jueves, 28 de agosto de 2014

México, botín de buitres y depredadores
Por Federico Estrada Valera  Cronista de Sayula
¿Un soldado en cada hijo te dió...?
Luego que los gringos nos robaron más de media nación, nuestro país entró en una depresión lastimosa, nos gobernaba el general José Joaquín de Herrera (1848-1851), en ese corto período hubo más de treinta levantamientos y asonadas de militares, los que causaron tanto daño a la República, como lo habían causado los chacales norteamericanos.
Todos los políticos de entonces querían «salvar a la patria» por la vía de la violencia y las proclamas, mientras en nuestras fronteras nos invadían las hordas de apaches, pieles rojas y otros nómadas por el norte, se atrevían a depredar hasta el estado de Durango.
Por el sur, los indios mayas, oprimidos y esclavizados se rebelaban armados por traficantes ingleses quienes les facilitaban pertrechos para debilitar al gobierno.
Escaso de recursos, el gobierno no alcanzaba a otorgar ni seguridad ni garantías a los caminos nacionales, que hervían de maleantes, salteadores y secuestradores y en los pueblos los caciques se convertían en «señores de horca y cuchillo», con derechos de pernada y nadie se oponía. El colmo era que hasta mercenarios del ejército de los E.U., se habían desertado junto a prófugos de la justicia y dominaban extensos territorios de los estados. Por esos mismos años, en 1848, en los territorios que se robaron los puritanos gringos, (la alta California), se descubrieron sorprendentes placeres de oro, en predios de mexicanos que perecieron o fueron desterrados por miles de aventureros que anhelaban una gran fortuna.  Con más de 100 millones de colonos que había recibido el país gringo pocos años atras, se dejaron ir a la conquista del oeste los más ambiciosos, audaces y miserables de todas las nacionalidades, luego se inició la gran caravana de prostitutas, tahúres, prófugos de la justicia, inconformes, fracasados estafadores, los más desechos sociales, que competían con la ley del más fuerte, para desalojar a los genuinos propietarios o los que habían llegado primero.
Esta carrera migratoria no disminuyó pronto, duró varios años ese delirio por el oro y así, se abrieron nuevas carreteras, y desde el oeste y el sur de los E.U. llegaban nuevas oleadas de desheredados.
Así, la llamada fiebre de oro, dio lugar a la creación de nuevas rutas de navegación, por descontado se da, que surgieron miles de empleos para abastecer, alimento, viviendas, transportes, cabalgaduras, armas, herramientas y todo lo que es necesario para vivir.  Ello explica que la ganadería y los millones de cabezas de ganado vacuno llevados de otros lados, dieron lugar a los vaqueros, exploradores y la necesaria creación de las vías ferreas que empezaron a atravesar de norte a sur y del esta al oeste de E.U.
Los estados del norte de México, sufrieron de inmediato, de sus familias, algunos, también se fueron a buscar el oro y se despoblaron sus pueblos, así Chihuahua y Sonora quedaron altamente inseguros pues los que no se fueron eran atacados y las mujeres secuestradas por los indios apaches ya que no había quienes los defendieran y con ello se despoblaron más todavía.
La iglesia de aquel entonces fue la responsable de que el norte y otras zonas del país no se poblaran, pues siempre PROHIBIO que vinieran europeos no católicos, llegaron a haber solicitudes de franceses, alemanes y de otras nacionalidades incluyendo italianos por más de diez millones, sólo unos cuantos pudieron traerse a Veracruz (franceses) pero los gobiernos tan inestables y tan  jodidos, los dejaron a la deriva y no les cumplieron con las ayudas para que se instalaran y pudieran explotar las selvas (muchos de ellos murieron pues sólo comían plátanos).
En cambio los norteamericanos recibieron màs de 100 millones de inmigrantes, de la religión que fuera, y con esos mismos nos invadieron y poblaron Texas, Nuevo México, Colorado, California, Etc.. Desde entonces, los mexicanos sólo recibían promesas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario