lunes, 22 de noviembre de 2021

      Crece la desconfianza hacia El Buen Fin

Por Arturo Fernández Ramírez

"Meses antes del Buen Fin vi el precio de una pantalla, me esperé para aprovechar los supuestos descuentos y grande fue mi sorpresa que estaba igual de cara, nomás le pusieron 30% de rebaja". "Nada que ver con las verdaderas ofertas en Estados Unidos". Testimonios como estos son los que prevalecen cada año en este programa, hay más decepción que gusto. Es necesario que el gobierno federal y los empresarios se den cuenta que el pueblo no merece ser engañado de esta manera. O desaparece este programa o lo hacen efectivo como realmente debe ser.


    Como cada año, abunda la publicidad del Buen Fin, convenciéndonos de que compremos en ese fin de semana largo porque los artículos son más baratos que durante el resto del año. Lamentablemente muchos siguen cayendo en el garlito, se esperan a esa fecha para adquirir bienes. Y grande es el desencanto al darse cuenta de los precios igual de elevados. La única diferencia es que tienen la leyenda "% de descuento", pero en la realidad no hay tal oferta.

     Es necesario que tanto el gobierno federal, pero principalmente la clase empresarial que impulsa el Buen Fin, se den cuenta que el pueblo no merece ser engañado de esta manera. Si tuvieran una visión diferente, se darían cuenta que sí obtendrían buenas utilidades promoviendo ofertas reales. Las ventas serían mayores y las ganancias en corto tiempo les representarían un mejor ingreso. Pero todo indica que les gana la ambición y voracidad y prefieren engañar los consumidores en lugar de tenerlos como aliados.

     Como sabemos, el Buen Fin pretendió copiar una acción semejante que se realiza cada año en Estados Unidos. Solo que allá sí se promueven ofertas reales, precios de ganga que son aprovechados por la ciudadanía. Al grado de hacer filas en las tiendas desde un día antes en la noche para en cuanto abren, alcanzar a comprar lo que les interesa.

   En fin, como siempre, queremos copiar modelos ajenos, pero desnaturalizando su esencia. Ojala que los empresarios y comerciantes lo visualizaran así y corrigieran el rumbo. Es necesario poner fin a los engaños del Buen Fin. Reconociendo que sí existen excepciones en algunas tiendas departamentales. Lamentablemente en la mayoría no y al ser la mayoría, manchan este programa.

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