lunes, 13 de septiembre de 2021

 Política y Arte. ¿Qué dice de nosotros el Centro Histórico…..?. Pésimo

Por Rodrigo Sànchez Sosa

El Talón de Aquiles de esta generación de políticos prematuros que nos gobierna en Sayula, es la cultura. NO tiene una maldita idea de eso. No distinguen entre una arquitectura clásica y un mugre oxxo. Así de fácil. Su lógica es que en el oxxo venden chelas; claro, están morros… 

Lo peor, lo fatídico, lo trágico del asunto, es que han tenido un inusitado apoyo mayoritario en dos elecciones. Luego pues ¿Tendremos que extender  la descripción de entes incultos a la masa de este municipio? La pregunta queda abierta, con toda la pena del mundo ¿En qué cabeza cabe que los elegidos como regidores de cultura, sean eso, regidores de esa tan importante actividad humana? No es posible, se confunde la gimnasia con la magnesia en este culto y noble municipio (Y que no me salga algún regidor con que el futbol es cultura, porque, si bien todo el futbol es cultura, no toda la cultura es futbol…)


Nuestra principal cara como ciudad al visitante, es nuestro centro histórico…digo, solo véalo ¿Qué dice de nosotros? No del presidente municipal, no  de los regidores, de nosotros…pésimo. 

Definitivamente es un mal gusto brutal, así ¿Qué hacer? Educarnos, solo eso. No es posible dejar algo tan caro como es el patrimonio municipal a alguien que no tiene la mínima sensibilidad estética, porque se nota a leguas su mal gusto.

El asunto es complicado porque hay que entender, no solo la política sino la vida, tener el interés por preguntarse de qué se trata este periodo tan corto de existencia (a  los 25 años crees que la vida es eterna, que puedes demoler la pirámides de Egipto y mañana construyes otras)… ¿De qué se trata?... ¿De hacer lana y escuchar a Gloria Trevi mientras me rasco un huevo en la playa? NO. Sí, si, eres exitoso, todos te envidian, tu suerte es increíble, pero, tristemente eres tan cursi como la canción de "Brincan, brincan los borregos" o sea no. Sayula es un paquetote; no la gente, la gente va y viene en el tiempo, hay de todo como en botica; pero, el patrimonio cultural es un paquetote para el que no entiende que los bienes culturales de este municipio de 500 años de antigüedad, son frágiles e irreversible el daño que se les hace, es un daño a Sayula que se extiende en el tiempo, es lo equivalente a quemar un bosque para sembrar aguacates en el terreno de la ecología. Como dijo AMLO: Tengan, para que aprendan:  

