lunes, 4 de julio de 2022

 EDITORIAL: No olvido, pero ¿y el perdón?

Empezaré con una historia que me tocó vivir.

En la Ciudad de México estando en una comisión sindical, por mi trabajo tenía que acudir al centro administrativo más importante de México llamado Parque Vía, y me llamó la atención que casi a diario y por varios días estaba un soldado en la puerta, unas veces fumando y otras sólo parado. Cómo ya habíamos vivido la experiencia de ser vigilados por el gobierno, le pregunté cuál era el motivo de su presencia y me comentó: vengo a arreglar el cobro de unas llamadas que mi general no reconoce (cuando las llamadas de larga distancia era "el que llama paga"), he venido muchos días y lo único que me dicen en la oficina de Telmex es que tiene que venir el interesado, mi general no tiene tiempo y cada que regreso me tengo que presentar arrestado por incompetente debido a que no pude arreglar el asunto.

Le pedí que me acompañara y solicité hablar con el gerente previa identificación, nos recibió y el militar le explicó al funcionario el problema; el administrador tomó el recibo, escribió una clave y lo firmó, le dijo: pase a la ventanilla y le serán anuladas las llamadas, asunto resuelto. Al cabo de algunas semanas volví a encontrar al militar, lo saludé y le pregunté ¿ya no lo arrestaron por aquel asunto? Y me contesto: si, porque mi general me dijo ¿ya ve que usted es incompetente? ¿Por qué no realizó el trámite así desde la primera vez?

Otro caso: en la Base Aérea Militar de Zapopan, el director de la escuela por cierta necesidad les ordenó a unos soldados desconectar un transformador. Los reclutas sin la más mínima preparación e idea de procedimiento, riesgo, mecanismo, protocolo ni herramienta debieron obedecer la orden, tuvieron que ingeniar un medio y un sistema; ataron una cadena a una soga, lanzaron la reata por encima de los hilos de alta tensión y jalaron el hilo hasta que la cadena metálica hizo tremendo corto circuito dejando a toda la base aérea sin electricidad; obvio, fueron arrestados por el daño que causaron.

Esto nos explica el actuar de las fuerzas castrenses durante las encomiendas de las turbulencias de antaño. Si bien es cierto que los mandatos vinieron siempre desde el orden civil, las acciones fueron implementadas por los militares.

Ahora imaginemos que a un grupo castrense se le ordena ir a Guerrero e investigar dónde se encuentra Lucio Cabañas y detenerlo ¿qué sucede si regresan y dicen: no lo encontramos? Aunque nada justifica los inhumanos métodos, pone a la luz que los enviados deberían entregar respuestas que, para los superiores deberían ser las esperadas o éllos pagarían las consecuencias. Por eso tanta persecución y tortura hasta de niños frente a sus padres durante esta etapa dolorosa.

Esto nos debe dar un panorama de cómo funciona la disciplina castrense, y esto viene a colación por el evento que se realizó en el Campo Marte con motivo de la apertura de archivos del ejército y el gobierno, procurando la verdad de los hechos de la llamada "Guerra Sucia" y de las desapariciones forzadas llevadas a cabo por el gobierno, como los 43 muchachos de la normal de Ayotzinapa.

El fin de este evento es que se sane la gran herida social que se pudre y duele cada vez más, provocada por la desigualdad que generó la enfermedad mental de los poderosos del PRI como Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y Rubén Figueroa.

Para llevar a cabo el evento, se dijo que los invitados eran de la Comisión de la Verdad, los familiares de víctimas, Las Fuerzas Armadas y representantes del Gobierno Federal; efectuado en el Campo Militar número 1 llamado Campo Marte. 

Para éste que escribe, fue un grave error estratégico y nada político llevar a ese lugar a quiénes vivieron los horrores y dolores de esa cárcel; lugar donde se desaparecieron luchadores sociales, intelectuales, familias enteras hasta con niños, líderes sindicales como los democráticos de Telmex en 1962-63 y muchos que no conocemos sus historias.

Por el otro lado, es obligar a los castrenses a recibir pastelazos en la cara como escuchar el "vivos se los llevaron, vivos los queremos" cuando sólo ejecutaron órdenes de los civiles enfermos mentales que esconden la cara y se lavan las manos escondiéndose atrás de las botas de los militares, como Cienfuegos, Osorio Chong, Peña y el mismo Ángel Aguirre Rivero gobernador de Guerrero.

El proceso con la mejor de todas las intenciones fue un error, nada se curó en ninguna de las partes; los familiares retorcidos en su asiento tuvieron que escuchar las palabras del General Luis Crescencio Sandoval cuando mencionó que pondrá los nombres de los caídos en el ejército en un muro de honor y los militares, aguantar que les echaran en cara y en su propia casa, los hechos y actuaciones pasadas. ¿Quién se benefició de semejante e impensado evento? Nadie. sólo fue un acto donde lo único bueno resultante fue que se abrirán todos los archivos, nada se ocultará de la guerra sucia y podrá la Comisión de la Verdad hacer sus memorias para los efectos sociales que puedan tener lugar, porque ¿a quién enjuiciarán, culparán y sancionarán?

Mi opinión es que debe transitarse de lo fácil a lo difícil, así como existe una Comisión de la Verdad, debe crearse una de Sanación de Heridas, donde participen los familiares quiénes quieran de ambos bandos, que ese sea el fin y no sólo restregar mi dolor al de enfrente, de lo contrario pasarán centurias y seguiremos respirando por la herida sin sanar.

(Moises Zepeda Gómez./ Para Horizontes)


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