lunes, 13 de diciembre de 2021

 Política y verdad ¿Miente Daniel Carrión como una mujer que finge el orgasmo o como un estafador que engaña a un incauto?

Por Rodrigo Sánchez Sosa

"Cuando testifico, prometo decir la verdad, ya sea ante un tribunal o en la vida cotidiana; y es preciso, por consiguiente, disociar desde el principio la veracidad de la verdad. Cuando miento, no digo necesariamente lo falso y puedo decir lo falso sin mentir. Este es un ejemplo canónico: Freud, en ´El chiste´, cuenta la siguiente historia judía que Lacan cita con frecuencia: uno le dice al otro: "Me voy a Cracovia", y es verdad, dice la verdad; pero el otro, que sospecha que está mintiendo, le dice: "Pero ¿por qué me dices que te vas a Cracovia si te vas a Cracovia?, ¿es para que crea que te vas a Varsovia?". Dicho de otro modo, éste es un ejemplo en donde alguien ha intentado mentir diciendo algo que es verdad. Esto nos permite disociar lo verdadero de lo veraz, lo falso de lo mentiroso. Puedo perfectamente proponer un enunciado falso porque creo en él, por consiguiente, con la sincera intención de decir la verdad, y no se me puede acusar de mentir sin más porque lo que digo es falso. En cambio, si digo algo que es verdadero sin pensarlo o bien con la intención de confundir al que me está escuchando, miento. Falto a la verdad cuando digo algo distinto de lo que pienso. Faltar a la verdad supone una intención de engañar al otro, de confundirle. Por lo tanto, la mentira implica la intención de engañar.


 …alguien dice deliberadamente algo distinto de lo que sabe con la intención de confundir al que le está escuchando. Eso es mentir.

Naturalmente, una reflexión sobre la mentira es una reflexión sobre la intencionalidad: ¿qué quiere decir la intencionalidad? Toda la tradición filosófica dominante de la mentira se refiere a un concepto de voluntad intencional y temática: es preciso que tanto el que habla como el que escucha tengan, ambos, una representación temática de lo que quieren decir y entender; y en todas partes en donde esa representación temática falta, se torna borrosa o equívoca a causa de la retórica (Conjunto de reglas o principios que se refieren al arte de hablar), del contexto, etc., carecemos de criterios para disociar la mentira de la no-mentira….Están también, ya que la mentira es algo que pertenece al lenguaje, todos los efectos retóricos , los tropos ( Tropo :Figura retórica de pensamiento que consiste en el uso de una palabra con un sentido figurado), los equívocos debidos al hecho de que no digo exactamente lo que quiero decir tal y como quiero decirlo. Por eso, resulta siempre imposible probar que ha tenido lugar una mentira, porque el único árbitro al respecto es el que, en su conciencia, en su fuero interno, sabe lo que ocurre. Puedo probar que alguien no ha dicho la verdad, que alguien, en efecto, ha engañado a alguien, pero no puedo probar, en el sentido estricto y teórico del término, que alguien ha mentido.

…dos ejemplos extremadamente interesantes que permiten comprender lo que son esas "verdades a medias". El primer ejemplo es uno del que habla Montaigne: no puedo decir todo lo que tengo en la cabeza, pero esa verdad a medias no pertenece necesariamente al orden de la mentira. El segundo ejemplo es el de la mujer que finge el orgasmo por amor hacia el hombre con el que está, para hacerle creer que es estupendo; al fingir el orgasmo, engaña a su amante. ¿Lo engaña por su interés y, de forma más general, se puede mentir por el interés de aquel a quien se está mintiendo?   Éstas son dos grandes arterias del problema. En primer lugar, con respecto a que no se puede decir todo: se trata del concepto clásico de la mentira por omisión. Existen dos formas de omisión: la que consiste en disimular algo adrede y la que remite a la finitud del discurso y que consiste en no decirlo todo aunque yo quiera hacerlo. Sólo un ser finito puede mentir, tiene capacidad para mentir. Remito aquí, para complicar todavía más las cosas, al célebre Hipias menor de Platón: en este tratado sobre lo falso Platón utiliza la palabra pseudos (de la que ya resulta difícil dar una traducción adecuada en la medida en que pseudos, en griego, quiere decir a la vez lo mentiroso, lo falso o lo ficticio). Es esta noción de ficción la que resulta interesante, pues cuando la ficción se inmiscuye en el discurso, ¿en qué momento se puede decir que esa ficción es mentira? Rousseau, que dice cosas preciosas sobre la mentira en Las confesiones y en Las ensoñaciones, afirma que la ficción, y por consiguiente la literatura, no miente desde el momento en que no perjudica al otro. Mentir es perjudicar al otro. 

El orgasmo fingido ¿constituye una mentira o un fingimiento? ¿Qué ocurre en los casos en que ese orgasmo fingido está destinado a agradar, a arreglar las cosas?

…la mentira útil, gran tema de la literatura sobre la mentira, especialmente presente en san Agustín y en Emanuel Kant. Platón planteaba ya la cuestión de la mentira útil desde el punto de vista político: en interés del ciudadano, algunos pueden considerar que es bueno mentir. La censura oficial en tiempos de guerra procede de esa mentira útil: es bueno para el estado de la nación, para la moral de los soldados, disimular ciertas informaciones. Pero, volvamos al orgasmo fingido, su naturaleza depende sin duda de cada caso. No obstante, ya no se trata aquí de un enunciado declarativo, mientras que, por lo general, se suele inscribir el problema de la mentira dentro de la cuestión no sólo del lenguaje proferido, sino de un determinado tipo de lenguaje declarativo, constatativo: digo lo que es o lo que no es. Aquí tenemos que vérnoslas con manifestaciones, con testimonios, que no son necesariamente hablados, que pueden ser gritados o silenciosos, y que pueden tener efectos de disimulo, de falsificación, útil o no útil y, al hablar de política y de información, resulta evidente que la filtración de la información, la selección, el hecho de dejar al margen determinados hechos y sacar otros a relucir, ya puede ser interpretado como una especie de falsificación para la que el concepto de mentira no resulta muy seguro."

    Hasta aquí la reflexión sobre la mentira en una entrevista  realizada al filosofo francés Jacques Derrida, En Staccato, programa televisivo de France Culturel, del 7 de enero de 1999.

   El partido Movimiento Ciudadano, antes Convergencia, decidió apostarle a una modalidad de la política surgida del neoliberalismo y adoptada por el PRI en México, que hacía de la contienda política un espectáculo de masas, la política espectáculo: los candidatos no representaban más que proyecciones y aspiraciones de las masas; no intereses, ideas, propuestas, convicciones o vocación. El candidato y por ello también aquellos elegidos para gobernar eran un producto, se vendían y eran comprados por la masa en función del concepto de lucro, de la idea de mercado en la lógica de la mercadotecnia. Por lo tanto respondían al interés de aquellos que lo habían creado, no eran producto de negociaciones entre sectores sociales, no representaban intereses legítimos de una mayoría en la sociedad, ni proponían e implementaban planes a largo o corto plazo para solucionar una problemática concreta de aquellos que los elegían, eran productos milagros, chatarra, con buena presentación, atractivos y seductores, pero huecos y falsos. Desde Salinas de Gortari hasta Peña Nieto incluidos los panistas Calderón y Fox, se vendieron y compraron así, como viles productos comerciales que prometían milagros al consumidor-votante. Por ese mismo tiempo otra figura producto de las técnicas de mercado y consumo surgió: el candidato independiente. La pretensión de no tener compromiso con la política tradicional lo vendía como producto alternativo, como una coca cola ligth, saludable pero con el sabor de siempre y mejorado. Un timo que funcionó a medias, y fracaso en 2018 tras el tuzanami llamado López Obrador y su partido morena, quedando enterrado este concepto de manera muy clara ya para 2021.

En este contexto nace el moderno Prometeo o Frankenstein  de la política local con pretensiones de altos vuelos, Daniel Carrión Calvario un producto que comenzó en la lógica del emprendimiento: el muchacho desde la prepa se creó y vendió así mismo como producto de consumo que luego fue comprado por la ciudadanía para más tarde vender su franquicia a MC. Carrión no es un político es una marca. Como tal no soluciona lo que promete, cumple su función mercantil en una sociedad de consumo mediante una publicidad que sobre dimensiona sus cualidades como producto, cuidando los mínimos detalles en su exposición mediática en el mercado (redes sociales), para lo que invierte miles de pesos. Como en el caso de la coca cola ligth, ni quita la sed ni es saludable; la política en este caso es tan falsa como las propiedades alimenticias de la coca cola o la cantidad de producto en una bolsa inflada de sabritas.     

    ¿Miente Carrión?  Después de leer a Derrida en su reflexión de la mentira, inferimos que no lo hace como la mujer que finge el orgasmo, sino que dado lo intereses detrás, al hacerlo para engañar y estando consiente del engaño, efectivamente Carrión miente: 

    Dos casos: La EST#11. Y la consulta sobre el pacto fiscal. En el primer caso: engaña al hacer creer a la ciudadanía que Cerón su interino, tenia margen de maniobra en su actuar independientemente de él como presidente municipal con licencia, eso es falso; independientemente de la omisión que llevó a este problema tan serio que dejó en la calle a mil estudiantes de secundaria en el municipio.

    En el segundo caso, aunque sólo es un instrumento de la empresa que lo compró como producto, Movimiento Ciudadano, las verdades a medias y la manipulación de la información es algo de lo que por su misma naturaleza está consciente y participa en el engaño de Enrique Alfaro el gobernador del estado que planeó y financia este asunto. Por lo tanto, Carrión si miente como un estafador, no es una ficción su actuar, ni hay convicción sincera de una falsedad, Carrión no dice lo que en verdad piensa, dice lo que le conviene, engaña, la mentira es su herramienta de promoción política, con todo lo que ello implica.  


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