miércoles, 7 de septiembre de 2022

 Política y decadencia cultural.

El fenómeno Bad Bunny:

Por Rodrigo Sánchez Sosa

"Lamentablemente Bad Bunny es exitoso por la incultura de la gente, un pueblo en dramática involución cultural que "no tiene remedio" como lo dijo Octavio Paz en los ochenta en su libro "Tiempo Nublado". Esto es gravísimo, que un intelectual de ese tamaño lo diga, es muy grave. 

Su éxito está relacionada con intereses de mafias a las que le conviene que la gente esté mal, porque incita a las adicciones… y la vida irresponsable. Es la promoción de una vida de fantasía totalmente fuera de la realidad en el mensaje de algo que no es música, sino un disfraz de un sector social encaminado a promover las peores deformaciones de lo más bajo de la sociedad. Un tema de mafias cupulares. La gente paga lo que sea por un boleto de sus "conciertos" porque la realidad es que no van a escuchar música sino que van a recintos en donde se van a quedar afónicos gritando, donde van a ver a un estrafalario del playback, lleno de luces y rodeado de suripantas que se dicen bailarines haciendo loas de un producto tecnológico, ficticio de la mercadotecnia. No es arte, ni es baile, ni danza, ni letras, ni es canto, ni es música ni es nada. 


 Lo que se promueven no es un cantante sino una figura, un símbolo de la decadencia, la derrota cultural, la destrucción de los valores... El triunfo de la ignominia y la ignorancia…" (Rodrigo de la Cadena, músico mexicano de nivel internacional, entrevistado por Once Noticias.) 

En  la política esta misma decadencia se manifiesta con un cinismo solo permitido por el analfabetismo y la temeridad de los profanos que sabiéndose impunes gracias al código no escrito de las mafias del poder, juegan con la ley y la buena fe de las personas. Los personajes principales no difieren en su imagen y los sequitos son tan nefastos como ellos. La Política entonces se vuelve un show mediocre y de mal gusto.

Con todo el respeto que me merece la Delegación de Usmajac, su fe y tradiciones ancestrales, escribo esto. El caso es delicado porque la gente se puede ofender mal entendiendo mi critica, no a ellos, sino a nuestra autoridad municipal en turno. 

Apelaré para ello, a un antecedente con final justo: Durante una de las campañas electorales del señor Samuel Rivas Peña a la presidencia municipal, la aseveración no probada de que el voto de la delegación de Usmajac era decisivo en la balanza final que decidía el ganador de las elecciones en Sayula, los operadores de campaña del candidato organizaron un mitin multitudinario en esa delegación, invirtiendo en espectáculo y comida para todos los asistentes. Cuentan los señores encargados de esa organización que la asistencia batió records en los mítines locales. Según ellos, todo Usmajac asistió al evento político con lo cual elevaron su optimismo en relación con los resultados de la campaña a favor de su candidato. Más, la revisión de los votos, que no les favoreció, indicó claramente que Usmajac no votó por Rivas mayoritariamente como esperaban. Simplemente la gente hizo uso de su derecho a no hacerlo, por lo que fuera este no los convenció políticamente y no vendieron su voto por un plato de birria y un espectáculo gratuito, lo cual ya en sí lleva una ofensa a la dignidad implícita, o en otras palabras, querer comprar el voto con dadivas es ofensivo. 

Dicen que dijo Rivas, sin que se haya probado tal dicho, que Usmajac no le importaba. El mal cálculo de los asesores de Rivas en esa campaña, no creyó que aquello no lo arreglaría el clásico pan y circo, y se equivocaron; el candidato nunca aclaró nada y por ello no convenció a la gente de esa delegación que respondió en justicia: Entendieron en Usmajac que el chantaje no aclara nada, al contrario. 

El actual presidente municipal de Sayula que desde su primer mandato está en campaña para una diputación (financiado por las arcas municipales, claro), luego del descalabro a su popularidad con el páramo, el quiosco de plaza de armas y el auditorio de la biblioteca municipal, gracias a la confrontación del gobernador Enrique Alfaro, su protector (al menos hasta ese día), con ciudadanos del municipio que reclamaron el actuar del presidente en los casos mencionados de pérdida del patrimonio cultural de Sayula, cuyo vídeo se viralizó a nivel nacional en redes; urgió un plan de recuperación, volteó a ver a Usmajac. 

Quizá convencido, el presidente, del mito del peso del voto de esa delegación como definitorio en lo político, y olvidando que les quiso arrebatar la administración de guas potables hace unos meses y que la intervención de la plazoleta de esa delegación no fue del todo afortunada dejando entrever los malos manejos de su administración; para congraciarse con Usmajac y compensar la pérdida de su popularidad y credibilidad en la cabecera municipal, sus brillantes asesores le proponen y convencen de intervenir como mecenas (claro con dinero de las arcas municipales, para variar) de las fiestas patronales de esta delegación. Se echa la casa por la ventana y todo Servicios Generales termina a marchas forzadas en Usmajac preparándolo para sus fiestas patronales.  Usando un recurso político prohibido por la constitución y las leyes electorales, que ya en su pasada campaña habían dejado pasar, resultando impune tras usar imágenes y referencias religiosas; nuevamente, con ese antecedente, usa la religión como una forma de promoción de su imagen. El asunto es espinoso, pero la ley es clara y exhibe, no a las tradiciones de nuestro municipio, sino a nuestro alcalde como una persona que no respeta ni la ley ni la fe en su ambición. No está mal que se invierta en dar lucimiento a las fiestas tradicionales de Usmajac, con el remozamiento del templo y las instalaciones de uso público anexas, no de ninguna manera, es el contexto anti ético alrededor de la figura del alcalde la que ensombrece la acción que no dista mucho de la "birria de Rivas en campaña". Usmajac como en el primer caso, sabrá resolverlo en justicia, aunque no lo parezca. 

Pero la recurrencia de no cuidar las formas da cuenta de la poca preparación de nuestro alcalde en materia política, la política es la habilidad de conciliar intereses en una sociedad, no de potenciar los choques entre estos. Lo observado durante esto dos trienios, no es otra cosa que una mala preparación del titular y su equipo frente a los retos del municipio. Recordemos el apoyo incuestionable y su obligación, a la comunidad LGBT que, por no tener el tacto y la habilidad se rebasaron parámetros simbólicos que quedaron en entre dicho poco después, luego de que un delito exhibiera la doble moral que suscitó una respuesta radical de un grupo feminista que grafiteó en protesta la presidencia municipal de Sayula. 

El uso del sentimiento religioso local con fines propagandístico es hasta insultante en esta administración. Recordemos el pasado trienio el "castillo" en San Lucas o en su última campaña del señor presidente, las imágenes en el Santuario y la Parroquia y este orando sobre un reclinatorio. Algo grotesco e irrespetuoso para los creyentes y los votantes, por más bonitas que las fotos se vean en redes sociales; es algo fuera de lugar. México es un país con libertad religiosa y sólo en Sayula tenemos varias religiones que merecen el mismo respeto por parte del alcalde, como Testigos de Jehova, Cristianos, Mormones, Adventistas, Luz del Mundo etc, cuyas instalaciones, algunas, merecerían una remoción con dinero público también.  

La popularidad obtenida de esta manera truculenta da cuenta del paralelismo decadente entre Daniel Carrión y Bad Bunny; para mí, ni es política ni es nada… con todo respeto. 





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