viernes, 31 de enero de 2014

Nelson Mandela, el gran estadista

Por Leo
Nelson Mandela el mas grande político de nuestro tiempo, el estadista sudafricano que cambio la historia de su país ha dejado de existir el mes de noviembre. Del 2013. Los medios informativos en español por poco les pasa desapercibido tan grade pérdida de ejemplos de cualquier ángulo que se le mire con una paciencia enorme que cualquier ser humano pueda tan solo tener una pisca.  Lleno de virtudes inimaginables. Me dio tristeza como nosotros no le dimos la importancia que se merecía. Aquí lo opacó totalmente los festejos que se le hicieron a "la  diva de la banda" en su primer año luctuoso. Un festejo que duro mas que la cuaresma y con tanto alharaca que por poco la resucitan con tamaño escándalo, pero ese es nuestro etiqueta cultural, aquí y a nivel nacional con nuestra cadena de enajenación; Univisión y otras como Televisa que también cantan corridos y rancheras. Mandela fue una persona inigualable y lloverán muchas veces para que un personaje que con su inteligencia habilidad, valentía, honestidad, y alto grado de determinación, fe y entereza pueda aparecer en estos tiempos tan confusos donde tenemos que mentir, estafar, abusar de los mas débiles para poder hacer riqueza y tener poder.
    El tuvo la visión y voluntad de poder vencer al opresor a base de sumisión y adaptación. A  poder vivir él en una celda de cuatro por tres metros  donde normalmente se encierra a una fiera salvaje para ser sometida al yugo del domador. Un lugar húmedo, pestilente, con tan solo un puño de paja como lecho pegado a un sanitario que nomás el nombre tenia.Sometido a trabajos forzados donde el Apartheidman tenía a  sus prisioneros políticos, esos politicos anormales para el sistema de ese tiempo, esos politicos incómodos como solia decir Carlitos. Ahi mismo en esas precarias condiciones en la prisión de Robben Island, donde acechaban celosamente todo tipo de animales anfibios mortales que resguardaban dicha prision.
    Mandela llego, mejor dicho lo llevaron en el año de 1964 tras ser sentenciado a tiempo perpetuo en ese cubil donde no tenia permiso de hablar, estaba casi incommunicado, con tan solo unos minutos cada medio año y tenia el derecho de recibir una carta cada seis meses o escribir dos por año las cuales eran revisadas celosamente  para no permitirle hablar de politica por ningun medio. En esas circunstancias otro hubiese enloquecido cuando menos, porque para muchos la muerte era la única forma de salir de ahi. El en cambio meditó, asimiló lo mejor que pudo su situacion acomodó sus pensamientos, sus ideales sus planes porque al parecer nunca perdio la nocion de lo que queria hacer, su objetividad en su auto analisis sus fundamentos esenciales de lo que queria para su pais sin ser radical en sus covicciones, ni dejar que la perspectiva de otros de su partido de hacer una Africa para los puros africanos lo influenciara y le sembraran el rencor y la idea de si se pudiese acabar con todos los blancos arrojándolos al mar abierto, lo hiciera.
    El no comulgaba con eso. El creia en un cambio diplomático, una transición pacifica una misión casi imposible que solamente un milagro podria comvertir ese esenario de terror, de repriminacion hacia la comunidad negra. Pero alli, ahi surgio todo, le tomaron meses, años, décadas de que su idea seria eficaz, demostrar que la violencia genera mas violencia y habría que renunciar a ella y preferir hacer caminos que los llevaran a un acuerdo y hacer  entender que las cosas no eran así, que una minoría blanca tal vez el 10 % que tenia el poder y que abusaba indiscriminadamente del 90 % que eran negros. Tenia que convencer primero a sus compañeros de prision, despues a los de su partido y por último y lo más dificil, a los del poder que vivían en el exterior. Y lo logró para eso estudió y se recibió de abogado por ahi de los años setentas y asi fue imponiendo sus ideas y rompiendo poco a poco esas cadenas de odio, de opresión y detestad mutual, cambiando el clima de la filosofia de Apartheid que había sido proclamada con anterioridad por su progenitor intelectual Hendrick Verwoerd en 1948 fue bien recibida por unanimidad de los blancos en las elecciones de ese mismo año.
     Lo que hizo Madiba como lo llamaban sus allegados y familiares se me asemeja a esas señoras que tejen persistentemente alguna prenda hecha de estambre donde acorde con las agujas le ponen el corazón, el cariño , el alma a tal prenda hecha con sus manos teniendo la certeza de que todo va a salir como se es previsto y que al final también es esperada incógnitamente por la intriga de saber cual familiar  o un amigo querido cercano queriendo adivinar para quien será esa valiosa prenda de arte hecha con ese tesón y esmero dejando en ella un pedacito de si misma  y un dedicado amor especial y con la convicción de que el agraciado la va a disfrutar muchas mas  que si esta fuera una prenda de las mas finas sedas del mundo hechas  por las marcas mas reconocidas.
    Así pues Nelson Mandela cuando llegó al poder él ya era una celebridad tanto en la comunidad negra como en la blanca y nunca perdió piso y no se perpetuó como muchos de sus partidarios se lo pedían y como tantos lo han hecho en otros países: Stalin, Mao, Chávez, los Castro y ahora Morales y Maduro lo intentan. A Mandela no lo mareó esa admiración mística de antología, esa devoción tan natural que sólo unos cuantos en siglos pueden despertar haciendo más que una religión, algo única, sobrenatural. Sorprendiendo a todos cuando acabó su mandato volvió a la aldea de donde eran oriundo sus ancestros.
     Mandela fue un ejemplo que como les decía al principio de este comentario, no se valió de artimañas para que la gente lo venerara ni sirvió a los privilegiados para ganar riquezas al contrario pidió tolerancia y bienestar para combinar los dos colores opuesto que contrastaban en lo real y en lo simbólico,  evitar que el  contraste se ensanchara para tornarse mas estrecho y así tener una vida mejor todo a base de humildad, unidad y perseverancia que se necesita para cambiar la historia. Descanse en paz Nelson Mandela, el gran estadista.

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