Semanario Horizontes

 LA CUESTA DE....SAYULA

Y vámonos de...bajada

Acostumbrados por muchos años, cuando hacían y deshacían los gremios afiliados al PRI,como es el caso de los taxistas cetemistas, llenaron la ciudad con espacios supuestamente reservados para el

estacionamiento de sus unidades para dar el servicio digamos que aleatorio a los usuarios. Así, hay estacionamiento exclusivo por el IMSS, en al Jardín del Santuario y otros, pero es el caso que en ninguno de estos lugares se paran nunca unidades de taxis, por lo que estaría bien se les obligar a cubrir dichos espacios o en su defecto quitar dichas exclusividades.

Hartos del graffitti

No se entiende cómo estos descerebrados pandilleros del Santuario no les remuerde tantito la conciencia el ensuciar las fachadas de lo que todos consideramos joyas arquitectónicas como es el caso de los arcos del atrio del Santuario Guadalupano, sólo falta que embadurren con sus pinturas el propio Santuario ya como el colmo de sus traumas. El estilo de las letras son ampliamente reconocidas que identifican

plenamente a su autor, sólo es cuestión de que las autoridades policiacas hicieran un día su trabajo que les corresponde, al menos que se repare el daño porque el que lo impidan sería imposible porque en cuestiones de vigilancia por las noches nunca se les ve por estos lugares.

Tremendo hoyanco que ya ha provocado accidentes y lleva meses

Este tremendo hoyanco,al parecer perteneciente a las redes de telefonía, ya ha provocado varios accidentes según nos comentan a Horizontes las empleadas de conocida tortillería que está ubicada frente a la capilla de San Sebastián al oriente de la ciudad.

Agregan que este hoyo lleva meses así destapado al cual han caído ya varias personas sobre todo de la tercera edad y nadie hasta el momento se hace responsable de taparlo. Por el lugar circulan cientos de personas todos los días dada la naturaleza del lugar y tienen que andar brincando el hoyanco so pena de hasta romperse una pierna

Insensibles las autoridades municipales

La crisis económica se resiente en el seno de todas  las familias, sobre todo en las clases populares, prácticamente no ha habido respiro en los gastos que vienen desde las fiestas del pasado fin de año, el tianguis navideño, luego la Noche Buena, el Año Nuevo, la Rosca de Reyes, para aterrizar en la llamada cuesta de enero, y sin respiro festejos por aquí y por allá, con una fiesta de Ramos que duró un mes, y llegan eventos como el de

la Lucha Libre, Presentación de Artistas, otra vez otro evento de Lucha Libre (de quén es el negocio?) y y para rematar un circo y una disque muestra oaxaqueña. Por favor la gente, la ciudad, el municipio en general está muy gastada, todos estos eventos generan recursos que vienen a llevarse empresas hacia otro destino, se piensa, y con razón, que el ayuntamiento debe pensar más en la economía del pueblo y no sólo en organizar eventos chafas como el de la lucha libre que ni siquiera deporte es, solo un espectáculo, una farsa de deporte .

Desaire a un benefactor

Como un auténtico desaire se cataloga el que se haya permitido cambiar de nombre a la antes Escuela Lauro Valdovinos, como se puede leer en un letrero alterno al de la fachada principal del Colegio Sayula, A.C.. Don José Valdovinos, de su propio peculio, construyó la escuela Lauro Valdovinos, (nombre de su padre) y que fue por muchos años aprovechado por miles de alumnos que en ese lugar cursaron su primaria. No sólo se robaron la escuela sino también unos juegos infantiles anexos al jardín cuyo destino se desconoce y quienes y por qué, se quedaron con ellos. El mencionado Colegio, hoy bajo la administración de las monjas del Verbo Encarnado, si bien tienen una historia bien ganada en Sayula en materia de educación, no tenían el derecho de usurpar el nombre y el lugar  de un

considerado y justamente señalado  benefactor y sayulense distinguido, don José Valdovinos. Se considera una ingratitud haber hecho a un lado a tan insigne paisano que en su momento dio tanto a la educación de su pueblo natal, simplemente UNA ESCUELA PRIMARIA, lo que muy pocos, donde quiera que sea, pueden lograr. Una ingratitud que extraña haya permitido el propio y añejo barrio de San Miguel hacia uno de sus benefactores.