lunes, 14 de noviembre de 2022

Editorial:  México no es como Japón

Por venir de una debacle económica no se hace ningún tipo de rescate ¿quién invierte en un país sin plusvalía ni industria? no existe la ayuda gubernamental porque el estado no tiene ningún recurso, la hambruna está merodeando por todos lados, hay restricciones de todo tipo por la bota militar invasora, cambia el tipo de gobierno. Ese sol naciente parece estar en el ocaso. Así se mira Japón al final de la segunda guerra mundial.

Pues, en ese entorno se encontraba la empresa fabricante de vehículos Toyota que ahora hace autos y suv´s. Pero, no fue siempre lo que nos han dicho; pasó las de Caín al terminar la segunda guerra mundial. Los norteamericanos les prohibieron estrictamente construir vehículos de cualquier tipo. La fábrica se había dedicado a la construcción de camiones militares durante la guerra y tenía en su nómina como mil empleados.


Kiishiro Toyoda, hijo de campesinos, inquieto y visionario, viajó por el mundo observando los adelantos tecnológicos de la época, regresó a Japón e ingenió un telar automático que luego vendió a los ingleses; con ese capital fundo la empresa constructora de autos, y vio su crecimiento en la segunda guerra mundial al fabricar y vender camiones de guerra para el ejército, hasta que su país fue derrotado. (Todo esto lo pueden consultar en Google).

Hasta aquí en nada somos diferentes a la iniciativa, creatividad y políticas de industria entre esa nación y la nuestra. Lo disímil se encuentra en el pensamiento de los empresarios.

El señor Kiishido, tuvo que frenar su producción por poco más de un año y aquí estriba la diferencia:

1. No despidió un solo empleado.

2. Pago los salarios como si estuviesen trabajando.

3. Pagó servicios médicos de sus trabajadores. 

4. Apoyó consiguiendo alimentos.

En nuestro México lindo y querido, acabamos de pasar una crisis con el Covid-19, donde todos sabemos cómo nos fue.

Si bien los servicios médicos fueron demasiado exigidos al grado de heroicos, el gobierno federal se avocó al equipamiento de hospitales para esa atención y se terminaron cerca de 300 recibidos en obra negra, pero si cobrados como acabados por anteriores administraciones a un precio exorbitante; se consiguieron vacunas en el mundo, tanto en Rusia, Estados Unidos y países europeos; la población nos sometimos a la disciplina de no salir, no acudir a lugares concurridos, cuidar nuestros modos de convivir y atender a nuestro enfermos.

En México tenemos dos de los "empresarios" más ricos de América Latina (lo pongo entre comillas, porque para el que esto escribe sólo son explotadores).

No se puede negar que algunos patrones hicieron muchos esfuerzos para sostener el empleo y las fuentes de trabajo; pero no se puede decir así de todos. Al menos en Jalisco, hubo quiénes para paliar la crisis enviaron a sus trabajadores a sus respectivas casas sin salario, sin ayuda y sin certeza de volver; una fábrica de dulces que en 25 años creció un 1000%; detuvo su producción por 8 meses, el pago de los empleados representaba el 0.5 % de cada mes del ingreso de dicho negocio, y no les pagó.

Los más adinerados como Germán Larrea y Carlos Slim; utilizaron el trabajo a distancia, pero no dieron apoyo para gastos extraordinarios como internet y energía eléctrica. Dieron de baja a muchos que tenían bajo contrato y en otros casos, rebajaron los salarios a quienes los necesitaban por jornadas reducidas.

En pandemia la fortuna de ambos creció según dichos de la revista Forbes. Esto es: Germán de tener 7 mil millones subió a 11 mil millones de dólares y Carlos de poseer 65 mil millones de billetes verdes, ahora su cuantía es de 90 mil millones.

Ambas personas tienen características semejantes en cuanto al trato con los trabajadores, por un lado, los sindicatos son a modo y por otro, tratan de disminuir los ingresos para aumentar sus utilidades, se valen de tretas como el outsourcing (prohibido ya, pero no les importa), empresas terceras, trabajadores a contrato.

Carlos Sllim en estos días intenta desaparecer la jubilación en Telmex con el pretexto de un "pasivo laboral" y falta de ingresos, cuando la materia de trabajo y la mayor parte del dinero entrante se lo llevó a empresas terceras creadas exprofeso para desparecer el contrato colectivo de la empresa, este señor sabe que esta empresa le permitió llegar a ser el hombre más rico del mundo y actualmente de América Latina, pero él no quiere ver que, los que lo llevaron a ese punto fueron los trabajadores. Vaya que si existe una gran diferencia entre un empresario patriota como el señor Toyoda y otros que están fijos en hacer más abundante su cuestión monetaria. Ya lo dijo Noam Chomsky, los ricos no tienen patria, tienen intereses.

Otra cosa que marca una enorme diferencia entre los millonarios de aquí y de otras latitudes, es que no innovan, no investigan ni desarrollan tecnología; son y hacen dependiente a nuestra nación de potencias extranjeras, no así los japoneses.

Moises Zepeda Gomez. / Para Horizontes


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