"Desde la Antigüedad clásica, la filosofía ha evidenciado que el destino humano es la resultante del entrecruzamiento de dos fuerzas en tensión o de dos poderes que gobiernan al hombre:   la razón y la naturaleza. En la cultura occidental la razón ha sido puesta como gobernadora de la naturaleza, pues está dotada de una lógica y de una intencionalidad que no posee la segunda. Por ella ha sido posible la institucionalización de la religión y del arte. Esta racionalidad intencional impone reglas de organización que la naturaleza no puede darse a sí misma, pues en su fluir cíclico (al que se subordinan las "leyes" naturales), carente de orden teleológico, rige el caos con imperio absoluto, pues  es el reino de la entropía y del azar. En El Origen de la tragedia, Nietzsche identifica a la razón con el dios griego Apolo, y a la naturaleza, con el dios Dionisio. Se dice que la tragedia tuvo un principio mítico en las celebraciones y ceremonias de tipo agrario que representaban la muerte y la vida en la naturaleza. Dionisio, dios del vino, era adorado a través de la danza, el trance y el éxtasis. Dionisio, acompañado de sátiros, quienes son las fuerzas de la naturaleza, pide a sus fieles no hablar de sacrificios y entregarse a la excitación sensual, sexual. Los sátiros son representados por machos cabríos, pues en ellos prepondera un marcado instinto sexual. El caos que esto instaura es ordenado por el contrapunto entre el canto y los diálogos que comienzan los sátiros. La evolución de esto conduce a la organización teatral que conocemos de la tragedia, en la cual se ha operado una fusión del principio dionisiaco y el principio apolíneo: la fuerza vital es lo que queda del culto a Dionisio, pero se nos transmite en un orden claramente enraizado en la figura del dios Apolo. Para comprender mejor la relación filosófica entre la razón y la naturaleza, debemos hacer referencia también al mito de la caverna de Platón. En él, su autor abre un sendero que marcará el decurso del pensamiento occidental hasta nuestros días, al prevenirnos contra el engaño de las apariencias que nos muestra el mundo físico. Todo lo que podemos afirmar sobre este mundo queda en el nivel de la opinión y, por tanto, su conocimiento no es real. El conocimiento verdadero deriva de la buena utilización de la razón, que nos permite llegar a ideas universales; formas eternas, sustancias que dan origen al mundo real. Con esto, Platón quiso llegar a la esfera de lo humano, de forma tal que su teoría resultara válida en el campo de la moral. El hombre es hombre porque participa de la idea universal de humanidad. Así mismo, si una acción es justa, lo es porque participa de la idea de justicia, porque tiene algo en común ella. En fin, todo en el mundo sensible, en el mundo de las apariencias, obra así y está jerarquizado de forma que la primera más importante idea es la de Dios. La vida debe estar orientada a alcanzar la contemplación de esta idea. Por eso en ella nada vale si no está ordenado a alcanzar tal objetivo. La vida se llena de virtud cuando yo pongo todo al servicio de este fin último y suprimo aquello que pueda apartarme de él. La tradición socrática y platónica enseña un conocimiento que se consigue a través del sufrimiento  y el dolor. A la verdad platónica se llega liberándose de la carne, de la sensibilidad y de las tendencias naturales: conocer implica agobiar al ser humano. La tragedia griega nació como protesta a esta concepción del conocimiento heredada de las epopeyas homéricas,  pero a su vez fue atacada por la doctrina de la verdad de Sócrates y Platón. En la tragedia se observa al hombre como juguete del destino; los dioses son incapaces de dar una respuesta al sufrimiento humano y además lo cargan con un destino ineludible, una condena merecida. Tanto el racionalismo griego como la religión helénica habían condenado al hombre al olvido de sí mismo; la tragedia, entonces, surgió como el alivio a este olvido  y como el castigo a la pretensión de sabiduría de los hombres, mientras que la decadencia de la tragedia bajo los ataques de la filosofía socrático-platónica es el precio pagado por la posesión de la naturaleza. La visión platónica del mundo está fundada en el principio apolíneo. Apolo está en la esfera del mundo real. Apolo es cifra de los universales platónicos: él es -nos dirá Nietzsche-, el dios de la armonía, del esplendor de la justicia, de la serena sabiduría, el dios de la forma en el arte, el vencedor ajeno ya al mundo del dolor . Es el dios que nos recuerda lo finitos que somos y nos pone en la tarea de alcanzar su efigie eterna, el rostro impasible de la verdad, que solo podría conquistarse tras arduas bregas. Dionisio, en cambio, es el dios de la embriaguez, representa la naturaleza y su fuerza; por eso no está en la esfera de la razón. Dionisio incita al hombre al olvido de sí mismo, anulando el estado consciente que caracteriza a la razón . Así como en la tragedia griega Dionisio dio origen al coro, encargado de advertir a los personajes acerca de su labilidad, es él quien recuerda al hombre la necesidad de establecer una alianza con sus congéneres para soportar la vida. La embriaguez permite al hombre sentirse dios, rompe el lazo que le impide trascender su finitud y liberarse para alcanzar lo que los dioses le han robado: el gozo de la vida." (Franz Mauricio Castro Barahona, "La Interpretación Nietzscheniana del fenómeno estético") 

"El hombre no es ya un artista, es una obra de arte; el poder estético de la naturaleza entera por la más alta beatitud y la más noble satisfacción de la unidad primordial, se revela aquí bajo el estremecimiento de la embriaguez"  Nietzsche.  


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