jueves, 26 de agosto de 2010

Motorepartidores un peligro latente para todos

Por: Rodrigo Sánchez Sosa. 

Los hay de todo tipo de mercancías: tortillas, tostadas, pan, pizzas, pollo, cerveza, lonches, medicamentos, abarrotes; sin tomar en cuenta, los notificadores de bancos, aboneros, motopolicías y a los hijos de papi en cuatrimotos y motocicletas de alto cilindraje. Muchos de ellos no utilizan el casco a que les obliga el reglamento de transito, ni respetan los señalamientos, sin olvidar la contaminación auditiva que generan. Al de sobra conocido gusto de la mayoría de circular a altas velocidades por la calles del municipio, se suma en el caso de los primeros citados: la presión del tiempo para hacer sus entregas mercantiles. A todo automovilista del municipio le ha pasado, que un motorepartidor los rebase repentinamente por la derecha, les salga inesperadamente en una esquina en sentido contrario o pase a alta velocidad, casi rozando su auto, dejando al conductor helado. Lo mismo a los peatones al cruzar las calles, una motocicleta apenas los esquiva con una maniobra circense, circulando en sentido contrario a alta velocidad. Por su puesto que todo esto no son tentativas, varios accidentes se han dado y la prensa ha notificado en su momento de los hechos. Son varias las empresas locales que utilizan este tipo de servicio para la distribución de sus mercancías en mayor o menor medida. Es notable, al menos así lo expresa la ciudadanía, la irresponsabilidad de los repartidores de pollo de conocida empresa local; los cuales por regla general, utilizan playera amarilla, y gorra roja, en lugar de casco, por lo cual se les identifica fácilmente. No menos irresponsables, pero más difíciles de identificar, los repartidores de cerveza, de diferentes depósitos. Mención aparte tienen los hijos de papi que en cuatrimotos que pululan por todo el municipio en viajes de placer con sobre cupo en las unidades, claro sin ninguna protección, y en algunos casos haciendo malabares en los vehículos mientras circulan. Las motos de carreras, de potencia análoga al ruido que producen, también son juguetes de estos niños bien que, por fortuna, en menor número se ven en las calles de la localidad, pero que evidentemente son un peligro por su potencia, al utilizarlas en el medio urbano para el que no fueron diseñadas. Habrá que señalar a algunos de los aboneros, que contrario a lo común, son gente adulta, más responsable, que utiliza los implementos de seguridad y conduce con precaución; al no tener la presión del tiempo para su actividad, no ponen en riesgo a peatones ni automovilistas, al menos nadie se a quejado de ellos en la localidad, y se entiende al contrastarlo con los mozalbetes que circulan irresponsablemente ya sea por trabajo o placer en nuestras calles. Este señalamiento, se me había hecho desde hace tiempo para que se publicara, pero no fue hasta que lo experimente yo mismo que me decidí a publicar: una motocicleta de la citada empresa de pollos, casi se estrella conmigo cuando en alto total esperaba la circulación para tomar la calle Venustiano Carranza a la altura de San Miguel, un joven como de 20 años a bordo de una motocicleta con los logos y uniforme de la empresa, pasó a centímetros de mi defensa delantera sin detenerse, a una velocidad no menor de 70 Km por hora, sin no es que más. Si se hubiese estrellado con mi auto seguramente se hubiera lastimado seriamente, y yo sin deberla ni temerla, estaba en alto total como marcaba el disco, habría terminado en la cárcel con todo lo que ello implica. Si hubiera atropellado a esa velocidad a alguien la cosa sería más trágica. Ya me habían rebasado por la derecha, ya me había tocado soportar los malabares de una cuatrimoto y ya me había topado con motocicletas en sentido contrario o pasándose el rojo, pero esto si me dejó helado. Algo que se vuelve cotidiano en el municipio, y que nos pone en peligro a todos. Imaginemos a un niño de tres años enfrentando una motocicleta a esta velocidad, a un anciano o un discapacitado; incluso uno mismo en un descuido y sorpresivamente. Extreme precauciones para el caso, no está de más.

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