lunes, 15 de agosto de 2022

 Política y sexualidad.

Por Rodrigo Sánchez Sosa

El entendido de que la vida privada de una persona no lo exime de sus derechos políticos constitucionales, se vuelve cuestionable cuando lo hábitos personales, las preferencias y las costumbres de un individuo ponen en riesgo su salud mental por la forma irresponsable en que ejerce su libertad en ese sentido.

Y dado que un trastorno de la personalidad  podría generar una patología mental, se podría considerar una condición  in capacitante para ejercer el poder público. Cualquier enfermedad que desestabilice al individuo en su capacidad de discernimiento y juicio, lo hace no apto para representar los intereses mayoritarios de un pueblo, como gobernante.


Para algunos estudiosos de la salud mental  como Sigmund Freud, Alfred Kinsey, Wardell Pomeroy o Clyde Martin, el ejercicio conflictivo de la sexualidad, pude desarrollar trastorno de la personalidad y patologías mentales.

"Freud es el psicoanalista que más documentos ha publicado acerca de la sexualidad humana. Este autor afirma que los conflictos sexuales y amorosos son la base de todas las neurosis. Después de satisfacer las necesidades básicas, surge una necesidad sexual y afectiva, o lo que es lo mismo, la libido. Las manifestaciones de esta son muy variadas, pero aquellas más problemáticas son los deseos incestuosos y los homosexuales. Freud ve la homosexualidad como la consecuencia de las circunstancias en las que se desarrollan el niño y la niña en sus primeros años de vida. La atmósfera familiar, la historia individual, el ambiente social… son factores que varían de un homosexual a otro. Por ello, no pueden ser el fundamento común de la conducta homosexual como afirma la teoría del aprendizaje. Esta se basa en que todos los animales (incluidos los seres humanos) son bisexuales y a lo largo de un aprendizaje en que influyen varios factores ajenos al individuo o individua, los que condicionan la orientación sexual. Siguiendo esta teoría desarrollada por (BUSCAR), podemos deducir que el ser humano no nace con unos gustos sexuales marcados, sino que va descubriéndolos durante el desarrollo. El mismo autor (Freud, 1907), divide a los homosexuales en tres tipos de "invertidos": a) Invertidos absolutos: su objeto sexual es únicamente de su mismo sexo. Los invertidos absolutos masculinos generalmente no pueden realizar el acto sexual normal o no experimentan placer al realizarlo. b) Invertidos anfígenos: también conocidos como hermafroditas psicosexuales). Son aquellos cuyo objeto sexual puede pertenecer indistintamente a un sexo u otro.   c) Invertidos ocasionales: quienes bajo condiciones exteriores determinadas, pueden adoptar como objeto sexual a una persona de su mismo sexo y hallar satisfacción en el acto sexual realizado. Los invertidos según Freud, presentan diferencias a la hora de juzgar su instinto sexual. Determina que existen hombres (nunca se refiere a la homosexualidad femenina) que consideran la inversión como algo natural y la defienden, mientras que existen otros que se rebelan en su contra considerándolo una obsesión morbosa. Continúa Freud (1907:11-12): La inversión puede datar de la primera época a que alcanzan los recuerdos del individuo o no haber aparecido hasta un determinado momento, anterior o posterior a su pubertad. Asimismo puede conservarse durante toda la vida, desaparecer temporalmente, no representar sino un episodio en el curso del desarrollo normal, y hasta manifestarse en un estado avanzado de la existencia del sujeto, después de un largo período de actividad sexual normal. En la misma obra se define la inversión como una degeneración nerviosa con dos aspectos a estudiar: - Degeneración: Los diagnósticos de degeneración son compatibles con la clasificación de Magnan. El autor (Freud 1907) considera apropiado no hablar de degeneración cuando no aparecen varias anormalidades graves y cuando no aparece dañada la capacidad de existencia y funcionamiento. Demuestra a través de varios hechos por qué no pueden considerarse los invertidos como degenerados. Por un lado, porque las personas invertidas no presentan otras anormalidades graves. Además, aparece en personas cuya capacidad funcional no está perturbada, y hasta en algunas ocasiones se trata de individuos con un gran desarrollo intelectual.  Existen dos direcciones que impiden considerar la inversión como degenerativa: a) La inversión se encargó de importantes funciones en los pueblos antiguos en el cénit de su civilización. b) Está difundida en muchos pueblos salvajes y primitivos, algo que contrasta con lo limitado que se encuentra el concepto de degeneración que está extendido solo en las civilizaciones elevadas. - Innatismo: solo aceptada para la primera categoría de invertidos al ser ellos mismos quienes afirmaban que no se les había manifestado otra orientación sexual, por lo que se les separa de los otros dos grupos de invertidos. Existen opiniones que dicen que se trata de un carácter adquirido, ya que existe un alto número de invertidos sobre los que recayó una impresión sexual que constituye la inclinación homosexual. En otros, es el resultado de la actuación de determinadas influencias exteriores en el desarrollo temprano. Esta inversión puede suprimirse mediante la sugestión hipnótica. 

