viernes, 14 de enero de 2011


La tierra de los fantasmas

Lizeth Sevilla

1320 horas en la rutina de un hombre

Y si despierto soldada a la jauría que es tu cuerpo Leticia Cortés

La real academia de la lengua española es irrevocable… define amor como ese acto de expresiones, caricias y requiebros; menudo asunto el de los requiebros ¿Cuántas veces en la vida, uno se requiebra frente a una persona que desea formar parte de todo lo que nos fundamenta. Es sencillo, nos encontramos en algún paraje, nos miramos a los ojos y creamos para nuestra conveniencia, rituales que parezcan imperecederos, pero que tengan un límite de tiempo. Nos decimos a los ojos la vida misma, nos la contamos rápidamente antes de que se meta el sol, compartimos las líneas de la mano, nos dedicamos canciones mientras manejamos al fin del mundo y sus misterios. A veces, cuando nos armamos de valor, nos detenemos y nos decimos cuánto quisiéramos pasar un instante, un sólo instante frente a las miradas de terceros o de cuartos, que ansían nuestra quietud y complicidad. Pero sólo quisiéramos, conjugar verbos parece tan sencillo, pero llevarlos a los límites de la realidad supone otras crisis y renunciamientos.
Después nos tocamos las almas, cruzamos las manos y las piernas, nos perdemos en los secretos del pudor y dejamos embarrados en el pavimento un sinfín de fantasmas que se han colado en los almanaques de nuestra historia -la que borramos a diario para no repetirla-. Señalamos a nuestras gentes, las hacemos partícipes, las invitamos a celebrar de nuestra paradójica alegría; seguimos bebiéndonos de un sólo sorbo nuestras pieles, creamos máscaras para hacernos digeribles el uno del otro.
Conforme pasa el tiempo, las horas, los días nos hacemos diferentes, gigantes conviviendo en un planeta paupérrimo de ideales para andar la tierra, que dictan manuales para las querencias de los hombres, que suponen reglas para la decencia y la mesura -lo que sea que signifique-. Nos damos tiempo para salir de nosotros mismos, en un bar, en una librería, en el café con los amigos que andan huyendo de sí mismos y sus iguales que dejaron en la cama; pedimos los miércoles y viernes para contemplarnos en otras trincheras, prometemos fines de semana con la colección de valores universales que ha dictado la sociedad a través del tiempo y hacemos del amor inicial un asunto neoliberalista.
Corremos todos a las orillas de las ciudades a vomitar rutina y estupor, ponemos en los portales de las ciudades convocatorias para tener uno que otro amante, para crear con ellos nuevas caricias que nos vuelvan al ruedo, que nos hagan componer poesía nueva.
En los recovecos de la noche, enunciamos tratados para no castrar la pasión por los hombres y a cuentagotas desciframos el tiempo que pedimos a manos llenas -nueva ilusión óptica-.
Pero en estas cosas hay algo irrefutable: nada de esto sirve, volvemos a los miradores viudos de todo, manejamos a pueblos y ciudades con la consigna de que encontraremos algo en algún momento del paraje, quizá, como decía un viejo amigo, en el trayecto nos demos cuenta de que pasamos buena parte de la vida coleccionando camas, pero llega el momento, el imprudente momento en que tenemos la necesidad de disfrutar la que tenemos en el ahora y queremos, como escribió Leticia Cortés, amanecer soldados a su cuerpo.



4 comentarios:

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  2. Que paso mi Sinonimo usas un lenguje que no es lenguistico. Por eso no logras entender mi querido Sinonimo inrespetuoso. A una dama nunca se le ofende sin ninguna excusa. .Mejor dile todo eso a el que comenta extractos de la Jornada. Y expresate con educacion o mejor no opines

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  3. Por ignorantes y cobardes como tu está el país está como está. El pendejo eres tu que no entiendes las buenas letras. Pero es normal en ti,no te preocupes la miel no se hizo para el hocico de los burros.

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  4. Si, es lamentable como cobardes que no dan la cara se atreven a atacar a una de las mejores colaboradoras de horizontes, es una delicia leerla. Tiene razón el señor Rodriguez en cuanto a su apreciación sobre este sujeto, por eso efectivamente no le entiende a lizeth, la miel no se hizo para el hocico de los burros. jajaja

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