lunes, 28 de marzo de 2022

                     Política y educación.

Por Rodrigo Sánchez Sosa

Son más importante las emociones (el corazón) que las habilidades de una personas, la maestra Mar Romera Pedagoga y psicopedagoga oriunda de de Granada, España, presidente de la Asociación Pedagógica francesa Tonucci, dice que sí.  "Los más importante es la persona en su totalidad, no por parte ni por interpretaciones parciales. La función neurológica posee dos mecanismos estrechamente relacionados, uno de naturaleza cognitiva y otro de naturaleza emocional. La función neurológica emocional es más importante que la cognitiva. La actividad  cognitiva es siempre movilizada por la emocional. La emoción va siempre primero, siempre decide. La emoción y la imaginación siempre le ganan a la razón. "


Por ello la maestra Romera, opina que los maestros como parte de su formación deben saber que enseñarán lo que son como personas , dado que en el proceso de aprendizaje las emociones juegan un papel clave: "Nuestro alumnado no aprende lo que le enseñamos, nos aprende a nosotros, a sus referentes adultos. Cada docente debe tomar conciencia de la profesión que ha elegido, de la trascendencia que implica y de la importancia social que conlleva; desde aquí y desde la responsabilidad individual, cada docente no puede seguir siéndolo sin estudiar cada día, sin leer, sin evolucionar, sin cambiar, sin desaprender para aprender, sin construir su yo personal cada vez más íntegro y más equilibrado. Las administraciones deberían ser conscientes de esto. Cada docente debe 'cuidarse' y debe ser cuidado; quizá todo empieza por dejar claros los términos de 'cuidado'. Quizá ha llegado el momento de repensar la formación inicial, la formación continua, el acceso a la función pública y, en general, la política de recursos humanos de nuestro sistema. Desde el convencimiento de la existencia de un gran ejército de docentes maravillosos, entregados y preparados que son los que están manteniendo un sistema desastroso y obsoleto que nunca piensa en la infancia; creo que ha llegado el momento de decir ¡Basta!"

Se le ha preguntado a la maestra sobre las estrategias a desarrollar por los maestros en sí mismo para el autoconocimiento que les permita enseñanza, ella dice al respecto: "No puedo contestar esta pregunta con un listado de estrategias, pues siempre quedaría incompleto. En el mundo de la educación no existen recetas elaboradas, es un mundo de corazón e imaginación, de  relaciones únicas e intransferibles (…) es necesario un proceso de alfabetización emocional (necesario de estudiar), conciencia emocional (necesario practicar) y un proceso de sociabilización emocional (necesario vivir). Esto comienza con conocer lo mejor posible el funcionamiento de nuestro cerebro.  Cada docente convencido significa la mejora en la calidad de vida de un grupo completo de alumnos, y eso es gratificante. No podemos perder de vista que la escuela, en muchas ocasiones es la segunda oportunidad de una persona."

Ante la pregunta ¿Cuántas nuevas necesidades ha hecho surgir la pandemia entre los alumnos y los maestros?   La maestra Romera responde: "Contestaré a esta pregunta desde la ironía…ninguna. Todas las necesidades ya estaban, el fracaso escolar ya existía, prácticamente estamos en los mismos rangos que antes de la pandemia, alumnos y alumnas sin Internet ni dispositivos digitales al alcance en el siglo XXI ya estaban a finales de 2019; maestros con rezago digital y sin correo electrónico…; esto me lleva a un largo etcétera (…) Las grandes necesidades (en esta pandemia) son los abrazos, el escucha y la mirada  (humanas)."

Finalmente se le pregunta a la pedagoga qué considera ella el principal rezago en la formación profesional de los docentes, ella responde contundente: "…de lo que conozco me atrevo a decir que la gran carencia es la formación del profesorado." (webdelmaestrocmf.com)

