martes, 30 de agosto de 2022

 Historia reciente de la violencia en

Jalisco, años setenta siglo XX

Por Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

La historia de la violencia social y política en Jalisco, está relacionada con organizaciones estudiantiles de los años setenta, época conocida como la guerra sucia en México. La federación de Estudiantes de Guadalajara FEG de la U de G y su antagónica FER Frente Estudiantil  Revolucionario que formaría luego parte de la Liga Comunista 23 de Septiembre, organización guerrillera, tendrían violentas confrontaciones en las calles de la capital del estado. Al final la represión del gobierno terminaría con la Liga comunista, desaparecería el FER, y la FEG sería sustituida por la FEU (1992). Esta última, sería hasta años muy recientes formadora de cuadros panistas y priistas al gobierno del estado. En esos tiempos la violencia no tenía que ver con los negocios ilícitos y el crimen organizado, sino con una lucha política armada y clandestina desde el estudiantado (FER), contra un estado autoritario, represor y corrompido representado por la coerción estudiantil en la U de G (FEG). Aquí un testimonio de esa época:  


El 18 de febrero de 1974 El Tenebras, Enrique G Pérez Mora, por segunda ocasión, había caído en prisión (ahora como miembro de la Liga Comunista 23 de Septiembre, ya que la anterior detención había sido como militante de la  Federación de Estudiantes Revolucionarios de la U de G, antagónica de la FEG luego FEU), Ignacio Salas Obregón estaba desaparecido, habían asesinado a Ignacio Olivares Torres al igual que a Pedro Orozco Guzmán "Camilo", el compañero "Wenceslao" se había ido a la sierra de Chihuahua; el movimiento revolucionario en Jalisco ya se encontraba a la defensiva, y cuando se pierde la esperanza del triunfo se tiene que ser muy analítico y corregir la estrategia, lo cual no sucedía, parecía como si fuera una lucha suicida, pero nadie daba tregua, ni el enemigo en reprimir, ni los revolucionarios en seguir resistiendo. La guerra era hasta la última gota de sangre.

 22 de enero de 1976,  una gran noticia resaltaba en los encabezados de todos los periódicos del país: Se habían fugado de forma espectacular "El Tenebras" y otros cinco de sus  compañeros. Eran las 19:45 horas de ese día cuando un comando de cuatro elementos vestidos con el uniforme de los empleados de la Comisión Federal de Electricidad saltaron las bardas de alambre que protegen la Subestación de la misma, División Jalisco, que tiene el nombre de "Alamos". A las 19:50 horas se produjo en el Sector Libertad, donde se encuentra el Penal de Oblatos de Guadalajara, un apagón, momento que aprovecharon los procesados de la Liga Comunista 23 de Septiembre, para escapar. Lo primero que hizo la policía, tras la fuga, fue ir con doña Mary Mora madre de Enrique G Pérez Mora "El Tenebras", y estando recién operada fue vejada y golpeada, advirtiéndole: "Le prometemos que le vamos a traer a su hijo muerto".  Después de este hecho el gobierno le quitó su casa, finca que le había comprado su esposo con muchos sacrificios, pues don Camilo Pérez era modesto trabajador de telégrafos. Allí comenzó doña Mary a pagar renta habiendo tenido casa propia.

Con la reincorporación de Enrique Pérez Mora "Tenebras" a la Liga Comunista 23 de Septiembre  y a la desaparición de Ignacio Salas Obregón "Oseas" y muerte de Ignacio Olivares Torres "Sebas", David Jiménez Sarmiento "Chano" se hace responsable de la dirección nacional y Pérez Mora "El Tenebras" queda como máximo dirigente de la Liga Comunista 23 de Septiembre en Jalisco.

En las noticias a diario se mencionaba que Enrique Pérez Mora había participado en tal o cual acción, en el ajusticiamiento de unos policías en México, en otras acciones en otros Estados. Enrique se convirtió en un personaje omnipresente y doña Mary su mamá quedó bajo una férrea vigilancia. La policía esperaba que en algún momento el "Tenebras" se contactara con su madre, pero Doña Mary era más astuta y logró entrevistarse con Sarmiento en San Pedro Talquepaque sin que se dieran cuenta.  

 Eran las 20:15 del 16 de junio de 1976, Enrique Guillermo Pérez Mora "el Tenebras", llegaba junto con Pablo Antonio Armenta Rodríguez Yaqui, Miguel Ángel Valenzuela Rojo Felipe y Froylán Rendón Estrada "Gumaro", a la casa de seguridad que la Liga Comunista 23 de Septiembre había establecido frente al domicilio de calle Amapola No 1618, colonia Las Huertas, Culiacán Sinaloa. Cuando se disponían a bajar del auto que los transportaba, fueron sorprendidos por agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) que momentos antes ya se habían parapetado dentro y fuera del domicilio a la espera de los revolucionarios. Se produce el enfrentamiento a balazos.

