jueves, 20 de diciembre de 2012

Refrescos, peligrosas bebidas para la salud de niños y adultos
Se ha informado recientemente que se pretende añadir un impuesto más gravoso a los refrescos, ya que su consumo crece día con día entre la población. Y quizá no esté tan descabellada dicha medida, ya que mucha gente prefiere beber mejor un refresco, sobre todo de cola, a ingerir agua pura. Y es muy probable que debido a esto sea más que alarmante comprobar cómo se incrementa día a día el número de personas con males renales, pero peor aún, es que la cifra crece entre adolescentes y jóvenes, pues de acuerdo a estudiosos del caso de los males de riñón entre gran parte de la población se debe a que el refresco se toma como sustituto del agua; todo, por una idea deformada generada por la publicidad y en muchos de los casos por la poca información cultural de quienes prefieren refresco en vez de agua.
Es triste ver cómo muchos padres de familia acostumbran a sus hijos desde temprana a edad a que consuman refrescos en vez de agua, sobre todo a la hora de la comida, y más triste todavía que la cadena crece, ya que ésos hijos al crecer y tener los suyos siguen con la misma norma induciendo a sus retoños a ingerir bebidas gaseosas que, según los expertos del tema, no contienen ningún tipo de nutrientes y que más que algún bien al organismo lo dañan en cierta forma por sus altos contenidos químicos entre los saborizantes artificiales, y los que supuestamente son inocuos para el organismo humano, tampoco ningún beneficio le aportan, así lo diga en la etiqueta de la bebida.
Un jubilado del ferrocarril cuando joven físicamente, se vanagloriaba de tomarse diariamente hasta cuatro refrescos de cola familiares, de aquellos que se anunciaban que rendían hasta cuatro vasos, y al preguntarle que si no tomaba agua, decía que para qué, que con sus "cocas" tenía; ya una vez que anduvo en el camino, igual, no cargaba su garrafón de agua como se acostumbraba entre la mayoría de camineros, afirmaba que con sus dos refrescos la hacía en el viaje. Pues bien: Ya tiene más de veinte años que se enfermó de los riñones. Primeramente se le administraban diálisis en su propia casa y por su misma familia, por lo que ya no pudo seguir trabajando, pero afortunadamente logró que lo pensionaran y después lo jubilara la empresa ferroviaria. Luego, como su mal se agravó, ya tiene más de diez años acudiendo cada tercer día al IMSS a la práctica de hemodiálisis, y más de cinco que le tuvieron que extirpar los riñones porque ya se le habían atrofiado. Comentaba que se los enseñaron y que parecían como ciruelas pasas, igual en tamaño y color. Comenta este pensionado y jubilado que cierta vez al estar en una sesión de hemodiálisis hizo una especie de labor reporteril preguntándole a sus compañeros de dolor que ahí se encontraban para recibir el mismo tratamiento, que si su mal había empezado igual que el de él: por no tomar agua y refresco sí, y la respuesta de los otros enfermos fue afirmativa, inclusive coincidieron en el gusto del refresco: de cola.
Sin embargo, lo más grave será que de incrementarse el precio de los refrescos lesionará todavía más el bolsillo de gran parte de la población que ya tiene muy arraigado el gusto por las bebidas gaseosas, porque de todos modos seguirán con su costumbre de ingerirlos; y lo peor: a la hora de los sagrados alimentos. Un ama de casa se quejaba de que no tenía gas y que ya le había llegado el recibo de la luz y que no tenía dinero para pagarlos. Pero de su bolsa del mandado sobresalían dos grandes refrescos de cola. Al preguntarle al respecto, adujo que iba a llegar muy acalorada a su casa y nada como un buen vaso con su refresco favorito para calmar su acaloramiento y sed y para la hora de la comida, ya que sus hijos no comían si no estaba su refresco al lado de su plato. Al cuestionarle cuánto le costaba esa porquería, dijo que algo así como 15 pesos, pues ahí está el pago del gas y la luz, se le dijo. Extrañada por dicho comentario preguntó que cómo que ahí estaba el pago, sí, si compra dos de esos refrescos diariamente gasta 30 pesos diarios, ahora multiplíquelos por los 30 días del mes y verá que ahí tiene el pago de la luz, gas, agua, teléfono, etcétera, ya que le daba la cantidad de 900 pesos que gastaba cada mes en sus refrescos diarios.
Eso del pago diario en refrescos entre las familias mexicanas, es un gasto hormiga que por lo regular no se siente hasta que se ponen a pensar al respecto o alguien se los dice o toman propia conciencia sobre lo mismo, pero pensar más sobre el daño que causan a su salud. Pero en fin. Sea pues. Vale. (Sergio Mejía Cano)(Foro Notisistema)

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