Esta entrevista con la maestra Mar Romera, me parece importantísima en el contexto de la política municipal que vivimos hoy en Sayula,  solo preguntémonos ¿Quién educó a nuestro actual alcalde desde la primaria hasta la universidad sin enseñarle lo que es un bien patrimonial, sin dejarle claro la importancia del patrimonio arquitectónico del municipio y los valores implicados en 500 años de historia? Los maestros de  Sayula y la región (De hecho uno de ellos es su asesor). Nuestros alumnos son un reflejo de lo que somos como personas, no exactamente de los contenidos que les enseñamos en el aula. Nuestro joven alcalde fuera de la grilla, según uno de sus maestros (QPD), en lo académico era un alumno promedio, lo de "estudiante prodigio" los hechos lo demuestran, es un mito. La responsabilidad es compartida, el costo de estos últimos 6 años de gobierno municipal tendrán implícito este estigma de la educación local. Me pondré como ejemplo porque no hay otra manera, pero no me crea, que cada lector haga lo propio: Los primeros 6 años de vida, incluso antes en su vida intrauterina, marcarán al niño toda su vida, según la teoría del desarrollo humano de Freud en la que se base tanto el psicoanálisis como la psicología, sin dejar de lado las variaciones de la misma que si herederos intelectuales harán contribuyendo a la misma, gente como Jung o Lacan. Hasta los 6 años el niño tendrá como eje emocional, la familia, tras de lo cual comenzará su vida escolar en el kínder y terminará en la universidad (lo cierto es que el aprendizaje no termina hasta la muerte, pero tenemos esa concepción comúnmente). De ahí que la escuela y los maestros, no solo sean una segunda oportunidad para una persona como la Maestro Romera señala, sino parte del ser emocional de cada uno de nosotros. En lo particular yo recuerdo maestros de Sayula que me marcaron en todos sentidos, pero hablaré solo de aquellos que consciente o inconscientemente, con intención o sin ella, lo hicieron según mi opinión, para bien. En la primaria, que yo recuerde, mi interés por la ciencia y las disciplinas sociales del conocimiento, era vocación, nació conmigo; más lo valores como la solidaridad, la compasión, el desapego y el amor al prójimo, los asocio con mi formación en una escuela católica a la que asistí regenteada por religiosas del Verbo Encarnado. Recuerdo a la maestra Rosario directora de la escuela, a la madre Esperanza y la jovial y siempre humana maestra Georgina del Rosario Anguiano. En el kínder, curiosamente a las únicas que recuerdo es a la maestra Tato que tocaba el piano y a una maestra de la que hablaré más adelante que prestaba su voz para el lobo en el teatro guiñol del jardín de niños Celso Vizcaíno de Sayula, recientemente demolido por la barbarie. Estoy de acuerdo con la pedagoga española aquí citada, la escuela representan una segunda oportunidad para las personas, dando opciones al rol familiar y traumas emocionales que uno experimenta u hereda en el entorno familiar, en la persona de los maestros, de ahí que no esté de acuerdo con una reciente postura de los docentes que dicen que todos los valores se enseñan en casa, en una clara irresponsabilidad en su papel de educar al niño en sus primeros años. Para mi estas maestras que cité me formaron en valores y han influido en mi hasta el día de hoy, lo mismo quienes no cite aunque de forma muy distinta.   Ya a los once años de edad, según la misma teoría freudiana, el niño entra en la pre adolescencia, hay una recapitulación de la primera formación y un primer enfrentamiento con la vida adulta, la secundaria.  Entonces el interés se vuelca sobre el mundo más allá del primer narcisismo solipsista de la niñez. En esa etapa enfrente mi interés por la ciencia como método, los valores morales como es natural comenzaron a ser cuestionados y desafiados (¿De qué otra manera se podrían fortalecer y solidificar en uno sino poniéndolos a prueba?), de ahí que maestros como Miguel Larios Bonilla, Felipe Moreno y la maestra Lucila Lasso Godínez, la que en el kínder diera voz a lobo de la función de títeres, impactaran en mi desde sus campos, no solo por lo que sabían y enseñaban de ello sino por su personalidad; química, física e historia en la secundaria fueron impresionantes para mí, me abrieron una visón del mundo que me marco hasta el día de hoy. Tendría yo luego la oportunidad de cursar un año en la escuela de música, en busca de mi mismo, entonces conocí al Maestro de solfeo el pianista Marco Antonio Verdín, cuya personalidad me formó en esa disciplina, cómo no mencionarlo si hace 30 años profetizó que escribiría yo un artículo en el periódico donde lo mencionaría, lo diría entonces con su socarrón estilo cuando mencioné mi interés en el periodismo en una clase.  En preparatoria ya instalado en la adolescencia con toda la psicosis benigna que eso representa, la ciencia incidió en mi educación en el módulo local de la UdeG; mi inquietud por el arte lo sentí frustrado porque en la escuela en ese entonces no existió un nivel importante en esas disciplinas; pero, en el caso de la ciencia dos maestro serían determinantes para m: Jesús Hernández Zamora y Genaro Ocaranza, este último con poco tiempo pues fallecería tempranamente, pero me bastó un semestre de matemáticas para ser influenciado por su personalidad y pasión por la disciplina intelectual que incluía su interés por el arte, a diferencia del maestro Zamora no llegamos a ser amigos.  Mi vocación por la filosofía, la historia y la literatura, producto de mis lecturas, influyó más que mis maestros en la prepa al escoger mi carrera universitaria, aunque recuerdo con mucho respeto al maestro Villaseñor, al maestro Zumaya que me advirtió sobre la filosofía y al maestro Beas. Ya en la ex facultad de Filosofía y letras, en el non plus ultra de los niveles, maestros como Juan Manuel Negrete Naranjo, Luís Casar, Francisco Salinas Paz y Miguel A Romero Moret me formaron como profesional y persona. Con la graduación de mi carrera no terminó mi aprendizaje y han venido otros maestros ya no dentro de un sistema formal pero si en la práctica como Juan Fraustro F (QPD), Germán Pintor A (QPD), don Federico Munguía C (QPD) y Felipe Ponce, entre otros. El lector pude reflexionar sobre sus maestros y obtener algo parecido a lo que aquí concluyo sobre mi persona. Francamente no logro entender casos como el de nuestro alcalde municipal sino es por el rezago educativo. Sin la iniciativa personal del verdadero maestro y la honestidad del que aprende, el resultado en la formación de una persona puede llegar ser potencialmente  perjudicial para toda una comunidad.

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phorizontes.blogspot.com







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