viernes, 14 de enero de 2011


EL COMBATE DE CARRIZAL
Por Benjamín Díaz D.

El autor de origen alemán del este, Friedrich Katz, galardonado en México por Miguel de la Madrid con la Orden del Águila Azteca por su biografía sobre Pancho Villa, nos ilustra en su obra La Guerra Secreta en México sobre la enorme influencia que la diplomacia mundial ejerce sobre nuestros asuntos internos. El período histórico en glosa es el álgido acontecer de la revolución mexicana, cronológicamente coincidente con los preámbulos, estallido y desenlace de la Gran Guerra Europea, o Primera Guerra Mundial. En la pugna de las potencias mundiales por influenciar a nuestro país en su favor detalla Katz, con lujo de investigación documental, las intrigas diplomáticas en México, especialmente las alemanas, buscando neutralizar en esa lucha al vecino incómodo e intervencionista: Los Estados Unidos… Es en esta tesitura que nos encontramos con sucesos históricos desconocidos para la mayoría de mexicanos, hechos que inexplicablemente son ocultados o ignorados por la historia oficial mexicana, aún cuando sí existen datos, comprensiblemente no muy objetivos, del otro lado de la frontera.
Allá se conoce este período como The Border War, 1910-1918. En ese lapso, el coloso norteño desplegó cerca de 100,000 soldados a lo ancho de la larga frontera, en vista de las fragorosas acciones revolucionarias mexicanas que en ocasiones seguían los yanquis a simple vista, como fuera el caso en puntos sobre la frontera como Ojinaga, Ciudad Juárez o Nogales. Inevitablemente, surgieron muchos casos de violaciones territoriales de ambas partes -más frecuentes hacia el sur, lamentablemente- mismas que casi siempre son epilogadas por la historia oficial como "resueltas sin llegar a mayores"… La verdad histórica pura es que en algunas de ellas sí se llegó a la lucha armada, como sucedió en la más publicitada de ellas: Columbus, Nuevo México, y que provocara la entrada a México de la llamada Expedición Punitiva invocando un acuerdo de 1890 con Porfirio Díaz, que permitía el cruce en ambos sentidos de fuerzas que combatían apaches; y ni modo de protestar pues meses antes Carranza lo invocó también cuando por el lado americano envió a Calles los refuerzos que le ayudaron en Agua Prieta a propinarle a Villa su derrota definitiva. Expedición que invade México el 14 de marzo de 1916 en persecución de Pancho Villa, y que permaneciera en nuestro suelo hasta febrero de 1917.
Dicha fuerza invasora fue integrada inicialmente por la 8ª. Brigada de 4,800 hombres -número que creció hasta los 10,000- al mando del general John 'Blackjack' Pershing, con base en Fort Bliss (El Paso, TX) misma que por Ciudad Juárez se interna en territorio chihuahuense y establece su cuartel general en la comunidad mormona de Colonia Dublán, cercana a Nuevo Casas Grandes, Chihuahua. Desde allí sus fuerzas buscan infructuosamente por meses al elusivo guerrillero Villa; llegando su avance por el sur hasta Parral donde se produce un tiroteo con tropas enviadas por Carranza, inconforme por la duración de la ocupación yanqui, al mando del general Jacinto B. Treviño quien desde luego envió a Pershing un telegrama advirtiéndole que en lo sucesivo tan sólo podría marchar en una dirección: hacia el norte… De tal suerte que el 18 del mes de junio de 1916, desestima Pershing la advertencia y envía una columna de reconocimiento -con órdenes de evitar el combate- hacia el este sobre Villa Ahumada, Chihuahua. Columna integrada por dos fracciones del 10º Regimiento de Caballería del US Army, regimiento bautizado por el pielrroja como 'The buffalo soldiers', al estar integrado por hombres de raza negra (originalmente con base en Fort Huachuca, entre Nogales y Tombstone en Arizona, regimiento que fue la punta de lanza de la Expedición), unidad donde tan sólo oficiales y clases eran blancos. Mandaba la columna el capitán Charles Trumbull Boyd, cabeza de la 'C Troop', con el teniente Henry R. Adair bajo su mando así como el capitán Lewis S. Morey con su 'K Troop'; haciendo un total de 100 hombres a caballo tan sólo con armas ligeras de reglamento, esto es, el fusil Springfield M1903 en calibre 30-06 y la pistola Colt .45 M1911. El 21 de junio, a unos kilómetros apenas de Villa Ahumada topa Boyd con parte de la Brigada Canales, una fuerza federal carrancista de 150 infantes y jinetes al mando del general de brigada Félix Uresti Gómez.
La víspera de ese día fueron hechos prisioneros por la avanzada de Boyd tres soldados mexicanos que a caballo buscaban ganado extraviado, siendo llevados a su campamento aledaño al rancho Santo Domingo, de propietario yanqui, donde la tropa negra se burló de ellos diciéndoles: "Tu caballo es feo y tu general te uniformó muy chistoso"… Esa misma noche escapan los tres y a su regreso a Ahumada alertan al general Gómez de la cercana presencia yanqui. De inmediato, establece éste un perímetro defensivo frente a la cercana aldea de Carrizal o Carrizalejo, atrincherando su tropa y, disimulando sus ametralladoras de inteligente forma. Al amanecer se presenta allí la columna yanqui pretendiendo obtener libre paso a Villa Ahumada ante el teniente coronel Genovevo Rivas Guillén, segundo al mando de Gómez y enviado para notificar a Boyd su identidad como federales y que regresara a su base pues resistiría su avance. El capitán Morey recuerda a Boyd las órdenes recibidas y la superioridad numérica y táctica del enemigo, a lo que le arguye el superior que es su oportunidad de 'hacer historia', y responde a Rivas despidiéndolo con altanería y desdén. Todavía interviene personalmente el general Gómez más tarde ante la insistencia de pasar y advierte que tiene facultades otorgadas por el Primer Jefe Carranza para impedir por la fuerza cualquier movimiento que no fuera al norte. Contesta Boyd que él, a su vez, tiene órdenes de Pershing de llegar a Ahumada y, además argumenta que "¿para qué son los hombres sino para morir?"