jueves, 26 de agosto de 2010


La tierra de los fantasmas

Lizeth Sevilla
“La realidad como un asunto de canje”
Pero una cosa está clara: si pensamos que un
 enigma no tiene una respuesta, nunca la encontraremos.

Vacas, cerdos, guerras y brujas. Marvin Harris. 

En un día común y corriente, una persona lleva un ritmo de vida cuasi rutinario, a veces pudiera parecer que los hechos se dan lineales y que la vida no tiene ninguna representación que nos sorprenda. Sin embargo, en ese lapso de tiempo resulta que esta persona con carga horaria en los bolsillos, accede al internet para buscar algún artículo, para perder el tiempo en las redes sociales o simplemente porque le da la gana ¿Qué es lo primero que se encuentra? Podríamos hacer un ejercicio literario y ahondar un poco en las posibles opciones; probablemente la página arroje la cantidad de muertos que van por el conflicto de tierra en Tenacatita, tal vez arroje la cifra que el gobierno le otorga anualmente a la investigación en nuestro país o probablemente la explicación social y antropológica de los problemas del narcotráfico y las matanzas que se han vuelto usuales entre los habitantes de este estado en particular. Pero no, lo primero que se topa es con la noticia de que una mujer de Jalisco ha ganado un premio de belleza a nivel mundial. Menuda sorpresa y el asunto se vuelve complicado cuando advertimos que un porcentaje considerable de la sociedad está entusiasmada. En los programas de la televisión no trasmiten otra noticia, en los periódicos dedican planas de "sociales" para difundir este asunto y convocar a las jovencitas a seguir alimentando este fenómeno de inequidad de género. 
A partir de lo anterior surge un arsenal de preguntas que es necesario hacernos como sociedad. Actualizando las circunstancias, están ocurriendo situaciones que verdaderamente deberían captar nuestra atención, todos sabemos que no hay una maquinita de hacer felicidad, qué los problemas son el reflejo de lo que hemos originado con nuestras corrientes del pensamiento y que no necesariamente son paupérrimas o innecesarias, sino que nos convocan a debatir sobre qué modificaciones habría que hacer en el sistema para comenzar a trabajar esos errores que han costado vidas. Pero surge una pregunta, en este proceso en el que nos desarrollamos, convivimos con otros y tratamos de evolucionar en algunos aspectos como contexto, mucho tiene que ver el papel de desempeñan las instituciones y los medios de comunicación para el desarrollo de alternativas, sin embargo, cuando las instituciones están caducando en su estratificación y su funcionamiento, los medios de comunicación perecen frente al consumismo y la publicidad ¿Quién tiene la responsabilidad de continuar con ese trabajo de informar de proponer limpiamente? Naturalmente pensamos en las universidades y surge la otra pregunta ¿Cuánto presupuesto le dan a una universidad para que desarrolle sus actividades de investigación y vinculación? ¿Qué calidad tienen las becas que distribuye el gobierno en las escuelas? ¿Cuántos aranceles tiene que pasar un estudiante para obtener un apoyo económico para sus diversas actividades académicas? Si en el momento de encender el televisor o activar el internet lo primero que vemos es un anuncio sobre la ganadora de un premio superfluo que no trascenderá en los problemas sociales que enfrentamos y que adicionalmente el hecho de que sea de nuestro estado no representa ninguna ventaja sobre los problemas de desnutrición, de educación y cultura, entonces ¿Qué información quiere el gobierno y las demás instituciones que tomemos en cuenta? ¿Los medios de comunicación están realizando su labor de informar al contexto? ¿Qué calidad tiene la información que leemos, qué trascendencia tiene en nuestras vidas? ¿A caso están condicionando el pensamiento de las personas a partir de la no información y el miedo? Viene el bicentenario, muchos pueblos y ciudades se preparan y surgen algunas preguntas para debate, sin embargo, ahora lo preocupa es "quien será la señorita de las fiestas patrias" y la gente permite que sus gobiernos gaste una cantidad interesante de dineros en estos eventos sin trascendencia ni origen en nuestras raíces, nadie se pregunta ¿porqué festejar un bicentenario? ¿Qué no sólo habría de conmemorarse? ¿Somos un pueblo verdaderamente libre e independiente?
Ahora la moda es canjear; disminuir el tiempo de espera para observar resultados, facilitar el consumo a la brevedad y no problematizar, adelgazar en un dos por tres, suplir la comunicación entre dos sujetos por lo que supone hablar con un ente que en apariencia se encuentra del otro lado de la computadora. Canjeamos un premio de belleza e ignoramos los logros científicos (de cualquier índole), canjeamos los programas amarillistas y las notas rojas, dejando perecer suplementos y proyectos interesantes que trasmiten una radiografía de un sector especifico de la sociedad. 
Se termina la jornada de trabajo y lo único que importa es que al día siguiente sucederán las mismas cuestiones y terminaremos produciendo en cantidad y dejando echar a perder el potencial de inteligencia que podríamos explotar. Como en la fisiología, también en la vida común, un músculo que no se usa, se atrofia… aparentemente la sociedad y sus estratos están atrofiándose… ya no sirven. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario