lunes, 11 de enero de 2021

 Murió el maestro Otto Schondube, amigo

de Sayula y gran conocedor de su historia


Conocí personalmente hace 4 años al maestro Otto Schöndube en su oficina del museo regional de Guadalajara. Una persona muy amable y cálida, hombre mayor que apoyado en su bordón tradicional caminaba con el ánimo de un joven arqueólogo entre los escritorio de sus alumnos y multitud de cajas en una laberinto que la remodelación de esa ala del museo donde estaba su oficina había convertido. Éramos una comisión del ayuntamiento de Sayula: la regidora de cultura, el titular de patrimonio municipal y yo, el cronista municipal de Sayula. Fuimos a ver al maestro para que nos informara del centro ceremonial "Cerrito de Santa Ines", de su posibilidad de rescatarlo. Una vez que supo de dónde veníamos, su cara se iluminó y clavándonos sus ojos azules de mirada chispeante, preguntó por don Federico Munguía, con el que estaba emparentado según nos dijo y con  cual lo unía una amistad de muchos años. Nos informó de la posibilidad de que el sitio mencionado fuese motivo de rescate por parte del gobierno del Estado y/o el INAH; por el deterioro y abandono, según nos comento en aquella ocasión, era difícil, y por otro lado, el complejo arqueológico del que era parte el parque Cerrito de Santa Inés, en su mayoría era propiedad privada y no pública, lo que sumaba dificultad al trámite. Nos platicó, luego, con mucho ánimo, de sus anécdotas personales y profesionales para con Sayula a la que se veía le profesaba un especial cariño por ser parte de sus recuerdos de niñez: Nos contó cómo él y sus padres que constantemente viajaban por tren entre Guadalajara y Tamazula, gustaban comprar en la estación de ferrocarril de Sayula, las famosas cajetas de leche y frutas de la temporada entre las que recordaba las de pitaya y membrillo, preguntándonos si aún hacían estas últimas, lamentado que no fuera así. Nos platicó detalles sobre sus estudios profesionales que referían a Sayula, mencionando que para él, Sayula no era exactamente lugar de moscas en su traducción al castellano, sino de moscos. Recuerdo que ya muy interesado en la plática sobre el pasado remoto de Sayula, me señaló el sitio de un acueducto colonial al sur de Sayula, por el kilometro 4 de la carretera a San Gabriel, que él encontró gracias a unos vecinos que se lo señalaron. Conmovido por los recuerdos de Sayula, nos invitó a ver unas losas hecha por Epigmenio Vargas que representaba las estaciones del viacrucis las cuales adornaba el segundo piso del museo regional de Guadalajara y que originalmente estuvieron en el atrio del santuario de Sayula. Nos despedimos en esos pasillos del museo del Maestro Otto, convidándolo a Sayula, lo cual aceptó gustoso, viniendo luego a un homenaje que se le hizo en el foro de la biblioteca local, donde lo volvimos a saludar por última vez. El maestro tenía un gran cariño por Sayula y su gente, sus investigaciones incluyen capítulos y un libro entero dedicado al pasado prehispánico de Sayula en lo cual el maestro era uno de los pocos expertos que existen. El pasado 30 de diciembre, lamentablemente, murió este ilustre amigo de Sayula. En este espacio queremos recordarle con el mismo cariño. En paz descanse el maestro Otto.

Otto Schöndube Baumbach. Nació en Guadalajara, Jalisco, 13 de diciembre de 1936  y murió el pasado 30 de diciembre de 2020 en la misma ciudad. Fue un arqueólogo e investigador mexicano. Se especializó en el estudio e investigación de las culturas prehispánicas de la región occidental de México. De ascendencia alemana, su abuelo paterno fue el alemán Enrique Schöndube, quien llegó a México para trabajar en proyectos eléctricos en Oaxaca; adquirió una hacienda en Tonila, la cual perdió durante la Revolución mexicana. Su abuelo materno fue el también alemán Rodolfo Baumbach, quien llegó a Tabasco a principios del siglo XX, y quien le contó haber conocido a la arqueóloga Isabel Kelly quien hiciera las primeras investigaciones arqueológicas a finales de los años treinta, principios de los años cuarenta del siglo pasado, en el Sur de Jalisco. Así nació su interés por esta ciencia. Su padre trabajó en el ingenio azucarero de Tamazula, por esa razón Otto creció en el ambiente de los cañaverales, la zafra, y el proceso industrial de la caña de azúcar. Realizó sus primeros estudios en el Colegio Unión, en el Instituto de Ciencias de Guadalajara y en el Instituto Patria de la ciudad de México. Ingresó a la Universidad Iberoamericana para estudiar la carrera de ingeniería mecánica, sin embargo decidió cambiarse a la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) para obtener su licenciatura en la década de 1960.  Fue discípulo de Pedro Armillas, Wigberto Jiménez Moreno y Barbro Dahlgren. Trabajó para el Instituto Nacional de Antropología e Historia desde la década de 1970. Participó en el traslado de las piezas arqueológicas desde el antiguo Museo Nacional al Museo Nacional de Antropología. Realizó el hallazgo de la estela del Nevado de Toluca,2 el rescate de un tzompantli en Tlatelolco, algunos salvamentos en la presa Infiernillo y en los trabajos para consolidar una pirámide en la zona arqueológica de San Felipe los Alzati, en Michoacán. Colaboró con el arqueólogo Román Piña Chán en los trabajos del exploración del cenote sagrado de Chichén Itzá. Se especializó en el estudio de las culturas prehispánicas del occidente (Sur de Jalisco, Michoacán, Nayarit y Colima) de México, promoviendo la creación de museos comunitarios e impartiendo conferencias en diversos foros e instituciones. Obras publicadas:  Figurillas del occidente de México, en 1968. Los olmecas en el occidente de México, en 1968. Culturas de occidente, coautor con Román Piña Chán y Lidia C. de Camacho, en 1969. Tzintztuntzan, en 1969. Arqueología de occidente, en 1971. Bibliografía arqueológica del occidente de México, coautor con Sara Ladrón de Guevara, en 1990. El pasado de tres pueblos: Tamazula, Tuxpan y Zapotlán, en 1994. Cerámica de Tonalá, en 1994. Zafra, coautor con Ana Lorena Ochoa y Ciro Gómez Leyva, en 2000. Arqueología de la cuenca de Sayula, coautor con Francisco Valdez y Jean Pierre Emphoux, en 2005. (Rodrigo Sánchez Sosa/Cronista de Sayula)


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