jueves, 9 de febrero de 2012


Madre e hijo electrocutados, claman justicia
¿De quién fue la responsabilidad? ¿Por qué el cable estuvo chicoteando casi 24 horas y nadie hizo nada? ¿Por qué Protección Civil no dimensionó el daño e hizo su trabajo?

(Josè Isabeles).-Mi colega Francisco Israel Orozco López me comentaba sobre una familia que dadas sus condiciones, deberíamos apoyar. Sugería una visita un fin de semana. Había qué recurrir personalmente al caso y el sábado 04 de febrero pasado ambos nos dimos cita con la familia. Gracias a Carlos Preciado ubicamos el domicilio y a las personas. ¿Recuerda usted a la madre e hijo electrocutados gracias a un cable de alta tensión que Comisión Federal de Electricidad (CFE) ignoró? De ellos se trata.
El 26 de septiembre 2011, la madre y su hijo Jonathan de apenas 6 años de edad se dirigían rumbo a la escuela Jacinto Cortina en un día normal. Jonathan tomaría clases como hacía todos los días. Casi en la esquina de la calle Constitución y Quintana Roo, en Sayula, se encontraron con un cable de alta tensión colgando (que ya varios vecinos habían reportado y ni CFE ni el Ayuntamiento hicieron algo), y un pobre señalamiento de precaución. Sucede que bajaron de la banqueta rodeando el poste, al reincorporarse y sin haber tocado el cable siquiera y habiendo avanzado unos 2 metros, comenzó Jonathan a sentir la descarga eléctrica y enseguida su madre. Ambos cayeron al piso electrocutados.
Lastimosamente nunca llegó la ambulancia. Un civil tuvo que llevarlos al hospital para inmediatamente trasladarlos a Guadalajara. A ella le internaron en el Hospital Civil viejo durante 4 días, mientras que Jonathan estuvo mes y medio en el Hospital Civil nuevo. Para empezar, la pregunta es: ¿por qué no llegó ambulancia alguna? ¿Se encontraba en traslado o cumpliendo favores? ¿Por qué Protección Civil no fue buena para prevenir esta desgracia?
La madre sufrió quemaduras en parte de su estómago, costillas y brazos; mientras que Jonathan de apenas 6 años sufrió quemaduras de tercer grado en ambos brazos, y derivando en que la descarga eléctrica saliera por sus testículos. A Jonathan estuvieron a punto de amputarle el brazo derecho, afortunadamente no sucedió; lamentablemente un dedo sí tuvo qué serle removido.
Tras la descarga eléctrica, la madre de Jonathan dejaba ir humo por su cabeza, según los testigos; a la fecha tiene mareos constantes y dolores de cabeza, para lo que tiene que realizarse chequeos médicos de consideración. Jonathan, apenas un niño, vive feliz deseando ir de nuevo a clases, juega y corre como cualquiera, sin saber las consecuencias de estos hechos. Desde luego, el daño psicológico ya está hecho, y el deterioro es irreparable.
En medio de un mar de inclemencias, la familia ha tenido que sortear obstáculos para atenciones médicas. La CFE se ha desentendido de este asunto y solo ha querido ofrecer 350 mil pesos y punto. Ahora la maestra de Jonathan en Jacinto Cortina no quiere aceptarlo de nuevo en clases (del lado de "las niñas"). Ni el alcalde Samuel Rivas Peña (PRD) ni nadie del Ayuntamiento ha sido bueno para acercarse a la familia y brindarles apoyo. La familia se ha visto en la necesidad de acudir a Guadalajara casi cada ocho días y los ingresos del padre que labora en la construcción, se destinan prácticamente en su totalidad a estos menesteres.
Mientras la madre por igual tiene qué someterse a estudios médicos, ambos padres exigen el apoyo de las autoridades. Más allá de las muestras de solidaridad que han recibido de vecinos y amigos, exhortan a la autoridad correspondiente a asumir su responsabilidad. ¿De quién fue la culpa (o responsabilidad)? ¿Por qué el cable estuvo chicoteando casi 24 horas y nadie hizo algo? ¿Por qué Protección Civil no dimensionó el daño e hizo bien su trabajo? ¿Quién se hará cargo del tratamiento médico de madre e hijo así como del tratamiento psicológico de por vida? ¿Cómo explicarle a Jonathan que su vida ya no será la misma gracias a esta negligencia?
Tras cinco meses de desconsuelos y penurias, y sin saber qué hacer mucho menos qué les depare el destino, la invitación que hacemos a todos por este medio es a sumarnos y apoyar de alguna manera a la familia. Divulguemos el caso como lo hemos estado haciendo por una parte en Internet y redes sociales, medios a través de los cuales ha encontrado solidaridad y ha tenido eco. Exclamemos juntos ¡dónde carajos está la autoridad!, ¡dónde la justicia!, ¡ya basta de negligencias!

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