tiene su historia en la cultura heredada desde los primeros pioneros llegados a América, oriundos de los países europeos como Inglaterra, Noruega, Alemania, Irlanda y otros de la región.

LA INVASIÓN DEL OESTE

Nos puede ayudar a entender que los primeros colonos llegados al país del norte venían con el afán de aventura, puesto que eran parias y pobres en su lugar de origen. Seguidamente llegaron ya los empresarios que deseaban obtener bienes con el objetivo de venderlos en Europa y para eso trajeron primero a esclavos de raza blanca que se fueron independizando, obligando a los empresarios a traer esclavos negros de África, pero los blancos que ya no querían vivir bajo el yugo del Rey Jorge III empezaron a ser expulsados hacia el oeste, por eso las migraciones de caravanas en carretas buscando mejores oportunidades de vida y de propiedad, obligando a los pieles Rojas, Apaches, Mohicanos y nativos a pelear por sus territorios los que al final perdieron ante el poder del dinero y la ambición expansionista. Otro agravante fue el endeudamiento de los colonos, la reducción de créditos y la retención de garantías como las tierras, al ser despojados los constriñeron a migrar hacia el sur, así llegaron a Texas con la venia del imperio mexicano que condonó impuestos a cambio de traer aperos de labranza.

Otro motivo de la invasión al Oeste fue cuando el Rey Jorge aumentó los impuestos a las mercancías, se rebelaron los colonos y empezaron la independencia de las 13 colonias hasta lograr romper el vínculo, unificándose en los Estados Unidos de Norteamérica, encontrando rápidamente su vocación de ser y tener más cada vez.

Mientras tanto, nuestro país no encontraba su forma política y de independencia causando con eso, desconcierto y arengas militares; por un lado se pensaba en ser todavía una monarquía para administrarse y en otra forma en una república federada, eso nos dejaba en un estado de indefensión de programa de gobierno; los Estado Unidos ni tardos ni perezosos siguieron su proyecto de seguir creciendo sus utilidades, llegando a lo ya mencionado arriba: la apropiación de todos los territorios firmados en el tratado de Velasco por Santa Anna en 1836.

OTRAS FORMAS, OTROS INTENTOS

Los deseos ambiciosos de expansión no cesaron por parte de los gringos, empresas particulares desde ese país armaron filibusteros para causar problemas y generar un conflicto internacional con una intrusión armada como el Plan de la Loba y las intervenciones del francés Raousset de Boulbon, Walker y Henry A. Crabb a la Baja California y Sonora.

Otro episodio es la invasión en año 1847 donde todavía resuena la gesta heroica de los Niños Héroes, la toma de Veracruz, la llegada de los militares yanquis hasta el zócalo de la Ciudad de México. Lo que poco se comenta es que ya los Estados Unidos mucho antes de llegar a Veracruz ya habían invadido Alta California y Nuevo México, los cuáles ya estaban en su posesión; a la toma de la capital ya traían bajo el brazo los convenios de la cesión de los territorios mencionados para que fueran concedidos, sólo había que firmar.

Para el año 1857, los güeros cambiaron la estrategia con Buchanan en el gobierno, pero no renunciaron a sus propósitos; en ese tiempo empezaron a otorgar préstamos con el consabido interés más por la expansión que por el dinero mismo, con toda la intención de agotar la capacidad de pago; John Forsyth (este señor estaba plenamente convencido del mecanismo del esclavismo como medio de producción) llegó ofreciendo un amable trato, ya que era el encargado de ejecutar el plan de entregar una abierta cartera crediticia con el fin de endeudarnos y poder seguir adelante con sus propuestas de negociación mercantil. Empezaba una nueva forma de someternos a sus ambiciones.

Nuestros vecinos no dan paso sin huarache. Jhon Forsyth llegó ofreciendo al gobierno de Comonfort préstamos, tratados para comercio y concesiones, por supuesto, esperaba comercialización de paso libre, acuerdos fructuosos y la devolución de esclavos que huyeran de los latifundios sureños de USA, pero el fondo en realidad era que nuestro país estaba tan debilitado en todos los sentidos por la guerra de Reforma, que podría ser presa fácil para los intereses ingleses, cosa que les preocupaba en serio.

LA INVASIÓN FRANCESA

México tuvo que vivir la agonía de la Intervención Francesa; los norteamericanos no miraban bien la presencia de los europeos y menos aún que lograran establecer un régimen de dominio con el mando en Francia o Austria; nos prestó dinero, primero 30 mil pesos y luego 100 mil con sus respectivos beneficios, llegó a poner tropas de militares yanquis a la orden de generales nacionales (Octavio Herrera, 2011). Pero de cualquier forma pasamos las de Caín, de no ser por el pueblo que apoyó a su presidente y gobierno, no se hubiese podido derrotar al enemigo.

VECINOS FASTIDIOSOS

Una vez desalojados los franceses y terminada la guerra de Secesión en los Estado Unidos, otros problemas se hicieron presentes, como el sur perdió y con eso sus esclavos, empezó una etapa de bandolería y abigeato (la palabra abigeo viene de un robavacas que fue atrapado y ajusticiado en México, pero fue noticia que apareció aquí y en los diarios estadounidenses, el hombre así se llamaba. De ahí llamaron así a todo aquel que se apropiaba de vacunos o equinos), mucho ganado robado era llevado a Texas para embarcarse al medio oeste donde los procesaban, sólo que las acusaciones las hacían hacia el lado mexicano, hasta que logró probarse que era a la inversa. 

JUAN NEPOMUCENO CORTINA

Nativo de la Franja de las nueces al norte de Reynosa del otro lado del Río Bravo (en USA), fue severamente acusado de abigeato, de ladrón y facineroso; la realidad es que los nuevos colonos que llegaron eran gente sin ley y se apropiaban de todo por las buenas o por las malas, en muchas de las veces por juicios mal llevados para quitarle a los residentes sus tierras y posesiones. Juan Nepomuceno se defendió por la vía legal y cuando fue necesario juntó rancheros y tomó la ciudad de Brownsville, cosa que jamás le perdonaron.

Aunado a todo lo anterior, las incursiones de fugados de la ley, apaches, pieles rojas y otras tribus que amparados en las reservaciones que usaban como bases de apoyo, cruzaban la frontera y ultrajaban, sustraían y cometían toda clase de desórdenes.


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