Max Gerardo Toledo Sánchez, agente de la DFS encabeza el operativo, en el fuego cruzado muere "Gumaro" de La Liga, mientras "Tenebras", "Felipe" y "Yaqui" son gravemente heridos. El "Tenebras", con sus últimas fuerzas, se abalanza sobre la corpulenta humanidad de Max Toledo y logra incrustarle un disparo en la cabeza al agente de gobernación, hiriéndolo de muerte, los cuerpos de ambos, abrazados, se desploman sobre la calle. Los agentes de la DFS torturan hasta la muerte en el lugar de los hechos a "Yaqui", logrando extraerle el dato de la identidad del Tenebras y de su posición dentro de la organización, integrante del comité estatal de dirección de la Liga, mientras que "Felipe" es detenido y posteriormente desaparecido, lo último que se supo de él fue que ese mismo día es trasladado a la Ciudad de México, al campo militar No 1. Max Toledo moriría al día siguiente producto del disparo en la cabeza. Cuando quedó muerto Enrique Pérez Mora "Tenebras", después de la balacera, le iban a hacer la autopsia en Culiacán e incluso ya habían comenzado la disección del cadáver, pero la Dirección Federal de Seguridad les dijo: "¡No se la hagan, dejen que se pudra el cabrón!".  

Ya en Guadalajara el cadáver y durante el velorio, una persona dijo:

-Conozco a alguien que nos puede ayudar a preparar el cuerpo, de forma clandestina, para evitar la descomposición.

Sabiendo el peligro que esto implicaba, sacaron el cuerpo de donde lo estaban velando, lo subieron a la caja de una camioneta y  se lo llevaron. Llegaron con el cuerpo a una casa por la calle treinta y ocho y Gómez de Mendiola. Era una casona muy vieja, grande. Entraron en ella, en el patio había un árbol norme y hacía la izquierda un cuarto. Una vez dentro del cuarto bajaron el ataúd, sacaron el cuerpo y lo colocaron en una plancha ex profeso. El cuerpo se descomponía  llenando de olor fétido el ambiente. Cuando el hombre metió la punta del cuchillo en la costura que tenía en el abdomen, se derramaron los líquidos fétidos, el hombre encargado limpió la parte de su vientre, sacando las viseras y echándolas en un bote alcoholero, mientras un compañero le lavaba el tiro de gracia. Enrique Pérez Mora antes de su muerte, se acababa de rasurar, se había dejado más largas las patillas,  había desayunado antes sin sospechar de la balacera que le quitaría la vida. Le dijeron a la persona que hacía  el embalsamado que se quedarían con el corazón. No se opuso. Lo guardaron en un frasco. Luego arregló el cuerpo, sus compañeros lo vistieron y lo regresaron al velorio. Al llegar le dijeron a doña Mary, su mamá:

-No sabemos  si hicimos bien o  mal señora, pero creemos que esto no se lo pueden comer los gusanos. Es un testimonio histórico. Aquí está… - y le entregaron el corazón de su hijo en formol dentro de un frasco. 

 Con Enrique Pérez Mora murió el último pilar de la Liga Comunista 23 de Septiembre en Jalisco y con la muerte de David Jiménez Sarmiento "Chano" la lucha cayó a un nivel de sobrevivencia, La policía, el Estado o el gobierno habían logrado lo que se plantearon desde un principio: eliminar físicamente de manera selectiva a los cuadros revolucionarios más importantes en el Jalisco de ese tiempo. La policía estuvo preocupada, tenía temor de que no fuera el "Tenebras" al que habían asesinado, al grado  que, después del sepelio fueron a tratar de desenterrarlo, para verificar.

 Doña Mary su madre,  gallarda mujer poseía un valor incalculable por sus propios méritos. Años después, en una entrevista le hicieron la siguiente pregunta:

-Doña Mary, ¿con el paso del tiempo considera usted que valió la pena que le hayan asesinado a su hijo? ¿Qué lograron?

 Ella contestó:

-Bueno, mi hijo y yo lo discutimos mucho, cuando Enrique me decía algunos años atrás: "Mamá, el pueblo tiene mucha hambre, ha sido pisoteado y humillado, ¡yo voy a luchar por su libertad!". Diciéndole yo: "Mmm… m'ijo, te van a matar", "¿Y eso qué, mamá? No por eso voy a eludir mi responsabilidad y compromiso", me contestaba, plenamente convencido de su lucha. Bueno, me convenció y lo acompañé. Esta era la forma de pensar de la madre de Enrique, que era la misma de otras madres que también aportaron sus hijos a la revolución.

Antonio Orozco Michel, ex militante de la Liga y ex compañero de presidio del Tenebras durante su estancia en el penal de Oblatos menciona que la muerte de Max Toledo y del Tenebras es la culminación de una rivalidad que sólo podía desembocar en la muerte. No es para menos, ya que pareciera que el destino de ambos se encontraba de cierta forma entrelazado. Ambos eran originarios de la ciudad de Guadalajara. Enrique Pérez Mora pertenecía a los Vikingos del barrio de San Andrés, fue militante de la Juventud Comunista y posteriormente se integraría a las filas del Frente Estudiantil Revolucionario. Mientras que Max Toledo pertenecía a las filas de la Federación de Estudiantes de Guadalajara(FEG), organización corporativista y aliada de los gobiernos estatal y federal que mantenía un control dictatorial sobre la política estudiantil de la Universidad de Guadalajara, reprimiendo, golpeando y asesinando estudiantes que no se sometieran a su poder. Posteriormente, tanto Max Toledo como otros integrantes de la FEG engrosarían las filas de agentes de la DFS durante la guerra sucia y otros después se integrarían a las filas del crimen organizado.

(Fuente de referencia: Memorias de un guerrillero, capítulo IX. J J Morales Hernández. La Liga, una cronología: Alberto López Limón. La Fuga de Oblatos: Antonio Orozco Michel.La muerte de Enrique Guillermo Pérez Mora "El Tenebras".)

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