… Con esto se rompe el parlamento y regresa Gómez a sus posiciones.
Echan pie a tierra los buffalo soldiers y, desmontados (contrario a la sangrienta y estúpida táctica de Villa), emprenden un vigoroso ataque sobre los mexicanos; en el primer embate cae muerto el capitán Boyd y buen número de sus soldados sorprendidos por el fuego de las ocultas ametralladoras, de las que ellos carecían. Al persistir el ataque yanqui, cae asimismo el general Félix U. Gómez con un tiro en la frente, así como el teniente yanqui Henry Adair. La tropa K de Morey no pudo coordinar su ataque con el de la tropa C, por lo que al verse sin jefes los sobrevivientes de dicha tropa se desbandan y huyen desordenadamente. Toma el mando de la fuerza carrancista el teniente coronel Rivas Guillén que enfrenta ahora a Morey, quien resulta herido cayendo prisionero de los mexicanos junto con la mayoría de la tropa K. Al término del combate se registran las siguientes bajas: Por los atacantes extranjeros resultan muertos 2 oficiales y 14 soldados; un oficial herido, quedando prisioneros otros 23 efectivos yanquis, 17 según sus propias fuentes. En el campo mexicano son también numerosas las bajas: la SEDENA reporta 5 oficiales y 26 soldados muertos, según fuentes americanas éstas llegan a 45 muertos y 43 heridos, fuentes que también exageran los efectivos de los defensores en 'varios cientos' de carrancistas… Aparte del general Félix U. Gómez cayeron allí el capitán Francisco Rodríguez; los tenientes Daniel García, Evaristo Martínez y el subteniente Juan Lerdo. Los encargados de guardar la caballada del 10º huyen al ver el descalabro de su unidad, con lo que se escapa el ganado yanqui y los sobrevivientes fugitivos tendrán que regresar a pie a través del desierto. Esta vergonzosa acción significó el fin de la participación de ese regimiento en la campaña de Pershing, que lo devolvió a Fort Huachuca. Como un gesto de buena voluntad y cachetada con guante blanco, Carranza más tarde entregará los prisioneros a las autoridades norteamericanas, en el puente internacional de Ciudad Juárez.
Y, ¡vaya que Boyd sí hizo historia! A punto estuvo el incidente de provocar un estado de guerra entre ambos países, tal como lo buscaba la diplomacia alemana para amarrar tropas yanquis en el continente y evitar de tal suerte que los EU entraran abiertamente en el conflicto europeo. No funcionó tal estrategia gracias a la astucia y visión de estadista de Venustiano Carranza que conservó contra viento y marea la neutralidad del país, y al pragmatismo político de Woodrow Wilson que supo controlar al fuerte grupo intervencionista gringo y sofrenar los indiscutibles ímpetus militares de 'Blackjack' Pershing, luego comandante de la fuerza expedicionaria yanqui en Francia. En una carta enviada a un familiar se queja éste de 'restricciones' en la siguiente forma: "Un episodio poco inspirador para los escolapios y algunos adultos. Habiendo salido de los Estados Unidos a comernos crudos a los mexicanos, regresamos con la cola entre las patas ante la primera resistencia seria"… El presidente Wilson ya había preparado la solicitud al Congreso de una declaratoria de guerra a México, misma que nunca presentó cuando corroboró que fueron sus fuerzas las que habían iniciado las hostilidades.
En mi experiencia personal, conozco en Monterrey NL una importante avenida y una estación del Metrorey bautizadas en honor del general Félix U. Gómez, 'El Héroe de Carrizal', y supe de honores rendidos en esa ciudad en conmemoración del hecho de armas el pasado 21 de junio de 2010. Fuera de ello, no debe causarme extrañeza que dicho lauro nacional sea prácticamente ignorado por la mayoría del pueblo mexicano y por la historia oficial -hecha por la 'intelectualidá' de izquierda- en la que tan sólo a Villa y Zapata se le rinde pleitesía como héroes, muy convenencieros por cierto. Y digo que no es causa de extrañeza porque, aparte de la muy celebrada victoria del 5 de Mayo en Puebla, ya enterramos de hecho a otras indiscutibles victorias ante el extranjero por el aborrecido Santa Anna en Tampico, El Álamo, Fort Goliad y La Angostura. ¡Como si estuviéramos tan sobrados de éxitos militares ante adversarios foráneos, porque ante los propios hermanos somos unas fieras! ¿Malinchismo? ¿Complejo nacional de inferioridad? Lo cierto es que los mexicanos pensantes ya estamos hartos de 'derrotas gloriosas', incluyendo a la 'decepción nacional' de fútbol…

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