viernes, 19 de agosto de 2011

A GUA ZARCA

Por Remigio Godoy

TODO EXTREMO ES MALO.


La intolerancia puede ser definida aproximadamente como la indignación de los hombres que no tienen opiniones. Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.

Reciba un respetuoso saludo, estimado lector, esta semana que ya pasamos de la mitad del octavo mes del año y poco a poco nos acercamos al mes de Septiembre, mes patrio.

EL EXTREMISMO, MAL DE NUESTRO TIEMPO




José Alvano Pérez, Mexicano, estudiante de química, becado en España, ultra católico, fue detenido esta semana, por sospecha de planear atentados en contra de aquellos que se oponen a la visita del Papa Benedicto XVI a España.
La noticia realmente me lleno de sorpresa, tanto por el hecho que planeaba realizar este joven de solo 24 años de edad, sino también, por el hecho de que este evento sucede en un momento en el que el mundo se ve rodeado, cada vez en mayor medida de individuos que pretenden imponer sus puntos de vista con acciones cada día más contundentes y radicales.
Uno podría pensar que esa actitud, es quizá más probable que sea tomada por personas que profesan determinadas religiones, como los musulmanes, pero la realidad nos muestra que cualquier individuo puede caer en el radicalismo.
El caso del mexicano, no obstante, es preocupante, pues justo cuando la iglesia católica pugna por asumir una postura Ecuménica, es decir, una postura que respete la existencia de otros credos y cuando inclusive el Cardenal Norberto Rivera Carrera, no conocido propiamente por su tolerancia y apertura en muchos temas, llama a los católicos a ejercer y respetar la libertad de culto, es decir a respetar que las personas escojan libremente la forma de vivir su espiritualidad.
Por ello, la existencia de expresiones como la del joven Alvano Pérez, desconcierta y preocupa.

ECOS DE OTROS TIEMPOS

En el año de 1926, se desato un conflicto religioso en el país, que enfrento al credo con el Estado Mexicano, en una guerra sanguinaria, cruel y fratricida, que no dejo sino, muerte y desolación en el campo mexicano, fue en momentos, una guerra santa, y en la locura y sin razón que acarrea toda guerra, murieron hombres y mujeres, niños, sacerdotes y militares, todos mexicanos, todos, hijos de esta tierra.
Al margen de estar de acuerdo o no con la postura que ese momento asumió la Iglesia católica, de incitar a la violencia a los católicos y de considerarla licita, incluso con la aprobación de la Santa Sede, en incuestionable que, la chispa que permitió que un conflicto de este tipo prendiera, lo fue, la intolerancia de uno y otro bando de reconocer la postura del otro.
Y es que negar la posibilidad de dialogo, negar la existencia de otro y con eso de sus ideas, traerá necesariamente aparejada la imposibilidad de encontrar puntos intermedios o comunes en los que todos podamos confluir.

LA TOLERANCIA COMO VALOR DEMOCRÁTICO

Isidro H. Cisneros, hace una interesante reflexión sobre la tolerancia, como valor indispensable para la vida en Democracia y define a esta como:
"La tolerancia, en tanto valor democrático es la pluralidad de puntos de vista. Concebir la tolerancia como un "valor" nos remite al problema de la "verdad" o, más concretamente, de la "relatividad de la verdad". En esta concepción, en efecto, la tolerancia aparece principalmente como un discurso sobre la naturaleza de la verdad. De acuerdo con esto, en una democracia "la verdad" sólo puede ser alcanzada por la confrontación o la síntesis de diversas verdades parciales."
Ya que, nadie puede pretender poseer la verdad absoluta.
Si no se acepta la pluralidad sólo quedará el camino de la persecución política e ideológica. La experiencia histórica ha demostrado trágicamente que la intolerancia --transformada en forma de gobierno que implementa políticas discriminatorias-- nunca ha sido capaz de obtener los resultados que se propone en el largo plazo. El caso del apartheid sudafricano fue quizás uno de los más significativos. Contrariamente, la tolerancia va aparejada con el principio de la libertad en la medida en que permite el desarrollo de un "ámbito de inmunidad" que protege las decisiones del individuo en contra de los abusos de cualquier tipo de poder (siempre que no atenten contra los derechos de los otros individuos). En este sentido, la tolerancia también ha representado históricamente el método de la persuasión respecto a su contrario: el método de la fuerza o de la coacción. En tal perspectiva, resulta evidente que detrás de la tolerancia como virtud cívica no es posible encontrar solamente la aceptación pasiva y resignada del error, sino que existe además la posibilidad de que los individuos tengan una "actitud crítica" basada en el uso de la razón, aceptando por tanto la racionalidad del otro, del diferente.
La tarea de la política en una democracia consiste en garantizar --con las leyes-- el respeto y la promoción de los valores cívicos que están comprendidos en el precepto de la tolerancia entre los ciudadanos. Es importante precisar que el tolerante debe rechazar conscientemente la violencia como medio privilegiado para obtener el triunfo de sus ideas subordinando a los demás a su propia concepción. El concepto de tolerancia en su significado moderno debe ser referido al problema de la convivencia entre minorías étnicas, culturales, lingüísticas o religiosas, es decir, debe relacionarse con el "problema del diverso".
La tolerancia hace hincapié no en la exclusión, sino en la inclusión del mayor número de iniciativas y puntos de vista en la construcción democrática. Podríamos concluir señalando que la tolerancia, en síntesis, es un conjunto de principios de la convivencia civil que están representados en la famosa expresión de Aristóteles según la cual el hombre es un zoon politikón, es decir, un ser que aspira a la asociación urbana o, dicho más simplemente, un ser que aspira a ser un ciudadano.
Es el tiempo de poner atención en este asunto, o el 2012, nos podría acarrear a una lucha, donde los actores políticos con un simplismo tan propio de ellos, resuman todo a la lucha del "pueblo pobre y bueno contra el rico mafioso y malo" y eso no nos llevara a ningún lado.

Zurrapas

Calle Lunar: La ultima cuadra de la calle Celso Vizcaíno, presente, tanto en su cruce con Bernabé Bobadilla, como cerca del cruce con Pedro Moreno, enormes baches que asemejan cráteres lunares, y esperan pacientemente que vuelva a ser presidente municipal el Buenazo de Andrés, a ver si él si los arregla, porque el Teniente Coronel no se ensucia arreglando obras ajenas.
Escalera: Ya le había compartido que la última cuadra de la Calle Nicolás Bravo presenta un deterioro evidente, pues la esquina de la misma, en donde confluyen Álvaro Obregón y José Antonio Flores, tiene un desnivel de aproximadamente cuarenta centímetros, que hace imposible el transito en vehículos de pequeño tamaño, pero ya casi lo arreglan, nada más que esa zona sea turística y listo.
Santas Participaciones: Si los cálculos del poco sobrio Gobernador son correctos y los municipios del estado dejan de recibir participaciones no solo por el cobro de tenencia, que ya no existirá el próximo año y del Impuesto Especial sobre Producción en el caso de Gasolinas, la comuna Sayulense dejara de ver algo así como $ 2,960, 250 (Dos Millones Novecientos Sesenta Mil Doscientos Cincuenta pesos) y eso al final pesa.
Sigo recibiendo sus comentarios en el correo electrónico remigio.godoy.sayula@gmail.com un saludo y nos leemos la próxima semana.

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