lunes, 14 de agosto de 2023

 EDITORIAL: La necesidad de refutarle a los ignorantes

"La ignorancia es la madre de todos los crímenes" (Honorato de Balzac, escritor francés).

Cuánto acierto hay en esas palabras, no hay mejor vigilante de esclavos que una persona que ignora todo lo humano.

Me parece inconcebible que personas como los PRIANistas declaren y convoquen a la quema de libros de texto gratuitos para los niños. ¡Eso se llama mala leche! Imagine las piras de fuego a nivel nacional con 115 millones de libros y no es por la contaminación que deben contenerse, porque ese error ya se vivió en tiempos del oscurantismo, época que marcó al mundo con tres siglos de atraso cultural, tecnológico, humano, geográfico y matemático.

Recordemos que en Alejandría existió una biblioteca que contenía 700 años de sabiduría, un museo y un templo y fueron quemados por los cristianos, se dice que fueron entre 200 mil y 500 mil papiros de matemáticas, geografía, medicina, agricultura y especialmente literatura relativa al Corán. ¿Qué los movió a hacer semejante estupidez? Las creencias vanas e interpretaciones ignorantes sin el más mínimo asomo de análisis.

Pero vayamos a nuestra realidad ¿quién o quiénes han sido y siguen siendo los que se oponen a que el conocimiento llegue al pueblo? Es muy fácil inferirlo, Francois Xavier Guerra (historiador francés) en su libro "México: del antiguo régimen a la Revolución" escribió: al terminar la guerra de Independencia los mexicanos que sabían leer y escribir eran sólo 1 de cada cien; ¿quiénes podían hacerlo? Sólo los hijos de españoles peninsulares y de criollos adinerados; transcurrido el tiempo y a la llegada de Juárez los letrados ya eran el 5% de los habitantes y gozaban de ese privilegio los ricos y sus hijos, algunos protegidos por adinerados y los curas que enviaban a seminarios y colegios particulares a sus patrocinados; para antes de la revolución la cifra varió muy poco llegó al 7% y en las ciudades al 10%, esto es diez de cada cien personas ¿quiénes eran los que tenían ese conocimiento? Sólo los hijos de industriales de telas, de minas, de algunos políticos y de hacendados.

Se tiene una mejor vista en la tabla siguiente:

 


          

Nada más doloroso que observar que sólo los ricos han tenido siempre el privilegio de llegar al conocimiento. Y ahora que se procura que la ciencia mediante un método pedagógico de la libertad de aprendizaje y diálogo llegue a todo el que desee obtenerlo, resulta que aquellos que quemaron la biblioteca de Alejandría, son los mismos que nos dejaron 300 años de oscurantismo en la ciencias y los conocimientos del universo, resurgen otra vez con el argumento banal de ser opositores al gobierno, la realidad es que no quieren un pueblo consciente, informado y superado, quieren seguir siendo los únicos poseedores de la erudición para explotar y someter, domesticar y si pudiesen: esclavizar a los habitantes.

Esto se prueba con la línea editorial de Tv Azteca, su dueño el señor Salina Pliego al considerar que los libros de texto gratuitos son un virus del comunismo, este señor que explota a sus trabajadores, extorsiona a sus compradores y miente en sus acciones bursátiles a causa de su ambición desmedida. Por supuesto, que a este hombre le provocaría menos utilidades trabajadores más informados, formados y conscientes de sus derechos, pero para él es mejor que sean desinformados y no tengan acceso a una luz de conocimiento. Motivo por el que saca el capote de esa forma de administración ideológica.

Pregunto: ¿cuál es el maldito delito al enseñar a las y los infantes el respeto digno porque todos somos iguales? ¿no es más dañino a la sociedad el supermachismo dentro de todos los comediantes, narco corridos y choros de internet, donde consideran a otros seres como inferiores? Ante ese teatro los ultraderechistas ni sudan ni se acongojan. Es una ideología desde los apropiantes del mundo.

En cuanto a los politiqueros tanto políticos como chayoteros, buscan que vuelvan los privilegios, no les importa ni la mejora del país ni de la ciencia.

Porque cuando se lleva a cabo una alevosa acción como hacer cenizas los textos, no se busca el bien, lo que se quiere es sepultar la cultura del otro, desaparecerla, hacerla invisible para implantar la propia.

Moises Zepeda Gomez. / Para Horizontes


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