Alfred Kinsey junto a Wardell Pomeroy y Clyde Martin publicaron en 1948, la obra Sexual Behaviour in human Male (Comportamiento sexual en los varones), como resultado de un estudio acerca del comportamiento sexual de los estadounidenses de la época. Una época en la que el sexo y todo lo relacionado con él eran tabú y solo se permitían los contactos o relaciones sexuales matrimoniales (heterosexuales); dentro de las mismas solo determinadas prácticas. Buscaba demostrar que, al igual que en la naturaleza, existe un principio de diversidad sexual. Kinsey formó un equipo de 4 profesionales, con la misma mentalidad abierta respecto al sexo, que pudieran ayudarle en las 18.000 entrevistas que fueron realizadas. Los autores se preocuparon por estudiar las relaciones homosexuales que se ocultaban en la sociedad americana. La homosexualidad en Estados Unidos, solía tener dos tratamientos: ser encarcelados/as o ser considerados/as enfermos/as mentales e ingresados/as en una institución psiquiátrica (situación que se repetía en México).    El concepto de inversión utilizado por Freud fue estudiado también por Kinsey, Pomeroy y Martin. Típicamente se encontraba relacionado con la homosexualidad, pero el alto número de varones y mujeres estudiados que tenían actitudes masculinas y femeninas respectivamente hizo que estos concluyeran que la inversión y la homosexualidad son conceptos distintos que no tienen por qué ir ligados. Los datos que se recogen en este estudio hablan de varones que han tenido al menos una experiencia homosexual en la que se ha alcanzado el orgasmo. Aquellos que tienen experiencias en las que no alcanzan el clímax no están reflejados en el texto. Muchos varones que mantienen relaciones homosexuales saben que transgreden las costumbres sociales, y que pueden ser expulsados de la sociedad en la cual viven si se llegan a conocer estos hechos. (Kinsey et al., 1948). Los varones psíquicamente homosexuales se abstienen de practicar las relaciones con el mismo sexo por el temor a las consecuencias. Al desistir de todo contacto sociosexual, pueden llegar a padecer trastornos psicológicos." ("Homosexualidad en la sociedad actual". Ágata García Fernández)

La represión de la sexualidad, por cuestiones de prejuicio social, genera una frustración que, aunado a fingir públicamente una conducta contraria a la propia naturaleza, desencadenan una conducta neurótica ante la falta de una adecuada ayuda profesional, afectando los campos afectivos del individuo y sus relaciones interpersonales, así como su desempeño social y profesional. Por ello, la responsabilidad de un puesto público, derecho de todos, se ve inevitablemente afectada ante un desajuste en este ámbito de la conducta individual respecto al ejercicio de la sexualidad. 


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