lunes, 6 de diciembre de 2021

         Envejecimiento y salud.

Lic. y M.C. en Gerontología Juan Ramón Almejo Vargas

almejovargas5@gmail.com


En el mundo, las personas viven más tiempo que antes. Hoy la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años. En el 2030 una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. El envejecimiento de la población comenzó en países de ingresos altos como Japón, pero en la actualidad también se está viendo en países de ingresos bajos o medianos (OMS, 2021). 

Desde el punto de vista biológico, el envejecimiento es el resultado de la acumulación de la gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia la muerte. Más allá de los cambios biológicos, el envejecimiento suele estar asociado a otras transiciones vitales, como la jubilación, el traslado a viviendas más apropiadas y el fallecimiento de amigos o parejas (OMS, 2021).

Entre las afecciones más comunes en la vejez se encuentran la pérdida de audición, las cataratas, dolores de espalda y cuello, osteoartritis, neumopatías obstructivas crónicas, diabetes, hipertensión, depresión y la demencia. A medida que se envejece aumenta la probabilidad de experimentar varias afecciones al mismo tiempo. La vejez se caracteriza también por la aparición de varios estados de salud complejos que se conocen con el nombre de síndromes geriátricos (OMS, 2021).

La ampliación de la esperanza de vida ofrece oportunidades, no solo para las personas mayores y familia, sino también para la sociedad en su conjunto. En estos años de vida adicionales se pueden emprender nuevas actividades, como continuar con los estudios, iniciar una nueva profesión o retomar antiguas aficiones. Po otro lado las personas mayores contribuyen de muchos modos a sus familias y comunidades. No obstante, el alcance de estas oportunidades y contribuciones depende de gran medida de un factor: la salud (OMS, 2021).


Cuando las personas pueden vivir esos años adicionales de vida con buena salud y un entorno propicio, su capacidad para hacer lo que más valoran apenas se distingue de la que tiene una persona más joven. En cambio, si estos años adicionales están dominados por el declive de la capacidad física y mental, las implicaciones para las personas mayores y para la sociedad se vuelven más negativas (OMS, 2021).

Aunque algunas de las variaciones en la salud de las personas mayores se debe a la genética, los factores que más influyen tienen que ver con el entorno físico y social, en particular la vivienda, el vecindario y la comunidad, así como características personales como el sexo, etnia o nivel socioeconómico. Los entornos físicos y sociales pueden afectar a la salud forma directa o a través de la creación de barreras o incentivos que inciden en las oportunidades, decisiones y los hábitos relacionados con la salud. Mantener hábitos saludables a lo largo de la vida, en particular seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física con regularidad y abstenerse de consumir tabaco, contribuye a reducir el riesgo de enfermedades, mejorar la capacidad física y mental y retrasar la dependencia de los cuidados. Los entornos propicios, tanto físicos como sociales, también facilitan que las personas puedan llevar a cabo las actividades que son importantes para ellas, a pesar de la pérdida de facultades (OMS, 2021).

La década del envejecimiento saludable tiene como objetivo reducir las desigualdades en materia de salud y mejor la vida de las personas mayores, su familia y sus comunidades a través de la acción colectiva (OMS, 2021).  


No hay comentarios:

Publicar un comentario